Significado de estupro Definición, diferencia, víctima, justicia y escrache
Licenciada en Derecho
1. El estupro es un crimen de naturaleza sexual caracterizado por cualquier tipo de contacto carnal en el que la penetración se produce con cualquier parte del cuerpo o con un objeto sin el consentimiento de una de las partes, es decir, producido sin la debida comprensión de la persona respecto del acto, bajo amenazas o con la aplicación de la fuerza física.
2. Relación sexual calificada como inapropiada independientemente del consentimiento entre las partes, practicada con un adolescente antes de cumplir la mayoría de edad, de acuerdo al sistema jurídico local (en la mayoría de los países comprende a los menores de 18 años).
Etimología: Por el latín stuprum, sobre el verbo stuprāre, asociado en su origen con el acto de violación en sí mismo y el daño a la honra de la víctima.
Cat. gramatical: Sustantivo masc.
En sílabas: es-tu-pro.
Estupro
Definición formal
El estupro es un delito con serias implicaciones éticas, sobre todo en el mundo occidental, que ocurre cuando un individuo que posee la mayoría de edad incurre en un vínculo de índole sexual con un menor, quien por lo general está atravesando la etapa adolescente (entendiendo a la víctima como un menor entre los 12 y 18 años, indicando que estas referencias pueden variar dependiendo de las leyes locales que rigen cada país), observando y dejando en claro que se trata de una relación consensual, de este modo se lo diferencia puntualmente del delito de violación, lo cual es importante identificar porque suele confundirse.
Etimológicamente, tiene raíz en el latín stuprum, sobre la idea de deshonor y el ejercicio de fuerza sobre alguien más débil, al respecto del cual la propia RAE asocia incorrectamente con la palabra violación como si se tratara de lo mismo, cuando existen connotaciones para cada caso incluso desde su origen latino.
El estupro es un delito porque se tiene como referencia que el adulto tiene plena consciencia de sus actos sexuales, mientras que la víctima no tiene aún la suficiente capacidad para entender la realidad, precisamente porque está en etapa de formación y crecimiento. De este modo queda en evidencia una clara desigualdad, en la que una parte tiene herramientas para manipular o aprovecharse de la otra.
La edad para considerar un acto sexual como estupro varía en diversos países, y también tiene variaciones culturales, pues en ciertas naciones son habituales las amplias diferencias de edad entre las parejas. No obstante, en los países occidentales este es un delito severamente castigado.
Un sistema que esté preparado para proteger a la víctima
Se considera que si una persona tiene relaciones sexuales con alguien menor de edad, se está aprovechando de la inmadurez de ésta última. En otras palabras, que al no tener la edad suficiente la víctima es engañada. También, se considera que el estupro genera severos daños psicológicos y emocionales en la víctima; la relación sexual no es sana y, por lo general, solo busca el placer erótico del victimario.
Por lo antes dicho, se necesita de un sistema legal que busque proteger a quien padece este delito. Muchas veces, los jóvenes que sufren este problema no quieren hablar del tema por sentirse culpables de lo ocurrido. El hecho de que no hayan mostrado resistencia, los hace pensar que en cierta medida también son culpables de lo sucedido.
Pero el estupro precisamente busca cuidar a la víctima considerando su poca capacidad para entender que ha sido víctima de un abuso. Por ello, se requiere no solo de apoyo legal, sino también de índole psicológico.
Primero que nada, la víctima debe saber que ha sido objeto de un delito sexual. Además, necesita colaboración para entender que lo sucedido no es su culpa. Y que no debe permitir que el acto cometido en su contra se quede sin ser juzgado.
Diferencia entre estupro, violación, pedofilia y pederastia
Es importante tener en claro estas diferencias. ¿La razón? Pues, todos son delitos de índole sexual cuyos límites a veces son difusos. Es así como cada uno contempla penas y procedimientos legales particulares.
Como ya hemos indicado, el estupro es un delito que implica el acto sexual entre alguien adulto y un menor. No hay acto forzado y el sexo es consensual, pero se identifica que el menor de edad que no tiene la madurez y consciencia para saber las implicaciones y consecuencias de un contacto de este tipo. Se considera que quien perpetra el estupro engaña a su víctima. Por ello, es un acto penalizado y fuertemente castigado. Con la penalización del estupro, se procura proteger a los menores de sufrir las secuelas psicológicas posteriores a este delito. Desde estos principios, en las líneas siguientes se evidencia su diferencia al respecto de otros términos esenciales dentro de la categoría de delitos sexuales contemplados a nivel jurídico.
Violación y estupro
Una violación es un tipo de agresión sexual. Se considera que un violador desea causar daño a su víctima, y no solo obtener placer sexual. Es un acto que ocurre por medio de la fuerza, donde la víctima deja en claro que no desea participar en el coito. Pero aun así, el victimario obliga a que el contacto sexual suceda aunque haya resistencia.
En una violación no hay sexo consensuado, tampoco hay engaño por parte de quien comete el delito para convencer por artimañas a su víctima. En reiteradas ocasiones las violaciones suceden en escenarios de secuestros o gracias a los efectos de las sustancias estupefacientes. En definición, se considera violación cuando la víctima tiene relaciones sexuales por medio de amenazas y violencia.
Un dato importante es que la violación no tiene una edad específica. Es un delito que sucede entre personas de cualquier edad o sexo. Su característica distintiva es que el coito ocurre por medio de la fuerza y en contra de la voluntad de la víctima.
Pedofilia y estupro
Es un delito muy grave. En principio, se trata de un término proveniente de la psicología. La pedofilia es considerada una parafilia: “es la excitación sexual por niños”. No es normal que se tenga este deseo sexual por quienes están en edad impúber. El crimen radica en que el contacto sexual entre un adulto y un niño deja terribles secuelas psicológicas en el pequeño.
Se considera que ocurre un acto de pedofilia cuando el afectado es alguien en edad infantil, es decir, que aún no llega a la pubertad. Sobre esto, la edad es variable, pero hay cierto consenso en declarar que ocurre en víctimas menores de los 11 años.
La pedofilia es un delito concreto: aunque haya o no consenso por parte de la víctima, es igual un delito de pedofilia.
Pederastia y estupro
La pedofilia y la pederastia son términos que se suelen confundir. Ambos son vocablos de origen griego pero tienen matices y diferencias marcadas.
Como ya se mencionó, un pedófilo es alguien que siente atracción sexual por personas en edad impúber (niños/as), sin importar el género, sino la edad. Es una parafilia, es decir, un trastorno en el desarrollo de la sexualidad.
Otro caso es el pederasta. En este caso, se habla de un hombre mayor que siente atracción sexual por adolescentes masculinos. Por ende, se trata de una conducta homosexual en la que se consuma el acto sexual.
El peligro de la justicia por mano propia y el escrache
Se considera que el estupro debe ser penalizado. La no aplicación de la justicia, conlleva consecuencias negativas. Por ejemplo, la víctima o familiares de la víctima pueden buscar justicia por su propia cuenta. Igualmente, sucede que la sociedad suele escrachar a quien padece este delito. El hecho de que el sexo haya sido consensuado, implica un nivel de estigma o señalamiento social en las víctimas.
Además, el estupro atañe el cuidado de la población más joven de una sociedad. Se supone que son individuos que aún no están preparados para entender la importancia de los actos sexuales. A su vez, al sufrir este delito tienen severas consecuencias en su vida adulta, especialmente en el aspecto amoroso y sexual. Todos estos motivos han provocado que los sistemas legales hayan desarrollado maneras de proteger a las personas ante estas situaciones despreciables.
Trabajo publicado en: Dic., 2019.
Ilustraciones: Truncus, Anna
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