Definición de Expectativa
Licenciada en Psicología
En nuestra vida cotidiana, las expectativas desempeñan un papel crucial en la forma en que percibimos y nos relacionamos con los demás y con el entorno que nos rodea. Las expectativas son como un mapa mental que creamos, que se compone de creencias y suposiciones anticipadas sobre lo que es probable que ocurra en el futuro. Son creencias anticipadas que tenemos acerca del comportamiento, los atributos y las características de las personas, los grupos o las situaciones.
Estas construcciones mentales influyen en nuestra forma de percibir y evaluar a los demás, así como en nuestras respuestas y comportamientos hacia ellos. Pero, ¿cómo se forman estas expectativas y qué impacto tienen en nuestras vidas?
Las expectativas se originan a partir de nuestras experiencias pasadas, la información cultural o socialmente transmitida y la influencia de los medios de comunicación y la educación. Son como gafas que nos permiten ver y comprender el mundo que nos rodea. Un ejemplo de cómo nuestras experiencias moldean nuestras expectativas se observa en situaciones cotidianas, como cuando salimos de casa y nos disponemos a cruzar la calle. Primero miramos si va a pasar un pauto porque la experiencia nos ha enseñado que es necesario tener precaución. Nuestra experiencia de que podría llegar a haber autos presentes surge de la certeza acumulada de encuentros previos con vehículos en la vía pública. Otro ejemplo se da cuanto elegimos una película para mirar: nuestras expectativas sobre el género, el director o los actores principales influyen en la elección, interpretación y disfrute de la historia.
El poder de las expectativas en nuestras percepciones
Nuestras expectativas también influyen en la forma cómo percibimos. Nuestro cerebro está constantemente interpretando la información sensorial que recibimos y llenando los vacíos con nuestras expectativas. Esto se conoce como percepción selectiva, un mecanismo que nos permite filtrar y organizar la avalancha de estímulos que llegan a nuestros sentidos. Por ejemplo, si tenemos expectativas positivas sobre alguien, es más probable que interpretemos sus acciones de manera favorable, lo que puede llevar a una mayor confianza y cooperación en nuestras relaciones. Por otro lado, si tenemos expectativas negativas, es más probable que busquemos señales que confirmen las creencias preexistentes, lo que puede llevarnos a malentendidos y conflictos innecesarios.
Las expectativas y las emociones
Las expectativas también están estrechamente relacionadas con nuestras emociones. Cuando nuestras expectativas se cumplen, experimentamos emociones positivas como la alegría y la satisfacción. Sin embargo, si nuestras expectativas no se cumplen, podemos sentir decepción, tristeza o incluso frustración. Nuestras emociones son moldeadas por nuestras expectativas, lo que resalta la importancia de tener expectativas realistas y flexibles para promover un bienestar emocional saludable. Mantener expectativas demasiado altas o poco realistas puede llevar a una constante sensación de decepción e insatisfacción, mientras que tener expectativas demasiado bajas puede limitar nuestro crecimiento personal.
El impacto de las expectativas en nuestro comportamiento
Nuestras expectativas influyen en cómo nos comportamos en situaciones específicas. La teoría de la profecía autocumplida sugiere que nuestras expectativas pueden crear las condiciones necesarias para que algo ocurra, simplemente por creer que sucederá. Por ejemplo, hay investigaciones sobre el impacto de las expectativas de los profesores en el desempeño académico de los estudiantes. En estos estudios se ha demostrado que las expectativas positivas de los profesores acerca del desempeño de los estudiantes, generan un ambiente de apoyo y motivación, lo que a su vez puede conducir a un mejor rendimiento. Por el contrario, las expectativas negativas pueden llevar a una profecía autocumplida, donde los estudiantes internalizan esas creencias y, finalmente, las cumplen.
Expectativas y estereotipos
Las expectativas están estrechamente relacionadas con los estereotipos. Los estereotipos son creencias generalizadas y simplificadas sobre un grupo de personas, y a menudo se basan en expectativas socialmente compartidas. Por ejemplo, si se espera que los jóvenes sean rebeldes e irresponsables, se puede crear un estereotipo negativo sobre la juventud en general. Estos estereotipos limitan las oportunidades y perpetúan la discriminación, impidiéndonos reconocer la diversidad y el potencial único de cada individuo.
Desafiando y reevaluando nuestras expectativas
Es esencial desafiar y reevaluar nuestras expectativas para promover una sociedad más inclusiva y equitativa. Debemos reconocer que nuestras expectativas pueden estar influenciadas por estereotipos y prejuicios, y debemos esforzarnos por deconstruir esas creencias limitantes. Al incluir diferentes perspectivas, cuestionando nuestras propias expectativas, podemos desarrollar una comprensión más profunda de las personas y situaciones, fomentando la empatía y la igualdad.
Por último, para superar las limitaciones impuestas por nuestras expectativas, es importante practicar la escucha activa, cuestionar nuestros sesgos y estereotipos, y buscar nuevas perspectivas. Al interactuar con los demás, es esencial tratar a cada persona como un individuo único, reconociendo su diversidad y evitando generalizaciones apresuradas. Al hacerlo, podemos construir relaciones más genuinas y significativas, basadas en la comprensión y el respeto mutuos.
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Art. actualizado: Junio 2023; sobre el original de febrero, 2012.
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