Importancia del Aire

Serena Cuoghi
Título de Profesora de Biología

La atmósfera terrestre se encuentra conformada por un cúmulo de elementos en forma gaseosa, entre los cuales predominan el vital oxígeno que respiramos, el hidrógeno que le aporta ligereza, el dióxido de carbono que influye en el establecimiento de la regulación de las condiciones climáticas y el ozono que noblemente atenúa la incidencia de los rayos solares. Todo este conjunto de aportes de escala planetaria se ven también complementados o alterados por la interacción de otros gases de menor volumen como el argón, el helio, los procedentes de las emisiones sulfurosas y las nitrogenadas, contribuyendo entre todos al desarrollo de las dinámicas terrestres que han hecho posible el desarrollo, evolución y mantenimiento de la vida en este planeta.

Los procesos metabólicos para la generación de la energía necesaria que sostiene con vida a los individuos de la mayoría de las especies, depende fundamentalmente del oxígeno procedente del aire, y para cuyo equilibrio de sus niveles, las plantas y los organismos fotosintéticos acuáticos juegan el principal rol dentro de la conformación de un ciclo biogeoquímico destinado a garantizar la continuidad de la presencia de este vital elemento, mientras que las acciones humanas a través del desarrollo industrial que ha incorporado fuentes no naturales de emisión de gases de efecto invernadero, mayoritariamente dióxido y monóxido de carbono, se encuentran rompiendo el equilibrio de las dinámicas atmosféricas, producto de los cambios de las propiedades fisicoquímicas del aire.

De la respiración al vuelo

El indispensable abastecimiento del aéreo oxígeno molecular para vivir mediante la respiración, somete a su vez a las especies las variaciones de la calidad del aire, haciéndolas plenamente vulnerables ante la contaminación a la que hemos sometido a este recurso, especialmente en las grandes ciudades y áreas industrializadas, haciendo mermar radicalmente en número y variedad las especies a sus alrededores, lo que deriva en la alteración de la biodiversidad y el desplazamiento de poblaciones, desintegrando ecosistemas completos y poniendo en riesgo la existencia de muchas especies.

Como un medio en sí, el aire se ha prestado también para el desarrollo de otros procesos evolutivos que le han tomado en cuenta como una fuente de oportunidades para un desplazamiento más eficiente mediante el desarrollo habilidades y estructuras anatómicas dispuestas al vuelo y planeación, siendo muchos de los insectos y las aves voladoras, las grandes conquistadoras de un espacio, que antes de la invención de los aviones, se hallaba completamente a su libre disposición, permitiéndoles valerse de una gran ventaja para la obtención de sus alimentos y huir a la vez de sus potenciales depredadores, desarrollando también muchas de las especies hábitos migratorios intercontinentales, gracias a los cuales aprovechar los beneficios de las variaciones climáticas en los diversos puntos del planeta, resguardándose de las más adversas en búsqueda del cumplimiento de sus ciclos vitales en bajo las mejores condiciones posibles, solventando a la vez los problemas de la escasez de alimentos de los duros inviernos, al preferir migrar siempre hacia las zonas más cálidas, hábitos que aún conservan pese a la ya muy consistente invasión aérea de nuestra ingeniería, al coste de la pérdida a diario de miles de especímenes voladores.

Medio de propagación y comunicación

Gracias a la presencia del aire evolucionaron también los aparatos fonadores y el sentido de la audición, así como de la percepción de las vibraciones en los animales terrestres, ya que hace posible la propagación del sonido a largas distancias, con mucha menor resistencia de la ofrecida por la densidad de las aguas, facilitando el desarrollo de la comunicación también con la dispersión de las sustancias químicas segregadas como señales de alerta o llamado, como por ejemplo las feromonas.

Otros factores esenciales en el desarrollo de los ciclos de vida propiciados por el aire son:

1) la dispersión de polen entre las plantas para la generación de frutos y semillas;

2) la intervención en los ciclos biogeoquímicos del agua, el carbono, el nitrógeno y el fósforo, como nutrientes y elementos indispensables en el desarrollo vegetal;

3) servir de medio de transporte para microorganismos descomponedores que ayudan al mantenimiento del equilibrio de los ecosistemas;

4) mantenimiento del equilibrio de las temperaturas en los biomas, por medio de su acción reguladora del calor;

5) posibilitar el intercambio de gases indispensable para el desarrollo de la fotosíntesis, con la cual incorporar la energía de la radiación solar a la generación de las redes tróficas, para el sostenimiento de todos los seres vivos;

6) el mantenimiento del tan vulnerado equilibrio climático, mediante el desplazamiento de masas y corrientes de aire en torno al planeta, que permiten la distribución de la temperatura y el desarrollo de los procesos de evaporación, condensación y precipitación del agua para el vital cumplimento de su ciclo, otorgándole la cualidad de renovabilidad que posee.

Impulsos tecnológicos eólicos

El movimiento de estas masas atmosféricas, por otra parte, representa una fuerza generadora de energía aprovechable, mediante la conversión de su potencial cinético en energía eléctrica, siendo una de las fuentes energéticas menos contaminantes que podamos aprovechar, sin embargo, este sustentable recurso aún no ha recibido toda la importancia que amerita por parte de las naciones, debido a múltiples factores:

1) la estabilidad y constancia del pasaje de las corrientes de aire, así como la fuerza de empuje que han de tener, para mantener activos los mecanismos generadores de energía el mayor tiempo posible, tornando rentable su ubicación;

2) la cuantiosa inversión económica que se requiere para la implementación tecnológica de las infraestructuras de generación eólica y las cadenas de distribución eléctrica desde las remotas áreas geográficas que cumplen con los requisitos anteriores;

3) la baja disposición que los gobiernos muestran ante la imperante transformación hacia la sustentabilidad de los modos de obtención de energía, viendo más bien innecesario el desplazamiento tecnológico de los mecanismos con los que ya cuentan, para el abastecimiento energético de los territorios que administran; todo esto como parte de los argumentos más contundentes que han limitado el avance de la energía eólica como recurso natural que nos reoriente para equilibrar nuestra existencia con la del resto del planeta.

Por: Serena Cuoghi. Profesora de Biología egresada de la UPEL. Docente especialista en Dificultades de Aprendizaje. Experta en PNL y Superaprendizaje. Desempeño en Ciencias Biológicas, e investigadora en Biodescodificación.

Art. actualizado: Feb. 2024; sobre el original de marzo, 2013.

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