Importancia de la Alimentación
Licenciada en Biomedicina
Podemos resumir la importancia de la alimentación en una sola palabra: Vida. Por razones biológicas, necesitamos alimentarnos de alguna manera para mantener nuestro cuerpo funcionando. No obstante, como una de las actividades más importantes para el desarrollo y crecimiento, no podemos restringir su valor solo al acto de comer, ya que involucra muchos otros aspectos como la economía, la cultura, las relaciones sociales, los valores, el entretenimiento, la salud, el bienestar y, por supuesto, el amor.
Realidades económicas
Económicamente hablando, los gastos de alimentación implican un costo fijo en el presupuesto de cualquier persona para toda su vida. El porcentaje destinado a la compra de alimentos es generalmente alto considerando los ingresos de las familias de clase media y baja. Sin mencionar que, según el informe de la ONU de 2021, el 10% de la población mundial pasó hambre y el 30% vivió en la línea de pobreza, es decir, sin ganar lo suficiente para garantizar una alimentación adecuada para su familia.
Los ingresos de una familia también están directamente relacionados con la calidad de los alimentos consumidos. Esto se puede ver en la compra de alimentos más sofisticados (por ejemplo, carne de lomo, o salmón) o incluso en la variedad de frutas o verduras. Los alimentos ultraprocesados también suelen formar parte de la mesa de las familias más humildes por su bajo costo (fideos instantáneos en lugar de fideos caseros), sin embargo, cabe mencionar que la publicidad a su alrededor los hizo ganar público entre otros estratos sociales mayores.
El problema del hambre en el mundo no es la falta de alimentos, ya que la industria, ya sea ganadera, agrícola o procesada, es una de las más grandes y que más dinero mueve; al fin y al cabo, todo el mundo necesita comer. Y a partir de esta demanda, involucramos la alimentación en diversos aspectos cotidianos que, como decíamos más arriba, van mucho más allá de la necesidad fisiológica de comer.
La alimentación sobre el eje nutricional y la salud integral
Todo lo que comemos se transforma en energía para nuestro organismo. Esta transformación, tanto mecánica (masticación) como química (enzimas digestivas) permite el fraccionamiento del alimento a nivel molecular, dividiéndolo entre las distintas vitaminas que lo componen para que puedan ser absorbidas por las células y dirigidas a los órganos que los necesitan. Por ejemplo, el hierro, un elemento presente principalmente en las carnes y verduras de color verde oscuro, es fundamental para las células sanguíneas y su carencia en nuestro cuerpo conduce a un proceso conocido como anemia, que provoca que el organismo carezca de energía para realizar a cabalidad sus funciones.
La alimentación es la clave no solo para el buen funcionamiento biológico sino también para una vida sana, y podemos ver sus reflejos desde el entorno intrauterino hasta nuestros últimos años. Un estudio publicado en el International Journal of Gynecology & Obstetrics en 2016, informa un riesgo ocho veces mayor de desarrollar diabetes en niños/adolescentes cuyas madres tuvieron diabetes gestacional. Una vez fuera del útero, la alimentación puede estar relacionada con varias enfermedades, y lo que determinará si será buena o mala para nuestra salud es un simple factor: La cantidad.
Comer demasiada azúcar y grasa está relacionado con el desarrollo de diabetes y dislipidemia (colesterol alto). El nitrato (conservante) presente en los alimentos procesados como el tocino y el jamón se relaciona como un factor de riesgo para la aparición de cáncer, sin embargo, el nitrato natural presente en los alimentos de hoja puede prevenirlo.
La respuesta a la pregunta de qué hace que un alimento sea útil para uno, radica en la variedad consumida (para que todas las vitaminas y minerales estén presentes en las cantidades adecuadas) y en el equilibrio. Comer un dulce, un hot-dog, beber un refresco, no son las excepciones que nos harán daño, sino los excesos. Nadie tiene por qué privarse de un alimento delicioso y más pobre en nutrientes siempre que este no forme parte de la rutina alimentaria y que no esté directamente relacionado con nada que afecte al organismo de forma inmediata (como alergias e intolerancias específicas).
Identidad cultural y alimentación
Tenemos 193 países alrededor del globo divididos en continentes y regiones, y cada una de estas expone un desempeño climático, político y socioeconómico particular, cuyas poblaciones locales se ven obligadas a adaptarse y, así, establecieron sus referentes alimenticios a lo largo de los años. Los lugares cercanos al océano tienen una dieta basada en pescados y crustáceos, los lugares fríos consumen muchas raíces encurtidas, etc.
Básicamente, la comida es parte de la cultura local. Esta herencia, muchas veces transmitida de generación en generación, está directamente ligada a la vida que tuvo ese pueblo y empieza a influir en la identidad de ese pueblo.
Los fideos se popularizaron como plato italiano del mismo modo que el sushi se potenció en la cocina japonesa. En Inglaterra tenemos el popular fish and chips, es decir, pescados y papas, en Alemania las salchichas, y la cocina india se ha hecho famosa por sus condimentos. Estos son ejemplos reconocidos respecto de la asociación cultural de los platos con un país.
Hay una infinidad de platos típicos que, aun usando los mismos ingredientes, cambia por completo la forma en que son preparados y presentados. Hoy en día es mucho más sencillo viajar, sin referimos a la parte turística, que también está muy relacionada con la comida, sino en el sentido de que se ha facilitado el transporte de ingredientes de un lugar a otro en espacios de tiempo cortos. Asimismo, los procesos migratorios trasladan las costumbres culinarias restringidas a una región para conquistar el mundo. Es la posibilidad de comer algo típico de otros países en nuestra ciudad o incluso en nuestra casa.
La comida también es una forma de expresar nuestras creencias y valores. Cuando pasamos a la parte espiritual, podemos identificar la influencia religiosa, así como los mitos y dogmas trasladados directamente a la cocina. Existe una gran simbología que relaciona la alimentación con la práctica religiosa, constituyendo formas de respeto y obediencia. Judíos y musulmanes siguen varias leyes alimentarias compartiendo, por ejemplo, la prohibición del consumo de carne de cerdo. En el hinduismo la vaca es sagrada y su consumo está prohibido, algunas castas son incluso vegetarianas. El movimiento Hare Krishna, por su parte, además del vegetarianismo, no consume plantas de fuerte aroma como el ajo, la cebolla, el cebollín, porque pueden despertar el deseo sexual. En el cristianismo, el pan es sagrado y consagrado en diversos rituales religiosos como la Santa Cena y la Eucaristía.
Usamos la comida como una forma de protesta. El vegetarianismo estricto, es decir, no consumir nada de origen animal, es un modo de mostrar al mundo la oposición a la explotación animal. También, la compra de productos solo a pequeños productores, el boicot a ciertas marcas que promueven la deforestación, etc. Nuestro estilo de vida se expresa desde diversas vertientes y, a menudo, permite crear una voz para luchar por un cambio.
Interacción social y entretenimiento
Comer es placentero y por eso nos encanta tanto compartir esta experiencia. Es posible conectar un grupo totalmente aleatorio a través de un factor común, permitiendo así la interacción social de forma interpersonal. Socialmente hablando, la comida juega un papel destacado en las relaciones sociales, ya que mientras compartimos la mesa es posible desarrollar multitud de interacciones como reunirse, conversar, desahogarse, celebrar, entre muchas otras cosas. Una primera cita en una cafetería o hacer una propuesta en aquél restaurante romántico, una reunión de amigos, el happy hour después de la jornada laboral, una cena de empresa. Abundan los ejemplos de encuentro social en este marco, y por una simple razón: la comida facilita la comunicación.
La comida también es una forma de expresar el amor. Cuando analizamos una reunión familiar, que puede ser un almuerzo dominical, notamos el cuidado con el que la persona que va a cocinar elige la receta, los ingredientes, la preparación del plato, buscando complacer a los presentes. Este almuerzo crea un recuerdo afectivo, al que se accede cada vez que se disfruta del plato con o sin la familia. De una manera más amplia, podemos imaginar el mismo nivel de detalle en una fiesta de casamiento, donde el cuidado psicosocial en la selección del menú no busca crear un momento inolvidable solo para los novios sino también para los invitados.
Actualmente, la gastronomía es sinónimo de entretenimiento. Reality shows con chefs famosos, videos en plataformas online, revistas, libros, etc., todo dedicado a la cocina amateur con aires profesionales a lo que cualquier persona habilidosa puede adentrarse, antes restringido a los chefs. La demanda por participar de este mundo es cada vez mayor entre los amantes del buen plato, y así, la preparación se valoriza y la comida adquiere un sabor especial.
Trabajo publicado en: Feb., 2022.
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