Importancia del Dibujo
Título de Profesora de Biología
Desde la apreciación técnica, casi todos los procesos de creación de las obras de arte suelen desarrollarse a partir del dibujo, sirviendo este como base fundamental a los artistas para:
1) estimular el desarrollo cognitivo y motor, brindando una mejora progresiva de la capacidad creativa, las habilidades manuales y los resultados de las obras;
2) proyectar la imagen creativa del plano abstracto mental a la concreción física, permitiéndole visualizar objetivamente los elementos y detalles para la ejecución de su trabajo;
3) flexibilizar el proceso de desarrollo de la construcción artística, admitiendo todas las modificaciones necesarias mediante el bosquejo previo de las obras;
4) optimizar los recursos, dando cabida a procesos de maduración de las ideas a través de la visualización de la imagen exteriorizada de la pieza;
5) el intercambio de criterios, otorgando el dibujo una representación clara de la obra, haciendo posible transmitir de un modo más preciso las ideas y obteniendo retroalimentaciones que nutran el desarrollo artístico;
6) acudir a una vía de desahogo que permita liberar la mente de la saturación de ideas, preservando incluso los flashes creativos más fugaces;
7) generar un catálogo creativo para el compartir y el análisis de la propia evolución artística.
De lo rupestre al arte abstracto
Muy posiblemente la primera forma de expresión artística haya sido el dibujo, aunque a la hora de tomar en cuenta las expresiones de arte efímero como las danzas, el canto y el teatro, se hace imposible garantizar cómo y a través de qué la creatividad humana se manifestó primero, más de lo que sí se tienen las ideas bien claras es que el origen del dibujo trasciende hacia los tiempos de nuestros antepasados cavernarios, habiéndonos acompañado entonces a lo largo de toda la evolución de nuestra especie, habiendo servido para orientarnos en el desarrollo de la escritura, a partir de las primeras figuraciones con las cuales se representaron los elementos del entorno y se dio inicio al discurso narrativo de la imagen, lo que a su vez permitió la conservación de un legado histórico que a nuestros días sigue transmitiendo los hechos, conocimientos y vicisitudes de los pueblos más antiguos del mundo, entre los que comúnmente se cuentan a los egipcios, los mayas, aztecas e incas, sin embargo, existen cientos de otras culturas cuya existencia en muchos casos ha sido evidenciada tan solo por los dibujos que nos legaron, bajo la esencia de los petroglifos, como por ejemplo hicieron las comunidades aborígenes de las costas venezolanas quienes habrían sucumbido a la ferocidad de los Caribe, antes de que los españoles arribasen para conocerlos.
Para muchas de estas culturas el dibujo representó la posibilidad de preservar y transmitir sus conocimientos y costumbres, convirtiéndose en el medio de comunicación primario, al que instintivamente sigue recurriendo nuestra compleja mente para generar la asociación semiótica con todo cuanto nos rodea, gracias a lo cual, sin importar el grado de tecnicismo y perfección en el que seamos capaces de dibujar, cualquier garabato nos sirve para ejemplificar de manera gráfica los pensamientos e ideas con el propósito de comunicarlos a otros, mientras que para el propio mundo del arte, el dibujo representa la base técnica que permitió el ascenso y transformación de cada uno de los modos de crear obras basadas en la pintura, la talla y la escultura sobre cualquier tipo de superficie y valiéndose de materiales y recursos de creciente complejidad.
El aporte cultural de dibujar
Siendo el dibujo un mecanismo tan elemental y profundamente anclado en la psique humana, no es de extrañar que haya servido también para estimular y orientar la evolución tecnológica, al permitir el desarrollo de áreas como la arquitectura, la ingeniería y el diseño industrial, dando lugar a la concreción de proyectos cada vez más complejos y eficientes que logran ser materializados a partir de los planos, diagramas y esquemas con los cuales se analizan y construyen cada uno de sus componentes, brindando así el dibujo una matriz de datos con los cuales evaluar y discernir metodológicamente los aciertos y errores en cada propuesta, minimizando riesgos, optimizando recursos y reduciendo costos, algo que, sin lugar a dudas, ha favorecido contundentemente al crecimiento tecnológico, además de fomentar la innovación a partir del diseño, en aras de estrechar cada vez más el vínculo entre la idea abstracta y una representación figurativa orgánica, así, por ejemplo, una botella ya no es solo un mero contenedor para líquidos, sino que ha trascendido para convertirse en todo un objeto de usos múltiples, cómodamente adaptado a las características anatómicas de una mano que puede mantenerse en su contacto por mucho más tiempo, todo esto como consecuencia de un proceso constante de estudio e incorporación de nuevos criterios sobre el dibujo de la botella.
Utilidades psicológicas de los trazos
La observación de este vínculo tan profundo como perdurable entre el dibujo y la mente, dio origen también a una gran variedad de investigaciones sobre el modo en el que se construyen las asociaciones mentales con la imagen, partiendo desde las asociaciones de los arquetipos Junguianos y de cómo el dibujo a través de la textura, la forma y el color conecta a cada trazo con las emociones humanas, abriendo las puertas de la psicología hacia un camino de interminable recorrido por la complejidad de la representación mental de nuestras vivencias.
Esta contemplación psíquica del dibujo ofrece grandiosas oportunidades para su implementación como recurso tanto educativo, facilitando los procesos de aprendizaje mediante las representaciones simbólicas y la generación de experiencias mas placenteras, como terapéutico, orientando hacia procesos de autoexploración que permiten la expresión y liberación de los conflictos internos y las cargas emocionales que de otro modo no se logran exteriorizar.
Art. actualizado: Enero 2024; sobre el original de julio, 2011.
Referencias
Corman, L. (1967). El test del dibujo de la familia. Buenos Aires: Kapelusz.Lambert, S. (1996). El dibujo: técnica y utilidad (Vol. 30). Ediciones AKAL.
Molina, J. J. G., Cabezas, L., & Copón, M. (2005). Los nombres del dibujo. Cátedra.
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