Importancia de la Guerra Civil Española
España sea tal vez uno de los países que más enfrentamientos fratricidas ha padecido. No en vano hay una expresión que se refiere a “las dos españas”, sin concretar cual es cada una, pero de la que ya se entiende que, continuamente, hay dos concepciones enfrentadas.
No obstante, cuando hablamos de “Guerra civil” en referencia a España, entendemos que nos estamos refiriendo al enfrentamiento de 1936 a 1939.
La conocida simplemente como “Guerra civil” en España da comienzo con un intento de golpe de estado militar el 17 de julio de 1936, fracasado y que da paso al conflicto armado que durará hasta el 1 de abril de 1939.
No obstante, el origen debemos encontrarlo antes, precisamente en las visiones antagónicas de una España conservadora y otra progresista, junto con otras tensiones internas del país, como las cuestiones territoriales (principalmente la catalana y la vasca), las religiosas (básicamente, influencia de la iglesia católica vs. movimientos y tendencias anticlericales), y la desigualdad entre clases sociales.
Estas tensiones fueron polarizando la ciudadanía y la opinión pública española de forma continuada y subiendo de intensidad desde la pérdida de las últimas colonias del imperio en 1898 (Cuba y Filipinas) y se explicitaron tanto en el éxito de las tendencias izquierdistas (comunistas, anarquistas y republicanistas) como en la respuesta por parte de las derechas (con la dictadura de Miguel Primo de Rivera, por ejemplo).
Para llegar a la Guerra Civil Española también hay que tener en cuenta el éxito de los movimientos fascistas europeos y las dictaduras de derecha en el continente durante las décadas de los 20 y los 30.
Estamos hablando principalmente de la Italia fascista y la Alemania nazi, pero también de la fascistizante Austria y de los potentes movimientos fascistas húngaro y rumano.
El estamento militar, protagonista de numerosos intentos de golpe de estado y otras acciones, y cuyas interferencias en la política estatal eran habituales, fue el factor decisivo para iniciar el levantamiento armado. La excusa: el asesinato de un activista de derechas.
Se suele indicar que la “excusa” empleada para iniciar el golpe de estado (la gota que colmó el vaso) fue el asesinato del político de derechas José Calvo Sotelo el cual, a su vez, respondía al asesinato de un destacado izquierdista, aunque el clima enrarecido ya venía de lejos, como hemos explicado, así como las conspiraciones de los militares para hacerse con el poder.
La revuelta no pretendía inicialmente desatar una guerra, sino hacerse con el poder rápidamente.
Iniciada el 17 de julio en las colonias africanas y las Islas Canarias, y el 18 en los territorios peninsulares, el golpe tiene éxito en toda la zona norte de África, las Canarias, parte de las Baleares, Galicia, casi toda Castilla y León, Navarra, parte de Aragón, La Rioja, y algunos enclaves muy repartidos por la geografía. En manos del gobierno de la República queda el resto de la península y Menorca.
Las operaciones bélicas más importantes que se producirán durante el desarrollo del conflicto serán:
- Tránsito del ejército colonial africano a la península. Nunca se habría podido llevar a cabo sin la ayuda de Alemania e Italia, que suministraron los aviones para constituir la cabeza de puente.
- Batalla de Madrid. Pieza clave en un enfrentamiento que todavía guardaba, psicológicamente, muchas semejanzas con las guerras de antes de la de Crimea, que con las más modernas; la conquista de la capital habría acabado con la guerra mucho antes, mientras que su resistencia alentaba a un final favorable para los republicanos.
- Intento de liberación de Aragón. Por parte de milicias republicanas, tanto del mismo territorio como llegadas de la vecina Cataluña. Ofensiva fallida
- Intento de liberación de la Baleares. procedente de Cataluña, aunque no recibió el apoyo debido del gobierno republicano, dejando a la mayor parte de las tropas desembarcadas a su suerte ante las fuerzas militares sublevadas, que con ayuda italiana (Mussolini ambicionaba quedarse con el archipiélago a cambio de su auxilio a los fascistas españoles) pudieron neutralizar la ofensiva.
- Campaña de Andalucía. Consecuencia directa de la llegada de las tropas africanas a la península, los sublevados se hicieron lentamente con el control de todo el sur peninsular, Andalucía y Extremadura, conectando todos los focos donde había triunfado la sublevación.
- Campaña del norte. Aisladas del resto de la zona republicana, el País Vasco, Cantabria y Asturias, fueron lentamente sometidas, pese a presentar batalla.
- Batalla del Ebro. Planteada como una forma no solamente de eliminar la presión sobre Cataluña, sino de iniciar un contraataque sobre Aragón que obligara a los sublevados a sacar tropas de otros frentes para cubrir el posterior avance republicano, no pasó del contacto con la orilla del caudaloso río dominada por el bando nacional. Constituyó el principio del fin de la resistencia de Cataluña, que cayó poco tiempo después, dejando a los republicanos prácticamente con sólo el territorio de Valencia, Castilla-La Mancha, y Murcia.
Un episodio significativo (hubo varios, como la Batalla del Ebro, o el Asedio del Alcázar de Toledo, pero este cobra especial significado) fue el bombardeo de Guernica por parte de la Legión Cóndor alemana, unidad constituida por tropas del Reich alemán para ayudar a los sublevados.
La ventaja operativa en todos estos movimientos fue para el bando sublevado, pues entre sus filas se contaron la mayor parte de la oficialidad y las tropas más fogueadas, estacionadas en el África colonial española.
En el bando republicano tuvo que construirse un ejército, basándose en las tropas que quedaron en zona bajo su control, y en las milicias populares que se constituyeron.
Estas supusieron un problema organizativo y logístico, pues lejos de ser organizadas por el gobierno, fueron organizadas por los diferentes partidos políticos y organizaciones sindicales.
Los desmanes que en algunos casos provocaron, llegaron a constituir lo que se ha definido como “una guerra civil dentro de la guerra civil” por lo que respecta al bando republicano.
En el llamado “bando nacional” (apelativo con el que se ha referido al bando sublevado, también llamado fascista) también hubo tensiones políticas, pero su naturaleza de “orden social” evitó que se llegara a mayores en forma de confrontaciones armadas, que sí sucedieron en el bando republicano.
En ambos bandos se produjeron crímenes por motivos políticos, con el asesinato de opositores o supuestos opositores.
Por una cuestión muy simple, estas matanzas arbitrarias fueron más numerosas en el bando franquista (como también se conoce a los sublevados, por el liderazgo del general Francisco Franco), ya que su conquista de territorio durante la guerra fue constante, con lo cual las posibilidades de estos asesinatos en el bando republicano quedaban más limitadas, mientras que se expandían para los sublevados.
La naturaleza de los crímenes también difiere según el bando; si en el bando “nacional”, la violencia ejercida fue cuestión de estado y, por lo tanto, alentada y organizada desde el mismo gobierno, en el bando republicano fue mayoritariamente a título individual y de las milicias orquestadas por los partidos políticos y las diferentes organizaciones, con la aquiescencia de funcionarios y miembros del gobierno, pero siempre a título personal, y no como política de estado.
Tras la victoria del bando sublevado, la represión se extendió durante meses y años, con campos de concentración y fusilamientos masivos y arbitrarios, mientras los defensores del bando republicano tenían que exiliarse y, en muchos casos, incorporarse a la resistencia francesa que luchaba contra los nazis o en diferentes ejércitos para luchar contra las potencias del eje.
Este último caso es el de los soldados republicanos que constituyeron, bajo órdenes francesas y como unidades del ejército de la Francia Libre, la punta de lanza de la liberación de París. Así, los parisinos quedaron estupefactos cuando los primeros blindados aliados que entraron en la capital gala portaban banderas de la República Española y habían sido bautizados con nombres referidos a la Guerra Civil, como Belchite o Brunete.
La represión tomó también un cariz cultural contra las lenguas y culturas propias de ciertos territorios, como Cataluña o el País Vasco.
El conflicto español también tuvo implicaciones internacionales, con el alineamiento de diversas potencias y la neutralidad de otras.
Así, países como Francia y Reino Unido se declararon neutrales, mientras que con el bando sublevado se alinearon Alemania, Italia (ambas prestaron ayuda militar en forma de material y tropas), y Portugal (que envió un cuerpo de voluntarios conocidos como los “viriatos”, por el líder lusitano que luchó contra los romanos).
Con el bando republicano se alinearon la URSS (que envió material de guerra e instructores, aunque también jugó con sus intereses políticos, contribuyendo a la desestabilización del bando republicano) y México.
Este último país fue tal vez el más comprometido con el gobierno legítimo, ya que nunca reconoció a la dictadura franquista, solamente al gobierno republicano, y no volvió a tener relaciones diplomáticas con España hasta el restablecimiento de la democracia, además de haber acogido a numerosos exiliados.
La Guerra Civil Española es vista por muchos historiadores bien como la antesala de la Segunda Guerra Mundial en Europa, bien como su primer episodio.
En ella, las diferentes potencias que luego se verían en liza en los campos de batalla del viejo continente, probaron tanto sus políticas como las armas que empuñarían.
El epílogo del episodio es una España devastada, empobrecida, y que pese a no entrar en guerra oficialmente en la contienda mundial que le seguiría a su Guerra Civil (envió una división de voluntarios a luchar junto a los nazis al frente ruso y prestó ayuda logística al Eje), quedó aislada del mundo durante los siguientes años, bajo una salvaje dictadura fascista y nacionalista que duró casi 40 años.
Sólo la salvó de la miseria más absoluta en comparación con sus vecinos el hecho de que España interesaba a los Estados Unidos como plaza estratégica en el contexto de la Guerra Fría, por lo que el país norteamericano contribuyó a la pervivencia del régimen franquista como una forma de mantener apaciguado y en su bando al país.
Hoy, incluso después de la Transición a un estado democrático, las tensiones que desembocaron en la Guerra Civil, y producto de este enfrentamiento y su resultado, siguen resonando en el panorama político español, como una herida que, aunque oficialmente cerrada, continúa supurando.
Fotolia: KarSol – Aciero – Trazos sobre Papel
Trabajo publicado en: Sep., 2017.
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