Importancia de la Libertad de Expresión

Serena Cuoghi
Título de Profesora de Biología

Gozar del beneficio de expresar libremente nuestras ideas y opiniones personales respecto a cualquier ámbito de la vida y dentro de cualquier escenario, ha implicado el recorrido de un largo camino en la lucha histórica de las transformaciones paradigmáticas, así como en el establecimiento universalizado de los Derechos Humanos, por medio de los cuales todas las personas finalmente nos veamos y aceptemos como iguales, demandándose ante los Estados y gobiernos del mundo la garantía en la democratización del derecho de la libertad de expresión que permita:

1) la participación plena de las personas en la vida pública;

2) la generación de espacios abiertos al debate;

3) la construcción de matrices informativas orientadas hacia la diversificación de opiniones;

4) el intercambio de ideas sin censuras ni sesgos; elementos todos indispensables en el impulso de la igualdad de oportunidades para todos los ciudadanos, la expansión de la creatividad y el desarrollo de las innovaciones necesarias en la resolución de los problemas comunes.

La libertad de expresión es uno de los pilares más importantes de la democracia; y es que sin esta libertad, no podemos hablar de un país democrático. Esto es debido a que la libertad de expresión es la principal herramienta para que todos los grupos sociales integrantes en una sociedad puedan dar su opinión y debatir sobre determinados temas de interés general, tales como temas jurídicos, sociales y políticos. Una medida para que se escuche a todos por igual y que se tenga en cuenta cuáles son sus demandas.

Sin libertad de expresión el pueblo queda reprimido, indefenso ante las decisiones de un gobierno autoritario. Así, si se coacciona o se prohíbe la libertad de expresión, lo más probable es que una sociedad explote y termine en una revolución. Pues al no escuchar lo que los ciudadanos tienen que decir y decidir por ellos de forma unilateral, el malestar irá creciendo hasta crear una situación insostenible.

En este punto anterior debemos recordar que si la característica principal de una democracia es la libertad de expresión, la característica de una dictadura es la falta de la misma. Situaciones políticas en las que hablar abiertamente sobre nuestras opiniones puede perjudicarnos enormemente.

Pilares en el equilibrio comunicacional

Por otra parte, una libertad de expresión bien administrada conlleva a la necesaria responsabilización sobre las opiniones emitidas y la actitud e intenciones subyacentes con las cuales se expresan las ideas, a fines no sólo de evitar la generación de confrontaciones fútiles e innecesarias, sino también la incitación hacia el desarrollo de reacciones que pudiesen atentar contra la integridad y los derechos de terceros y, más aún, derivar en hechos potencialmente punibles ante las demás leyes.

De este modo, el derecho a la libre expresión supone en realidad una mayor exigencia personal sobre el autocontrol y el razonamiento previo del discurso a emitir, así como de la intencionalidad de lo expresado, bien sea a través del uso de la lengua como de la expresión corporal, otorgando fundamentalmente una mayor relevancia a la particularización del contexto, al cual se le ha conferido naturalmente un carácter determinante en el condicionamiento de las normas que regulan moral y éticamente el aprovechamiento de la libertad expresiva, viéndose por ejemplo, cómo el uso de las palabras, las expresiones y hasta la vestimenta varía entre un escenario orientado a un público infantil y otro destinado a la audiencia adulta, con casi la misma mesura sobre la consideración de los temas específicos tratados en un momento y lugar dado, estableciéndose intrínsecamente un código de conducta que permite distinguir a simple vista el nivel de exigencia que el contexto demanda tanto en los emisores del discurso como en sus espectadores.

Esta indispensable adecuación contextual pudiese considerarse, según la óptica, como un factor contrario al propio concepto de libertad tan exigido por los comunicadores, sin embargo, el tiempo ha demostrado que su normatización legal permite la conservación de los valores más fundamentales que con respeto y tolerancia ofrecen las buenas costumbres existentes en las sociedades según cada cultura, a la vez de facilitar las condiciones necesarias para un sano compartir de criterios entre personas y sociedades con distintos valores y percepciones, sirviendo de pilar fundamental para el logro de la globalización que ahora disfrutamos en un terreno mucho más extenso que el mero plano económico, habiendo hecho posible la democratización y universalidad de los conocimientos, en pro del desarrollo de todas las naciones por igual.

Oportunidades libertarias

Al ser la libertad de expresión un motor para el desarrollo comunicacional, uno de sus mayores aportes en las últimas décadas, además de haber permitido la visibilización y reivindicación de los sectores más oprimidos de la sociedad e impulsar la intervención de las masas en aras de la superación de las injusticias sociales y la discriminación en todas sus formas, ha fomentado la generación y evolución de nuevos campos de desarrollo bajo las modalidades de:

1) la creación de contenido mediante el aprovechamiento de todos los recursos mediáticos, las redes sociales y los portales digitales que facilita el uso de la internet;

2) el coaching como estrategia para el establecimiento de una conexión más profunda con la emocionalidad humana, orientada hacia una transformación más efectiva de las conductas y patrones limitantes en las relaciones intra e interpersonales y aligerando los procesos de adaptación y actualización de los conocimientos, incrementando el bienestar de los ambientes laborares y, por ende, la productividad de las empresas;

3) los PodCast como dinámica para la generación de encuentros y debates enriquecedores que propician la consolidación de comunidades cada vez más abiertas al diálogo constructivo basado en los temas de interés común;

4) la participación libre y democrática de los ciudadanos en los hechos políticos que le afectan;

5) la implementación de los productos creativos procedentes de las artes visuales en la construcción de materiales comunicacionales cada vez más eficientes;

6) la expansión de las neurociencias en la búsqueda de los conocimientos inherentes a la naturaleza de la conducta, la generación del pensamiento, los fenómenos comunicacionales y la intervención de los elementos contextuales sensoriales en el desarrollo de las reacciones y respuestas ante los diversos estímulos;

7) la promoción del cambio paradigmático sobre la percepción de la estabilidad laboral y la realización personal, orientando a las personas hacia la búsqueda de un nivel cada vez más elevado de autonomía a través de la creación de sus propios emprendimientos, pieza clave en la consolidación de la revolución tecnológica de la nueva era.

Responsabilidad más allá de las palabras

Pese a todos estos grandiosos beneficios, la expansión de las oportunidades mediáticas y la libertad en su uso también se presta al surgimiento de una inmensurable cantidad de información intencionalmente distorsionada, propagándose por el mundo digital contenidos falsos que se pretenden hacer pasar por ciertos, creando toda una matriz de desinformación y burbujas informativas que acarrean serios problemas, tanto en el mantenimiento de la claridad y seriedad de las plataformas digitales y los medios de comunicación como en los espectadores, quienes en muchas ocasiones se ven forzados a ocupar una mayor cantidad de tiempo y esfuerzo para la investigación incluso de los temas más simples, por encontrarse ante la disyuntiva de no poder discernir rápidamente cuál información es la correcta y cuál no.

Este mal uso que algunos hacen de la libertad de expresión atenta contra el también existente derecho de poder mantenernos informados con veracidad sobre los diversos hechos que, de una u otra manera, pudieran impactar sobre nuestras vidas, como por ejemplo ocurre en las situaciones de emergencia sanitaria, las catástrofes ambientales, las contiendas políticas y hasta en cosas aparentemente tan triviales como la farándula, generando en múltiples ocasiones agravios contra la vida íntima de personajes públicos, creando falsas alarmas que suponen situaciones de angustia y estrés innecesarios, difundiendo teorías conspirativas, alterando hechos históricos, o bien fomentando la implementación o consumo de sustancias, productos, terapias, hábitos y hasta retos que puedan poner en riesgo la vida de quienes consideran como cierta la información que se les presenta.

Estos aprovechamientos indiscriminados de la libertad de expresión han despertado en las propias sociedades la necesidad de solicitar la protección por parte de las organizaciones y Estados, en cuanto a la implementación de normas y controles que regulen la difusión de contenidos maliciosos, lográndose el desarrollo de una cooperación conjunta entre la ciudadanía, los medios y las autoridades que habilita la potestad de control, denuncia y penalización sobre quienes incurran en la generación y difusión de información falsa, maliciosa y estafas, sin que esto se convierta en una nueva limitante que restrinja a la libertad de expresión y revierta los logros que con tanto esfuerzo alcanzaron todos aquellos grandes luchadores comunicacionales que en un pasado no muy lejano arriesgaron su vida para hacer posible decir la verdad, siendo más bien en honor a ellos que hemos de tener siempre en cuenta que toda libertad moralmente ha de ser disfrutada con una gran dosis de responsabilidad.

Por: Serena Cuoghi. Profesora de Biología egresada de la UPEL. Docente especialista en Dificultades de Aprendizaje. Experta en PNL y Superaprendizaje. Desempeño en Ciencias Biológicas, e investigadora en Biodescodificación.

Art. actualizado: Enero 2024; sobre el original de agosto, 2014.

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