Importancia de la Meiosis

Serena Cuoghi
Título de Profesora de Biología

Entre las múltiples circunstancias que hacen posible la existencia de los seres vivos, se encuentra un microscópico proceso al cual se encuentra sometido el material genético que otorga todos los atributos a cada especie. Un tipo de división celular especializada en la generación de las unidades biológicas necesarias para la viabilidad de una reproducción sexualizada. Este proceso conocido como meiosis, no sólo ha sido uno de los principales motores de la variabilidad genética existente entre las especies, sino también de la modelación de sutiles diferencias en la apariencia exterior entre miembros de una misma especie, que han podido ser considerados como los rasgos distintivos característicos de una raza o de un grupo familiar.

Partiendo por el principio, la generación de un mecanismo por medio del cual ya no sólo las células individuales, sino todo el individuo completo pudiese reproducirse, representó el gran salto hacia la posibilidad de existencia de los organismos pluricelulares, resolviendo todas las inconveniencias de las formas de división celular más primitivas e individualizadas.

Para que esta evolutiva cruzada surtiese efecto, se requirió entonces de una serie de atributos a cumplir: 1) la producción de células que contuviesen sólo una porción del material genético de la especie; 2) que dicha división fuese equitativamente distribuida entre el menor número posible de miembros de la misma especie, a fines de economizar todos los recursos disponibles y reducir a su mínima expresión las posibilidades del azar; 3) la generación de las estructuras orgánicas especializadas para semejante proeza reproductiva; 4) la distinción biológica de células reproductivas que pudiesen combinarse entre sí, para reagrupar todo el material genético completo nuevamente; y 5) una distribución de roles que sometiese al menor número de individuos involucrados, al riesgo vital que representa crear dentro de sí a un nuevo individuo completo; generándose de esta manera la necesidad de machos dadores y hembras receptoras biológicamente diferenciados y especializados para dar sentido a la meiosis y hacer posible la existencia de las generaciones descendientes por su noble apareamiento.

Conveniencias sexuales

A partir de esta distribución meiótica de la información genética de una especie, una célula de carga completa conocida como diploide, genera cuatro descendientes haploides, cada una con la mitad de dicha carga genética. Pero para que la intención final pudiese concretarse a través de un nuevo ser genéticamente completo, machos y hembras debían contar también con células haploides morfológicamente distintas, permitiendo que una se encontrara a la espera de la otra.

La meiosis entonces terminó representando a nivel evolutivo todo un abanico de nuevas complejidades entre los seres vivos, y no solo un mero modelo distinto de división celular, ya que desde este básico principio funcional, se convirtió en la promotora de la existencia de la reproducción sexual de los organismos pluricelulares y todas las estratagemas posteriores que machos y hembras han de ingeniarse, para lograr finalmente que sus gametas junten sus medias cargas genéticas y asuman posteriormente en la mayoría de las especies – y de una u otra manera – la responsabilidad de hacer sobrevivir a la descendencia, ante las adversidades que el medio externo les pueda hacer atravesar.

Igualdad de oportunidades

La generación de las células haploides consecuentes de la meiosis, permite el incremento de la variabilidad genética dentro de la misma especie, debido a que permite la incorporación y transmisión de genes de orígenes de distintos linajes y con potenciales mutaciones ante las variaciones ambientales, de miembros que se hubieren desarrollado en nichos distintos, aumentando así también la posibilidad adaptativa de la especie ante los cambios del medio, lo cual a su vez se traduce en una mayor plasticidad biológica ante los hechos ambientales, elevando la posibilidad migratoria de las especies y la resistencia de la especie ante los cambios climáticos y ambientales de menor escala que puedan enfrentar a su paso.

Por otra parte, la diferenciación de entre órganos y organismos sexualmente distintos, iguala la posibilidad de oportunidades de participación en los fenómenos reproductivos, para que luego los factores de selección natural entre gustos y colores, sean quienes brinden un mecanismo de discriminación genética para la unión de las combinaciones genéticamente más óptimas, por medio de las cuales garantizar una especie cada vez mejor adaptada y más saludable, con la limitación de la reproducción de los individuos menos aventajados, por el rechazo al que le puedan confrontar los miembros del género opuesto, cumpliéndose así la máxima de la supervivencia del más apto, incluso en las competencias sexuales.

Diferencia del proceso por meiosis

Las células de los organismos procariotas pueden reproducirse de dos modos diferentes. En el proceso convencional, conocido con la denominación de mitosis, las células hijas presentan sendas copias de la totalidad del material genético de la célula original. Por el contrario, en el particular mecanismo que se denomina meiosis, el contenido genético es repartido entre las células hijas que resultan con sólo la mitad del material nuclear original. La importancia de la meiosis reside en que se trata del recurso por el cual se producen las gametas que participan de la reproducción sexual.

En efecto, las células somáticas habituales de todos los seres procariotas incluyen, en condiciones normales, material genético que se encuentra duplicado, aunque no redundante. Estas células se designan en forma convencional como diploides, lo cual suele simbolizarse como 2n. En el proceso de meiosis, las células participantes presentan dos divisiones celulares consecutivas, tras lo cual se producen cuatro elementos celulares que incluyen la mitad del material genético inicial. Estas células finales se llaman haploides y se denominan como 1n ó n por convención.

En el contexto de la profase, los componentes de cada uno de los pares de cromosomas se emparejan para dar lugar a una recombinación de su contenido genético. En una etapa subsiguiente, conocida como metafase, los cromosomas resultantes de este fenómeno se ubican en un plano central, para luego migrar hacia los polos celulares en la etapa denominada anafase. Por consiguiente, cada una de las células originadas durante esta sucesión de etapas (conocidas en forma conjunta como meiosis I) cuenta con la mitad del genoma de la célula original. En la posterior meiosis II, estas células haploides se dividen para dar lugar a nuevos elementos celulares, cuya maduración final dará lugar a óvulos y espermatozoides.

Además de asegurar la reproducción sexual, la importancia de la meiosis consiste en asegurar la variabilidad genética, dado que el proceso de recombinación del contenido genético permite que los descendientes originados a partir de las gametas conserven gran parte de las características de sus ancestros, pero dando al nuevo individuo un perfil absolutamente único y distintivo. A diferencia de la natural partenogénesis o de la artificial clonación, en la cual la reproducción surge de una nueva mitosis, la meiosis produce ejemplares realmente diferentes a sus padres, abriendo la posibilidad de nuevas adaptaciones y relaciones con el entorno biológico y, en el caso de los seres humanos, del ambiente psicológico y social.

Referencias

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Lodish, H. (2005). Biología celular y molecular. Ed. Médica Panamericana.

Marcet Ortega, M. (2016). Surveillance mechanisms in mammalian meiosis. Universitat Autònoma de Barcelona,.

Rodríguez Gil, S. G., Solmi, L., & Rossi, F. (2022). Meiosis, donde todo empezó.

Por: Serena Cuoghi. Profesora de Biología egresada de la UPEL. Docente especialista en Dificultades de Aprendizaje. Experta en PNL y Superaprendizaje. Desempeño en Ciencias Biológicas, e investigadora en Biodescodificación.

Art. actualizado: Marzo 2023; sobre el original de septiembre, 2012.

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