Importancia de la Moral
Título de Profesora de Biología
Como necesidad inherente del propio crecimiento de las sociedades de tener que controlar el comportamiento de sus diversos personajes, surge la moral como primer recurso, antes de la conformación de las leyes y mecanismos judiciales más avanzados, con una naturaleza orientada más hacia la prevención, pero también con un carácter sancionador a modo de cumplir con las siguientes premisas: 1) el establecimiento de patrones de conductas generales que permitan la mayor integridad posible de todos los miembros de la comunidad; 2) un criterio de discernimiento guiado por la lógica sobre lo que puede ser aceptable o no; 3) la adecuación de las normas a cumplir según el género, rango de edades y etapas de vida; y 4) brindar las bases para las sanciones según el grado y norma incumplida a modo de garantizar por medio del castigo ejemplar el fomento del correcto proceder. La moral es lo que nos permite a las personas distinguir entre el bien y el mal, respetar la ley, y brindarles a los demás un trato respetuoso y digno, siendo en el plano de la conciencia donde se dirime esta cuestión tan íntima y personal.
Las sociedades históricamente se fueron conformando y evolucionando junto con la generación de estructuras implícitas que rigen el comportamiento de sus ciudadanos, implementándose distintas normas según los diversos contextos para los patrones de comportamiento social, por medio de las cuales se sentencia un modelo de control primario que establece lo que puede ser aceptado o no en una comunidad en específico, siendo este conjunto de normas lo que conocemos como moral y cuya variación puede ser tan amplia como las propias formas culturales, siendo un hecho que ambas, moral y cultura, se encuentran tan estrechamente vinculadas que la primera se ve permanentemente modelada por la segunda.
Ahora bien, las personas no nacemos con tal o cual moral, sino que la misma se va formando y modelando en relación a la enseñanza de valores y los modelos que observamos en nuestro entorno próximo, primeramente en el hogar, a través de los padres y el resto de la familia, y luego en la escuela, en la interacción con pares y maestros. Si bien hay varias maneras de responder o comportarse frente a una situación determinada, siendo que las personas somos primariamente libres en este sentido, será la moral que sostengamos, producto del aprendizaje y la experiencia, la que nos oriente hacia lo correcto o incorrecto.
Costumbres para el buen vivir
Atentar contra un valor o norma moral compartida en una sociedad conlleva, según la profundidad del agravio y sus consecuencias, a situaciones que pueden ir desde la más simple forma de repudio social, la generación de habladurías y la discriminación de la persona faltante dentro de las sociedades más moralmente abiertas, hasta la más dura condena con la imposición de la pena de muerte, en aquellas sociedades donde la conservación e imposición de los patrones morales es tan rígida y obediente a los principios más ortodoxos de un extremismo, mayormente religioso y dogmático que impera por encima de la propia necesidad de la construcción de un marco legal más justo e imparcial, situación que también resulta ser en sí mismo moralmente cuestionable por las demás formas culturales del mundo.
Independientemente a la rigidez extrema en la moral de algunos pueblos, en general esta base de normas conductuales que comienzan a ser impartidas desde el propio nacimiento, fungen de como modeladoras del patrón de comportamiento de los miembros de una misma comunidad, estableciéndose a través de ellas el común acuerdo de convivencia para el desarrollo de una vida integralmente guiada a hacia el buen vivir.
El respeto dignifica
Existe un único factor común invariable para todos los patrones morales de las sociedades humanas, cualidad que lo convierte en el más universal de todos los valores: el respeto. Tanto como exigencia hacia el cumplimiento moral, como atributo personal por medio del cual obrar hacia sí mismo y el entorno, el respeto se sostiene insoslayable de su cualidad dignificadora, siendo la llave que abre las puertas hacia la aceptación y el compartir entre morales distintas y mantiene la continuidad a través del tiempo de las conductas compartidas.
Diferencias en los límites
La moral en mayor o menor grado influye también en el subsecuente desarrollo de la ética, sirviéndole de base hacia el correcto proceder, más otros factores derivados ya de los argumentos legales en donde se conjugan las leyes propias de cada nación y aquellas que de manera global se establecen entre los acuerdos políticos de la humanidad, son los que sustentan y definen a los protocolos del proceder profesional según las características propias de cada área del desarrollo humano, de allí que pese a que un hecho pudiera ser moralmente aceptable en una región determinada, pueda a su vez ser éticamente cuestionable, e incluso hacerse merecedor de su punibilidad, requiriéndose de una evaluación auténticamente transdisciplinaria para el establecimiento de los límites correctos en dicho proceder.
El ejemplo más común de semejante situación se presenta con frecuencia en el campo de la medicina, en donde las costumbres ancestrales de las cuales derivan las prácticas tradicionales las hacen parte de la moral de muchos pueblos, hecho que, aún habiendo servido de base de conocimientos para el desarrollo de la medicina moderna, no las puede mantener por completo al margen de las consideraciones éticas profesionales cuando de velar por el derecho a la vida y su salvaguarda se trata, por lo que costumbres y leyes han de conjugarse tanto para la preservación de los conocimientos y prácticas ancestrales, como para su correcta implementación por quienes asumen la continuidad de éstas, en función de lo que establece la moral de sus pueblos.
La justicia, principal víctima de la doble moral
Otra de las contracaras de la moral es la popularmente denominada doble moral, un concepto que alude a un comportamiento frecuente de las personas e instituciones en nuestra sociedad y que consiste en sostener o defender dos ideas o posiciones contrarias respecto de una misma cuestión. Un ejemplo contundente en este sentido, y tan frecuente de apreciar en nuestra sociedad es el político que cuestiona la corrupción y pregona púbicamente la honestidad mientras que en el ámbito privado concreta acuerdos espurios y acepta dádivas. La práctica de la doble moral es tan cuestionable como hacer el mal, y asimismo merece la condena, sin embargo, es muy común su utilización en todos los niveles.
La doble moral daña profundamente la confianza y el respeto de los otros, y ni hablar del efecto negativo que ostenta en lo que concierne a la imparcialidad con la que se recomienda actuar siempre; la doble moral jamás será justa y viola indefectiblemente a la justicia, ese bien público que propone como máxima dar a cada uno lo que le corresponde…
Referencias
Durkheim, É. (2002). La educación moral. Ediciones Morata.
Lederach, J. P. (2008). La imaginación moral. Editorial Norma.
Nietzsche, F. (1974). La genealogía de la moral (Vol. 356). NoBooks Editorial.
Scheler, M. (1927). El resentimiento en la moral (Vol. 17). Revista de Occidente.
Trabajo publicado en: Mar., 2013.
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