Importancia del Movimiento
Título de Profesora de Biología
La capacidad de un organismo para moverse, también conocida como función locomotora o simplemente locomoción, varía según la especie y las características evolutivas que ha desarrollado en función de las condiciones del medio por el cual se desplaza. Visto bajo este principio, el movimiento se convierte en una cualidad que todo ser vivo aprovecha a su manera y para su propia conveniencia biológica, ya que le permite: 1) encontrar alimentos; 2) aparearse y reproducirse; 3) protegerse de las condiciones ambientales; 4) huir de depredadores; 5) conquistar otros nichos y biomas; y finalmente 6) evolucionar.
La Conquista de los microorganismos
La vida microscópica pareciera ser mucho más sencilla que aquella de los seres que podemos observar a simple vista, sin embargo, los organismos unicelulares también tienen sus propios obstáculos que resolver para lograr mantenerse vivos y, por ende, como todos los demás, también requieren de mantenerse en constante movimiento.
Bacterias y protozoarios se las han ingeniado a lo largo de sus millones de años de evolución para desarrollar diversas estructuras conocidas como cilios, cirros y flagelos, los cuales les permiten tener un considerable desplazamiento a través de los medios líquidos, lo cual representa tanto la naturaleza misma como el interior de los propios organismos que infectan, logrando incluso lidiar con el torrente sanguíneo para dirigirse hacia donde desearíamos que no llegaran.
La capacidad de movimiento de estos seres ha logrado desarrollarse hasta niveles de existencia de una coordinación grupal. Las bacterias hacen uso de sus estructuras locomotoras, así como de vibraciones y contorsiones generadas por sí mismas para desplazarse juntas hacia los tejidos y órganos de su hospedador, de allí que los procesos infecciosos inician con formas agudas, localizadas en alguna región específica y no es sino hasta cuando la sobrepoblación bacteriana se sale de control, que terminan haciendo migraciones dispersas hacia todo el resto del organismo, causando finalmente una septicemia.
En el caso de los protozoarios, algunos de éstos poseen más bien una habilidad de expandir y contraer su membrana, creando protuberancias provisionales conocidas como pseudópodos.
¡Las Plantas se Mueven!
Así tal y como suena, las plantas también poseen la capacidad de moverse, sin embargo, no lo hacen desde la concepción que se suele tener sobre lo que implica es el movimiento para los animales en conjunción con su desplazamiento.
Desde el inicio del proceso de germinación de las semillas, las estructuras iniciales que darán origen a la parte superior de la planta y a las raíces, denominadas estípula y radícula respectivamente, comienzan su larga marcha hacia las alturas y el subsuelo, procesos que las llevarán a mantenerse en incesante movimiento, el cual se manifiesta no de forma voluntaria, sino como consecuencia del crecimiento celular que lleva a expandir sus diversos órganos hacia adelante.
Por otra parte, la necesidad de aprovechar al máximo los rayos del sol para la fotosíntesis, también es capaz de estimular el movimiento de las plantas, ya no por crecimiento sino por auténtico direccionamiento de las estructuras hacia la luz, como puede observarse por ejemplo con los girasoles.
La reproducción de las plantas también está condicionada por el movimiento. Para lograr propagarse, las diversas especies de plantas han generado evolutivamente diversas formas y estructuras complementarias en sus frutos y semillas, creando todo un abanico de increíbles estrategias que permiten su dispersión hacia zonas circundantes en donde el suelo pueda encontrarse más despejado y aprovechando el movimiento del agua, el viento y los animales, para incluso alcanzar regiones aún más lejanas a la planta que les dio origen.
Complejidad motora animal
Ya con todo un sistema de estructuras, tejidos y órganos mucho más complejos, los animales son la máxima expresión de las posibilidades que el movimiento puede brindar a un ser vivo y, en este sentido, exoesqueletos y esqueletos, han jugado un papel crucial para el desarrollo de sus habilidades motoras.
Desde el incipiente movimiento por crecimiento de los poríferos – igual al de las plantas – hasta el osado BreakDance que se han inventado los humanos, cada especie animal ha ido evolucionando en función de desarrollar una anatomía particular, con la cual permitirse aprovechar al máximo las características tanto del medio como de los recursos que le rodea, haciendo uso del mínimo de energía indispensable para lograrlo, a este principio se le conoce como ergonomía y su estudio genera aportes incluso para su aplicación en las diversas actividades humanas, por lo que aún queda mucho por estudiar, aprender y aplicar sobre el movimiento, su comprensión e incluso su evolución.
Referencias
Calais-Germain, B., & Lamotte, A. (1994). Anatomía para el movimiento. Los libros de la liebre de marzo. Barcelona, España.
Hickman, C. et all. (1998) Principios Integrales de Zoología. 11ma Ed. Madrid, España. McGraw-Hill Interamericana.
Loaiza, H., Nope, S. E., & Caicedo, E. (2006). Aplicaciones del movimiento y su representación biológica en el reconocimiento de gestos. Ingeniería y competitividad, 8(2), 55-63. Universidad del Valle. Colombia.
Ville, C. (1996). Biología. 8va Edición. México. McGraw-Hill.
Trabajo publicado en: Mar., 2013.
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