Importancia del Orden Público
El Orden Público es algo completamente esencial en nuestro día a día. Es un estado ideal en el que el funcionamiento de la sociedad es completamente correcto. Una situación de paz y respeto a las leyes de la comunidad. Sin este Orden Público, o mejor dicho sin respetar este Orden Público, sus ciudadanos podrían terminar desencadenando el caos.
Lo cierto es que definir el Orden Público no es algo sencillo; y es que no se trata de un organismo o una ley en concreto, y aunque se recoge en el ordenamiento jurídico, lo cierto es que es más un estado que algo concreto. Así, el orden público estaría relacionado con las leyes y normas de convivencia mínimas, o herramientas tan importantes como la Constitución de cada Estado, que son las que aseguran que se respete este orden.
Podemos decir por tanto, que el Orden Público es un estado de legalidad. Una situación ideal en la que las diferentes autoridades de un gobierno ejercen su trabajo sin que los ciudadanos puedan entorpecerlo.
Teniendo en cuenta todo esto, podemos asegurar en cierto modo que el Orden Público también es una herramienta de contención. Una imposición gubernamental que pondría ciertos límites a la libertad de los seres humanos, eso sí, siempre teniendo en cuenta el beneficio de todo los individuos del Estado.
Seguramente hemos escuchado en alguna ocasión eso de “alteración del Orden Público”. Esta alteración supone que se ejecuten acciones que puedan entorpecer o arriesgar esta situación de paz y tranquilidad. Así, actos vandálicos, de cualquier naturaleza, ruidos nocturnos que puedan alterar el descanso o incluso actividades diarias que puedan alterar la vida cotidiana de los demás, serían acciones que podrían ser penadas por alteración del Orden Público.
Además, también entrarían en este grupo acciones como las protestas públicas o las revueltas, que en casos extremos pueden desembocar en problemas de revolución.
Este último punto es realmente conflictivo y polémico. En la mayoría de las democracias, las personas tienen derecho a protestar públicamente. No obstante, si estas protestas van acompañadas de violencia o no están debidamente organizadas (con los permisos necesarios), pueden ser castigadas por el gobierno como una clara alteración del Orden Público, deteniendo así a sus participantes e interponiendo sanciones a los mismos. Así, los gobiernos deben tener cuidado, pues lo que en un principio busca servir al ciudadano y buscar la paz, también puede usarse como medida represora, algo que el ciudadano no verá con buenos ojos.
Trabajo publicado en: Ago., 2014.
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