Importancia de la Alfabetización

Serena Cuoghi
Título de Profesora de Biología

Una de las mayores preocupaciones del siglo pasado fue el desarrollo de estrategias por parte de los Estados, especialmente en las naciones menos desarrolladas, que permitiesen la generación de estrategias educativas con las cuales abordar a los sectores más marginados de sus sociedades, brindando la oportunidad a sus ciudadanos de recibir las herramientas más básicas de la educación, comenzando con la alfabetización que les permitiría aprender a leer y escribir en su propia lengua nativa, capacitándoles de este modo para poder comunicarse más eficientemente con su entorno, pero sobre todo, para poder seguir adquiriendo nuevos conocimientos a través de la lectura y la comprensión de la información que pudiesen recibir de distintas fuentes.

La solución para el problema de educar masivamente a la población tras el replanteamiento de los paradigmas educativos y la apertura hacia la educación popular, encontró a principios del siglo XX una relativa y práctica respuesta, cuando muchos gobiernos implementaron la estrategia de institucionalizar la educación obligatoria, sin embargo, este es un hecho posible de abordar durante los primeros años de vida, siendo que los niños al carecer de responsabilidades sociales y personales disponen del tiempo necesario para dedicarse exclusivamente a aprender y realizar las labores demandadas en el cumplimiento de la carga académica organizada por el sistema educativo, algo que ciertamente no es fácil de engranar en el mundo de exigencias de la vida adulta, por lo que la alfabetización de los nuevos ciudadanos podía darse como un hecho garantizado, más el abordaje de las personas ya adultas que aún no supiesen leer y escribir suponía el enfrentamiento a una matriz mucho más variada de retos por resolver, entre los cuales:

1) el interés del propio adulto por desear recibir la educación básica que lo alfabetiza;

2) la formación del personal docente dispuesto a una labor fuera del resguardo de la infraestructura académica formal, trasladándose hacia las áreas más recónditas del país, la mayoría de las veces debatiéndose con las condiciones ambientales adversas características de las zonas rurales, que precisamente mantienen marginadas a las pequeñas poblaciones en las cuales la educación formal no ha podido ser implementada, una realidad latente aún hoy en día en muchas regiones del planeta;

3) el abordaje de potenciales dificultades de aprendizaje presente en los adultos y adultos mayores sin un diagnóstico y, mucho menos, una atención adecuada hasta ese punto de la vida, generando como consecuencia mayores complicaciones para el desarrollo de las estrategias psicopedagógicas necesarias en el abordaje de cada caso, con las cuales garantizar un aprendizaje efectivo y de calidad;

4) una mayor inversión de recursos económicos y estratégicos para la ubicación y alcance de las personas que aún no supiesen leer y escribir en contraste a los requeridos por el sistema de Educación formal; factores entre muchos otros que orientaron hacia el desarrollo de una gran variedad de propuestas por parte de todos los sectores nacionales, entre los cuales las universidades públicas y privadas, fundaciones, ONGs y empresas privadas, que han ido sumando acciones de alfabetización en pequeña escala, a modo de ir cubriendo entre todas ellas las necesidades reales de la población a la que aún no hubiese llegado el derecho universal a la educación

Interesante cambio de concepto

Sin embargo, la llegada de la nueva revolución humana con el despunte vertiginoso de la tecnología en las últimas décadas, ha orientado hacia la necesidad de reevaluar tanto el proceso de alfabetización como su definición en sí, hablándose actualmente más bien de una alfabetización digital o tecnológica como consecuencia de décadas de Educación formal, que permitieron la alfabetización y preparación académica de la gran mayoría de la población en el mundo, mientras que la merma progresiva de las poblaciones adultas sin estudios, bien sea por el fallecimiento de las generaciones más antiguas, como por esa atención individualizada recibida para su alfabetización, contribuyó al combate de la analfabetismo en la gran mayoría de las naciones.

Contrario entonces a la lógica que indica que al haber combatido el analfabetismo el término se hubiese extinto por falta de una funcionalidad técnica, resulta ser que dicha funcionalidad precisamente reorientó el uso del término hacia velar ahora por la carencia del conocimiento tecnológico mínimo indispensable con el cual poder hacer uso de las nuevas tecnologías, en este sentido un analfabeta digital o tecnológico, ahora es una persona que no sabe acceder a la información a través de herramientas como las computadoras, las tablets, o los teléfonos inteligentes, homologándose con la ignorancia de no saber leer, mientras que el desconocimiento de cómo acceder al internet ha reemplazado a la incomprensión del significado de las letras, convirtiéndose todo esto en un fenómeno por demás interesante que demuestra cómo la variación del contexto es capaz de redefinir un concepto y, por ende, de guiar hacia la reformulación de todas las bases teóricas y prácticas en torno a él

El recurso más básico de todos

Alfabetizar entonces en la Nueva Era digital, representa la necesidad de volcar los recursos educativos menos formalizados, hacia la enseñanza del uso tecnológico, en las generaciones de personas que no tuvieron la oportunidad de desarrollarse académicamente, a la par de la incorporación de las tecnologías dentro de la normalización curricular de las escuelas, viéndose nuevamente como las generaciones más jóvenes se han visto beneficiadas al ir creciendo envueltas dentro del contexto tecnológico, mientras que los ya adultos han tenido que enfrentarse a cambios muchas veces abruptamente incomprensibles para la mentalidad analógica de la era que les habría tocado vivir.

El nivel de dependencia tecnológica sigue creciendo cada día más abarcando todos los aspectos de la vida incluso los más básicos y esenciales como cocinar, hacer la compra y los quehaceres del hogar, encontrando que ahora debemos aprender a desarrollar un vínculo comunicacional con nuestra nevera para que pueda recordarnos cuáles son las hortalizas que debemos comprar en el supermercado, evitando que se nos descompongan los que aún quedan en casa, o con la lavadora, quien ahora decide por nosotros en cuánto tiempo y bajo qué condiciones va a lavarnos la ropa, en modo de evitar su deterioro, hechos que sin lugar a dudas nos están llevando a ser cada vez más hábiles e inteligentes en el campo informático, algorítmico y de programación, para compensar nuestra creciente inutilidad en la toma de las decisiones banales, en función de los conocimientos más básicos que se supone todo individuo responsable de sí mismo debería cultivar para su propio desarrollo personal.

Las nuevas demandas de alfabetización

En su sentido más completo la alfabetización ha permitido, sin lugar a dudas, la mejora de las condiciones y el desarrollo de la humanidad, de allí la consideración de promover la nueva forma de alfabetización digital orientando a las personas hacia la adopción y consumo de los recursos tecnológicos que también posibilitan el desarrollo de nuevos modos de abordar y solucionar los problemas, en pro de optimizar dichas soluciones, los recursos necesarios para esto y, por supuesto, el tiempo y la calidad de vida de las personas, incluyendo la oportunidad de su desempeño profesional y laboral cada vez más autónomo gracias a la asistencia tecnológica otorgada ahora como un nuevo derecho humano universal.

En los términos lingüísticos más básicos, la alfabetización del siglo XXI requiere del manejo operativo de las funciones más esenciales de los artefactos digitales, entre los cuales debemos conocer a la perfección el encendido del equipo, su apagado y el número de teléfono del técnico que pueda venir a auxiliarnos cuando algo parezca anormalmente extraño, el uso de programas y aplicaciones ofimáticas, el envío, recepción, lectura y procesamiento de un correo electrónico y la comunicación por medio de las redes sociales, se encuentran también dentro de estos elementos indispensables para considerarse una persona alfabetizada digitalmente, sin embargo, asumir el aprovechamiento de todos los recursos que la tecnología es capaz de brindarnos, ha pasado a convertirse en la actualidad en una de las habilidades más demandadas y mejor remuneradas dentro de la competitividad laboral, permitiendo con ello reducir incluso los índices de pobreza, debido a la oportunidad que tienen cada vez más personas de desarrollar por sus propios medios acciones que les permiten generar fuentes de ingreso con las cuales cubrir sus necesidades y algo más.

 
 
 
Por: Serena Cuoghi. Profesora de Biología egresada de la UPEL. Docente especialista en Dificultades de Aprendizaje. Experta en PNL y Superaprendizaje. Desempeño en Ciencias Biológicas, e investigadora en Biodescodificación.

Art. actualizado: Marzo 2024; sobre el original de septiembre, 2017.
Datos para citar en modelo APA: Cuoghi, S. (Marzo 2024). Importancia de la Alfabetización. Significado.com. Desde https://significado.com/im-potenciar-alfabetizacion/
 

Referencias

Cook-Gumperz, J. (1988). La construcción social de la alfabetización. Paidós Ibérica.

Ferreiro, E. (1998). Alfabetización: teoría y práctica. Siglo XXI.

Gutiérrez Martín, A. (2003). Alfabetización digital. Algo más que ratones y teclas. Barcelona: Gedisa.

Teberosky, A. (1990). El lenguaje escrito y la alfabetización. Lectura y vida, 11(12), 1-15.

Tornero, P., & Varis, T. (2012). Alfabetización mediática y nuevo humanismo (Vol. 2). Editorial Uoc.

Fotolia. Marina / Maud

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