Definición de Inflorescencia
Licenciado en Biología
En las plantas con flores, o angiospermas, en ocasiones las flores no aparecen solas. Una misma planta puede generar grupos de flores para maximizar el éxito reproductivo. Estos grupos de flores se denominan, en botánica, inflorescencias.
Características de las inflorescencias
Las inflorescencias comparten algunas características comunes. En ellas, la disposición de las flores sigue patrones específicos. Cada flor tiene un pedicelo, un tallo delgado y corto que sostiene a la flor y la une al eje de la inflorescencia.
Todas las inflorescencias tienen un eje central, un tallo donde nacen los pedicelos de las flores. En algunos tipos, las flores no tienen pedicelo o si lo tienen, es muy corto, y parece que estuvieran apoyadas en el eje. El eje puede ser un tallo recto, una vara floral o raquis, pero también puede tener forma de cáliz o copa, y en ese caso, se denomina receptáculo.
La disposición de las flores permite reconocer varios tipos de inflorescencias. Cada familia de plantas se caracteriza por una disposición de flores y el tipo de inflorescencia es una característica que se usa para reconocer familias de plantas.
Tipos y ejemplos de inflorescencias
Las angiospermas son el grupo de plantas más extenso y diverso en el presente. No es de extrañar que la diversidad de inflorescencias sea también alta. Existen aproximadamente 16 tipos de inflorescencias diferentes, dependiendo la clasificación que se use.
Cada una de las familias de plantas con flores se caracteriza por tener una inflorescencia distinta, e incluso hay inflorescencias propias de familias con pocas especies. Nos centraremos en algunas pocas inflorescencias, típicas de familias muy comunes de plantas o bien, inflorescencias “comunes” compartidas por varias familias.
Capítulo
El capítulo es, casi con toda seguridad, una de las inflorescencias más conocidas. Es propia de la familia de las asteráceas, que incluye los girasoles, margaritas y el diente de león. Las asteráceas son una de las familias más grandes dentro de las angiospermas, y todas tienen flores en capítulos, similares a un girasol o a un diente de león (aunque puede variar el color y el tamaño, por supuesto).
En lugar de flores individuales, encontramos una estructura compuesta de cientos de pequeñas flores que son como pequeños tubos (esta es la parte central del girasol o de la margarita) rodeadas por flores de otro tipo, que tienen un gran pétalo y juntas, forman los pétalos del girasol. Estas flores se llaman “flores liguladas” (porque su aspecto recuerda al de una lengua) y las flores centrales se llaman flores tubulares. Cada «pétalo» es en realidad una flor ligulada, mientras que el corazón del capítulo alberga flores tubulares.
Las únicas flores fértiles son las tubulares, las liguladas solo sirven para atraer a los polinizadores. Todas las flores están apoyadas sobre un disco central, el receptáculo, que generalmente es verde.
Espiga
La espiga es otra de las inflorescencias más conocidas. Es propia de la familia de las poáceas, que incluye a todos los pastos, las gramíneas, los bambúes y los cereales, como el trigo, la cebada y el maíz.
En una espiga, las flores se distribuyen a lo largo de un eje central, creando una estructura alargada y compacta. La estructura interna de una espiga es compleja: cada flor esta recubierta por “escamas” llamadas glumas, y el pedicelo que las une con el eje de la espiga es muy corto.
En ocasiones, las glumas tienen estructuras alargadas como en las flechillas, que posteriormente sirven para facilitar la dispersión de los frutos.
Racimo
El racimo es una inflorescencia común en varias familias de angiospermas, pero no es una inflorescencia exclusiva de ninguna familia.
La familia de las rosáceas, que incluye a las rosas, las zarzas y los frutales como el manzano y el duraznero, y las brasicáceas, que es la familia de los coles suelen presentar racimos. Otras familias también pueden tener racimos.
En esta disposición, los pedicelos de las flores surgen a lo largo del eje central, creando una estructura ramificada.
El racimo es una inflorescencia que tiene muchos subtipos y se encuentra en plantas tan diversas como la vid, la coliflor y el jacarandá.
Umbela
La umbela caracteriza a las apiáceas, que incluyen plantas como el perejil, el hinojo, la cicuta y el cilantro.
En una umbela, las flores se agrupan en el extremo de un tallo central. De él surgen los pedicelos de las flores, formando una suerte de sombrilla o paraguas.
Espádice
La «espádice» es propia de la familia Aráceas, que no es una familia muy grande, solo está presente en los trópicos, pero su inflorescencia es muy llamativa.
La familia incluye a la mayor parte de las plantas de interior, entre ellas las monsteras o costillas de Adán (nativa de las selvas de América del sur) o la conocida cala.
En esta inflorescencia, las flores fértiles emergen de una estructura alargada, tubular y carnosa (la parte central, amarilla de la cala) rodeada por una hoja, que a veces puede ser verde o de otros colores conocida como espata (la parte blanca de la cala).
Existen más tipos de inflorescencias, e incluso su clasificación botánica tiene en cuenta criterios sobre los cuales no hemos hablado en este artículo.
Ventajas adaptativas de las inflorescencias
Los grupos de flores pueden servir para atraer más polinizadores, ya sea por una cuestión numérica de que hay más flores para visitar, y la planta puede ser visitada da por más polinizadores al mismo tiempo. También, puede ser que el conjunto resulte más atractivo para los polinizadores que las flores individuales, al crear patrones de colores o formas diferentes.
En algunas plantas, las flores individuales son muy pequeñas que, por sí solas, no servirían para atraer a los polinizadores, pero el conjunto sí es atractivo. Esto ocurre, por ejemplo, con el espádice, el capítulo y las espigas, en donde toda la inflorescencia parece ser una única flor. Este tipo de inflorescencias se denominan psedoantos (falsas flores) y su función es la de maximizar la polinización, ya que los polinizadores encontrarían muy poco atractivas las diminutas flores de las asteráceas o las aráceas. La inflorescencia es más atractiva, pero, además, le proporciona al polinizador una plataforma donde posarse mientras liba el néctar de las flores y las poliniza.
Al facilitar la polinización, las inflorescencias contribuyen a la diversidad genética y al éxito reproductivo de la planta porque favorecen la polinización cruzada. Es decir, que una planta polinice a otra y evitan la endogamia, un proceso que reduce la variabilidad genética porque la planta se poliniza a sí misma, entonces, la mezcla de genes es limitada.
Trabajo publicado en: Feb., 2024.
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