Definición de Liquen
Licenciado en Biología
A simple vista, pasan desapercibidos. Los líquenes son macroscópicos, casi todos visibles, pero, salvo algunas especies, no son llamativos. En su mayoría, no sobrepasan los 10 cm. Pueden aparecer como finas láminas de un verde apagado que recubre la corteza de los árboles, manchas amarrillas, naranjas o negras en las rocas, largas “barbas” colgantes o pequeños “arbustos” retorcidos y ramificados.
Los líquenes son el producto de una asociación simbiótica entre hongos y algas. Los miembros de toda simbiosis se conocen como simbiontes, pero en los líquenes, el simbionte fotosintético se denomina fotobionte o ficobionte, mientras que el hongo se conoce como micobionte.
Pueden vivir y colonizar lugares inhóspitos, donde ninguno de los dos simbiontes, ni el hongo ni el alga, podría vivir por sí mismo.
Los líquenes ayudan a preparar el terreno para que otros seres más exigentes puedan establecerse. En muchos ambientes terrestres, los líquenes están entre los primeros seres vivos que se establecen sobre las rocas desnudas, y sin dudas, los primeros organismos pluricelulares.
Estructura de los líquenes
El ficobionte puede ser un alga verde, miembros del reino protoctista o una cianobacteria, un tipo de bacteria. En algunos líquenes, pueden estar presentes los dos tipos de ficobionte.
Tanto algas como cianobacterias pueden realizar la fotosíntesis. Los hongos, por su parte, no poseen está capacidad y necesitan obtener sus carbohidratos. En el liquen, el rol más obvio del ficobionte es la provisión de carbohidratos al micobionte. Los líquenes son considerados autótrofos y fotosintéticos, aunque estrictamente, solo uno de los simbiontes lo es.
El segundo simbionte que forma parte del liquen es el hongo o micobionte.
En la mayoría de los líquenes, el hongo que actúa como micobionte es un ascomicota, aunque también se encuentran, pero en menor medida basidiomicotas. Con las ultimas investigaciones, se ha encontrado que en ocasiones hay más de una especie de micobionte en el liquen.
Con sus hifas, el hongo es capaz de absorber agua y minerales que las algas no podrían captar por sí solas, pero que necesitan para vivir.
En general, las algas son organismos acuáticos o de lugares muy húmedos, porque sus células no toleran la desecación que provoca el aire o la exposición al sol; pero el micobionte le da al liquen la capacidad de resistir la desecación.
Cada simbionte hace su aporte para que el liquen pueda sobrevivir en ambientes extremos donde de forma independiente no serían capaces de habitar. La simbiosis es muy beneficiosa para ambos.
Podría parecer que el ficobionte es el que obtiene más ventajas en la asociación, pero la realidad es que los hongos formadores de líquenes necesitan del ficobionte para sobrevivir, ya que por medio de la asociación se aseguran la provisión de carbohidratos.
Incluso hay micobiontes incapaces de vivir sin su alga. Se ha logrado, en laboratorio, aislar y mantener vivos a estos hongos, pero el estado natural es que existan como líquenes.
Tipos de Líquenes
Como todos los seres vivos, los líquenes pueden clasificarse según varios criterios.
Una de las clasificaciones más sencillas y didácticas es agruparlos de acuerdo a la forma que tienen.
El “cuerpo” del liquen se denomina talo (no es un error, talo no es lo mismo que tallo, que es un órgano de las plantas)
Hay tres tipos principales según la forma de su talo: crustáceos, foliosos y fruticosos; y podemos agregar una cuarta categoría: los líquenes gelatinosos.
Los líquenes crustáceos o costrosos se adhieren firmemente a la superficie, formando una costra imposible de separar del sustrato. Por lo común crecen sobre las rocas, y suelen confundirse con manchas de colores. También hay líquenes crustáceos que crecen en la madera.
Los foliosos tienen un talo foliáceo, más flexible y similar a hojas. Están adheridos al sustrato por una base y se desprenden sin mucho esfuerzo.
Los líquenes fruticosos tienen talos rectos y cilíndricos ramificados. Se asemejan a pequeños arbustos, con ramas retorcidas que crecen en el suelo, como los líquenes del género Cladonia, o a penachos y barbas colgantes como los líquenes del género Usnea.
Los líquenes se sienten secos y ásperos al tacto, pero los líquenes gelatinosos, como su nombre bien lo indica, son húmedos y blandos, con una consistencia parecida a la goma. Este tipo de liquen es más común en los ambientes húmedos pero los tres tipos anteriores son por lejos los más frecuentes.
Reproducción de los líquenes
Es principalmente asexual, a través de la producción de soredios. Los soredios contienen algunas células del ficobionte rodeadas de hifas del micobionte. De este modo, se diseminan ambos simbiontes.
Los soredios se desprenden del talo liquénico y pueden germinar dando lugar a nuevos líquenes si encuentran las condiciones adecuadas de humedad y sustrato.
La fragmentación del talo es otra forma de multiplicación asexual de los líquenes.
Una característica intrigante es que el ficobionte no se reproduce por si mismo mientras forma parte del liquen. Los soredios, que son formados por el hongo, se llevan consigo al ficobionte.
El hongo, por su parte, puede reproducirse por si solo, liberando esporas que darán lugar a micelios de vida libre o se formará otro liquen si los hongos se encuentran con las algas adecuadas.
Importancia ecológica de los líquenes
Los líquenes desempeñan un papel crucial en los ecosistemas terrestres debido a su capacidad para colonizar ambientes hostiles para otras formas de vida.
Su presencia favorece la meteorización de rocas y la acumulación de materia orgánica.
Los líquenes son considerados pioneros y son uno de los primeros grupos en los procesos de sucesión ecológica primaria, es decir, en la colonización de ambientes nuevos, donde previamente no hubo vida. Una sucesión primaria ocurre, por ejemplo, en un terreno recientemente desglaciado o en una isla volcánica recién formada.
El hongo es capaz de liberar sustancias orgánicas conocidas como ácidos liquénicos, que facilitan la meteorización química de las rocas. De esta manera, el hongo logra extraer minerales que necesita el ficobionte. Acelerando la meteorización de las rocas, los líquenes contribuyen a la formación de suelos.
Son muy sensibles a la calidad ambiental, sobre todo a los contaminantes presentes en el aire, y sirven como bioindicadores de calidad del aire. En general, la presencia de una comunidad de varias especies de líquenes indica una buena calidad de aire, mientras que, en las zonas contaminadas, apenas sobreviven algunas especies resistentes a la contaminación.
Trabajo publicado en: Mar., 2024.
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