Definición de Lombardos
Periodista esp. e investigador
Cuando a alguien se le menta el gentilicio “lombardo”, tiende a pensar en la región italiana de la Lombardía. Pero lo que muchos no atinan a pensar es que la génesis de dicho nombre se encuentra en el norte de Europa, y que si llegó a Italia para quedarse fue por la casuística de la historia.
Los lombardos son un pueblo germánico originario del sur de la Península Escandinava, Dinamarca y la parte norte de Alemania, el cual migró progresivamente a las orillas del Danubio para proseguir hasta Italia, donde fundaron un reino.
Sus orígenes y buena parte de su historia (hasta que entraron en contacto con el Imperio Romano) no están del todo claros. Incluso resulta difícil acotar con seguridad su lugar de origen y el camino que recorrieron antes de entrar en contacto con los romanos.
En general, se supone que alrededor del año 100 a.C, los Lombardos se encontraban mayoritariamente asentados en la desembocadura del río Elba y que, de ahí y en sucesivas migraciones, sobre el año 500 d.C. se establecieron en una área que comprende partes de lo que hoy es Hungría y sus países colindantes, alrededor del recorrido del Danubio
En el 540 d.C. se asientan en la región de Panonia con el estatus de federados (foederati) del Imperio Romano, unos aliados que, a cambio de tierras y el derecho a explotarlas, protegen al imperio de los ataques de otros pueblos.
Pese a su alianza, la debilidad imperial es patente, y en el 560 d.C, y comandados por el rey Alboíno, los lombardos invadieron Italia.
La invasión duró años, y llevó en los primeros a los lombardos a apoderarse del norte de la bota italiana, por aquel entonces en poder del Imperio Bizantino.
Los bizantinos, que señoreaban Italia, habían sido militar y económicamente desangrados en el conflicto inmediatamente anterior en la península de la bota, las Guerras Góticas, y fueron incapaces de plantar cara a los lombardos para impedir que establecieran un reino en la península itálica.
Solamente algunas partes de esta, como Roma, Rávena y el corredor que unía a ambas ciudades (estos últimos dos elementos, absorbidos finalmente por los lombardos un siglo más tarde), y las islas de Sicilia, Córcega y Cerdeña.
El reino lombardo de Italia caería en el 774 de nuestra era, por la mano de los francos comandados por Carlomagno.
Culturalmente, la herencia del reino lombardo es desigual, pudiendo constatarse sobretodo en construcciones.
Así, por ejemplo, el italiano no ha heredado más que algunas palabras sueltas del idioma germánico que hablaban los lombardos, ya que fue este pueblo el que acabó adoptando y asimilando para ellos la lengua y las costumbres latinas.
También encontramos la influencia lombarda sobre los códigos legales desarrollados desde la época.
Donde sí se nota su influencia es en la región que lleva su nombre, Lombardía, en la cual se incluye una ciudad tan importante a nivel mundial como es Milán, y la capital histórica del Reino Lombardo, Pavía.
También encontramos numerosas obras de arte, con un estilo distintivo, fruto de la mezcla entre la cultura original germánica de los lombardos, y la cultura latina-romana con influencias góticas del sustrato que se encontraron en Italia y de los pueblos con los que estuvieron en contacto, como los bizantinos.
De tradición religiosa pagana, se cristianizaron al entrar en contacto con el Imperio Bizantino, pasando por una fase ligada al catolicismo, y otra al arrianismo, para adoptar definitivamente el catolicismo cuando entraron en Italia.
No obstante, las prácticas paganas sobrevivieron todavía durante muchos años hasta cristalizar una conversión al catolicismo entre todos los estratos de la sociedad, que empezó por la nobleza y acabó por el pueblo llano.
Foto: Fotolia – Archivist
Trabajo publicado en: Feb., 2018.
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