Lilén Gomez
Profesora en Filosofía

Se entiende por oficio (en latín officium, que se traduce como “servicio”, “cargo”, “deber”, “obligación”, así como también “sentido del deber”), al trabajo que se realiza de manera habitual, usualmente, aprendido por medio de la práctica. De manera general, los oficios se distinguen de las profesiones por el tipo de formación que exigen. Por su parte, a nivel comunicacional, los oficios constituyen instrumentos formales de registro, protocolización o solicitación, trabajado dentro del espectro del Estado, a lo que se suele habilitar un formulario o modelo específico en función de lo requerido.

En el lenguaje corriente, se habla de profesiones en el caso de las actividades laborales que requieren un nivel de estudio superior, mientras que se llama oficios a las tareas más bien relacionadas con el ejercicio manual o artesanal. Por esta razón, en el contexto de la sociedad occidental contemporánea, los oficios muchas veces son considerados despectivamente frente a las profesiones; no obstante, cabe destacar que los saberes que demandan los oficios son igualmente complejos que aquellos asociados a la práctica profesional.

Orígenes del concepto general de las artes y los oficios

El origen de la noción de oficio está directamente relacionado con la significación del concepto del arte en la tradición de pensamiento occidental que se remonta hasta la Grecia antigua. En la filosofía de Aristóteles (384 a. C. – 322 a. C.), arte y técnica confluían en el concepto de tekhné, cuya traducción latina ars será recuperada por la escolástica en el medioevo. Hacia el siglo XV, en Europa, se identifica como oficios a las actividades que requieren de una destreza adquirida por medio del ejercicio, es decir, que se aprenden en la práctica. Para la época, no existe aún una clasificación jerárquica entre artes bellas y artes útiles o técnicas, no obstante, se diferencian las artes nobles de las manuales. Así, hasta el siglo XV, se llamará “artista” (sin distinguirlo del “artesano”) a todo aquel que conoce las reglas necesarias y es capaz de emplearlas en la realización de un oficio. El arte, en este sentido, se hallaba en el proceso de producción en sí mismo —a saber, en el conocimiento acerca de los pasos a seguir y en la correcta ejecución de los procedimientos—, sin estar restringido al objeto producido como resultado.

La dimensión de la formación, por lo tanto, es fundamental para la noción del oficio, en la medida en que la formación del artista o artesano está imbricada con la propia práctica. Al mismo tiempo, dicha formación es esencialmente social, puesto que el oficio se enseña a otros a través del hacer.

La diferenciación entre las artes

Con el transcurso del tiempo, en la Edad Media, la noción general del arte da lugar a una diferenciación entre dos clases —retomando la clasificación aristotélica—: por un lado, las artes liberales y, por el otro, las artes serviles o mecánicas. Las artes liberales están conformadas por la Gramática, la Retórica, la Lógica, la Aritmética, la Geometría, la Astronomía y la Música; mientras que las artes mecánicas comprenden un amplio número de actividades como, por ejemplo, la producción de alimentos, de vestido, de herramientas, la construcción de edificios y de medios de transporte, el intercambio de mercancías, la actividad militar, la agricultura, entre otras. A partir de dicha diferenciación, las artes, asociadas con las artes liberales, pasan a distinguirse de los oficios, vinculados con las artes mecánicas.

Correlativamente, nacen en las ciudades europeas —ya desde el siglo XI, si bien se consolidan hacia el siglo XIV— los gremios, instituciones por medio de las cuales se asocian los artesanos de acuerdo con sus respectivos oficios. Las asociaciones gremiales del medioevo, así, cumplen diversas funciones, desde el aprendizaje y el perfeccionamiento de las técnicas hasta la protección de los intereses comunes y el apoyo mutuo de los miembros.

La educación como oficio

La profunda relación entre la práctica artesanal y la práctica pedagógica en los talleres de oficios ha permanecido en el tiempo, dando lugar en la actualidad a una amplia corriente educativa que concibe a la enseñanza como un oficio docente. Desde esta perspectiva, se entiende la enseñanza como un trabajo cotidiano, de carácter eminentemente social, dirigido a la construcción del saber.

Por: Lilén Gomez. Profesora en Filosofía, Universidad de Buenos Aires, Argentina. Desempeño en el ámbito de la docencia y la investigación, en áreas de la Filosofía Contemporánea.

Art. actualizado: Enero 2023; sobre el original de junio, 2009.

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