Definición de Relativismo
Profesora en Filosofía
El relativismo es la postura filosófica o epistemológica según la que se afirma que toda máxima o verdad es relativa a determinadas condiciones en contexto de las cuales ella se enuncia, de manera que no existen premisas cuyo valor de verdad sea absoluto en cualquier contexto.
Relativismo en general y relativismo radical
De manera general, el relativismo hace referencia a la idea de que todo punto de vista respecto de una cuestión dada es igualmente válido, puesto que no existe un punto de vista capaz de abarcar la totalidad de la realidad, sino que toda afirmación es relativa a una perspectiva en particular, referida a un marco o un esquema conceptual específico. En consecuencia, ningún punto de vista resultaría privilegiado por sobre los puntos de vista rivales. El relativismo no se opone a cualquier forma de “objetividad”, sino a aquella en virtud de la cual se afirma que es posible conocer una verdad última objetiva, ahistórica, en función de la que se determinaría la esencia de todo lo que existe.
Lo que diferencia al relativismo general del relativismo radical es que, de acuerdo con este último, no existe ningún marco posible de comparación entre los puntos de vista particulares en juego. Por el contrario, un relativista no radical admite ciertos puntos de interrelación que permiten la evaluación comparativa entre dos posturas, es decir, si bien ninguna de ellas es más “verdadera” o “válida” en términos absolutos —ya sea morales o cognoscitivos—, éstas pueden ser comparadas entre sí y, a partir de ello, determinarse que una es preferible por sobre la otra, de acuerdo con un criterio establecido.
El relativismo en las ciencias
Usualmente, el relativismo suele ser menos aceptado en el ámbito de las Ciencias Exactas y Naturales que en el de las Ciencias Sociales y las Humanidades. Uno de los autores más referenciados en el tema ha sido Thomas Kuhn (1922 – 1996), en particular, su obra La estructura de las revoluciones científicas (1962). Tradicionalmente, siguiendo la herencia del positivismo, los avances científicos fueron pensados de forma lineal y acumulativa, es decir, que el conocimiento propio de las ciencias progresaría gracias a la acumulación de nuevos datos, por medio de la realización de nuevos experimentos o demostraciones teóricas. Kuhn, en discusión con esta idea, propuso la famosa noción del paradigma, para dar cuenta de las condiciones socio-históricas en el marco de las cuales se desarrolla la ciencia durante los períodos de normalidad. Dicha noción va de la mano con el concepto de las revoluciones científicas, por las cuales se explican las transformaciones en la ciencia, a través de saltos disruptivos.
A partir de estos dos conceptos, Kuhn pondrá de relieve que, a lo largo de la historia, la definición de la cientificidad varía de acuerdo con factores extra-científicos y no depende de un criterio de “adecuación” a una verdad objetiva y universal. Es decir, la ciencia es inseparable de sus condiciones epocales, porque se define en función de ellas. Así, cada época considera, entonces, diferentes saberes como científicos, de manera tal que no existe una relación de “progreso” hacia la verdad a través del tiempo. Un ejemplo de Revolución Científica es la Revolución Coopernicana, a partir de la cual se transformó drásticamente la astronomía (y la ciencia en general), al pasar de un sistema geocéntrico a uno heliocéntrico.
A razón de lo expuesto, Kuhn ha sido considerado relativista; no obstante, para el autor existe la posibilidad de comparar entre sí diferentes paradigmas y optar por uno entre otros, por lo que, en este sentido, no puede ser considerado como un defensor del relativismo radical en las ciencias.
El relativismo cultural
La noción de relativismo cultural fue desarrollada, principalmente, en el ámbito de las Ciencias Antropológicas, en referencia al principio por el cual todos los sistemas culturales son iguales en cuanto a su valor, por lo que sus elementos deben ser explicados al interior del sistema del que forman parte y no en comparación con sistemas foráneos. En otras palabras, toda pauta cultural o costumbre de un pueblo es comprensible en los términos de ese pueblo, y no desde el punto de vista del observador, en el caso de que éste no forme parte de aquel.
El relativismo cultural se opone al etnocentrismo, el cual se apoya en la creencia de que las propias pautas culturales sirven para la valoración de otras culturas. Un ejemplo de ello es la caracterización como pueblos “salvajes” que la antropología de principios del siglo XX efectuó sobre los pueblos no Occidentales, asumiendo el carácter “civilizado” de Occidente frente a aquellos.
Art. actualizado: Marzo 2023; sobre el original de mayo, 2015.
Referencias
Guillaumin, G. (2009). El relativismo epistemológico visto a través de la teoría del cambio científico de Thomas Kuhn. Relaciones. Estudios de historia y sociedad, 30(120), 139-164.Alvargonzález, D. (2002). Del relativismo cultural y otros relativismos. El catoplepas: revista crítica del presente, 8.
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