Definición de Violencia Verbal
Licenciada en Psicología
1. La violencia verbal es el uso de las palabras como instrumento de agresión emocional, es decir, los discursos se dirigen a un individuo en particular con la intención de afectar su estado psicológico, reproduciendo generalmente formas de insultos, humillaciones, manipulaciones, amenazas, entre otros comportamientos negativos.
Etimología: Violencia, por el latín violentia, con referencia en la forma adjetiva violentus, de ‘violento’, con núcleo en vis, de ‘fuerza’.+ Verbal, por el latín verbālis, construido sobre verbum, de ‘verbo’, y el sufijo -al, con base en -bālis, de acuerdo a la adjetivación con propiedad asociativa.
Cat. gramatical: Sustantivo fem.
En sílabas: vio-len-cia + ver-bal.
Violencia Verbal
El poder destructivo de las palabras
La violencia verbal es una forma de agresión que se manifiesta a través de las palabras y su expresión, que puede abarcar desde insultos y críticas crueles hasta amenazas y comentarios humillantes, como por ejemplo, gritar, ridiculizar, menospreciar, culpar injustamente, descalificar y desvalorizar. En algunas ocasiones, se utiliza como vehículo para herir, controlar o manipular a otra persona, mientras que en otras, se emplea como recurso en una discusión cuando hay dificultades para gestionar las emociones o expresar los sentimientos, opiniones y desacuerdos de manera asertiva. También hay personas que se autoagreden y ejercen contra sí mismas violencia verbal. En cualquiera de los casos, genera diversas consecuencias emocionales, psicológicas y conductuales negativas, que en algunas circunstancias pueden ser realmente graves.
Efectos perjudiciales de la violencia verbal
La agresión verbal puede tener consecuencias negativas tanto para la víctima como para quien la ejerce. La persona que expresa violencia mediante las palabras suele tener relaciones interpersonales conflictivas, altos niveles de ansiedad y estrés, falta de control de la ira, poca tolerancia a la frustración y un escaso desarrollo de la inteligencia emocional. A menudo son personas que les gusta sentir que tienen el control de las situaciones y cuando experimentan cierta pérdida de su capacidad para ejercerlo, recurren a la violencia verbal como forma de recuperarlo.
Por otro lado, las personas que son víctimas de violencia verbal pueden experimentar consecuencias negativas tales como altos niveles de ansiedad y estrés, baja autoestima, miedo, vergüenza, tristeza y depresión. También pueden aumentar el riesgo de padecer consumo problemático de sustancias y trastornos de la conducta alimentaria.
Factores de riesgo y de protección
Si bien la violencia verbal es una problemática compleja que tiene causas tanto individuales como colectivas, hay investigaciones que señalan la existencia de determinados factores de riesgo y de protección que pueden contribuir a aumentar o disminuir la probabilidad de la ocurrencia de la violencia verbal en las relaciones interpersonales, entre los cuales se puede identificar:
1. La exposición a la violencia en la infancia: Los niños que crecen en hogares donde hay violencia verbal tienen un mayor riesgo de reproducir en sus relaciones de adultos dinámicas interpersonales violentas, ya sea como víctimas o como agresores.
2. Problemas de comunicación: La falta de habilidades de comunicación efectiva puede aumentar el riesgo de violencia verbal en las relaciones interpersonales.
No obstante, es necesario tener en cuenta que los factores de riesgo no determinan la ocurrencia de una conducta, como en este caso la violencia verbal, sino que solo contribuyen a aumentar la probabilidad de que la conducta ocurra.
Por otro lado, también hay factores de protección que ayudan a prevenir y a reducir la probabilidad de la ocurrencia de la violencia verbal, dentro de los cuales destacan:
1. Desarrollar habilidades de comunicación asertiva: Las habilidades de comunicación efectiva pueden ayudar a prevenir conflictos y reducir el riesgo de violencia verbal. Las personas que son capaces de expresar sus sentimientos de manera clara y escuchar activamente a los demás pueden evitar malentendidos y situaciones que puedan derivar en violencia verbal.
2. Contar con apoyo social: Tener una red de apoyo social puede ayudar a reducir el estrés y la ansiedad, lo que a su vez puede disminuir el riesgo. Las personas que tienen amigos o familiares en quienes confiar y poder acudir en momentos de necesidad, son menos propensas a recurrir a la violencia verbal.
3. Tener buena autoestima: Las personas con una buena autoestima tienen menos probabilidades de ser agresores o víctimas de violencia verbal. Cuando las personas tienen una visión positiva de sí mismas, son más capaces de manejar los conflictos de manera constructiva y evitar las situaciones.
4. Comportamientos prosociales: Los comportamientos prosociales, como la empatía, la compasión y la ayuda a los demás, pueden disminuir el riesgo de violencia verbal. Cuando las personas se preocupan por los demás y actúan de manera amable y considerada, es menos probable que se involucren en situaciones violentas.
Es importante tener en cuenta que los factores de protección no garantizan que una persona no experimentará violencia verbal. Sin embargo, pueden ayudar a reducir el riesgo y aumentar la resiliencia de las personas frente a situaciones de este nivel. Por último, en las relaciones interpersonales en las que se estableció una dinámica vincular en la que es frecuente la violencia verbal puede ser útil y recomendable acudir a una terapia psicológica. Por ejemplo, para la persona que ejerce violencia puede ser útil identificar los desencadenantes que impulsan su comportamiento y a desarrollar estrategias de comunicación más asertivas.
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Art. actualizado: Feb. 2023; sobre el original de marzo, 2015.
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