Definición de Anticlericalismo
Periodista esp. e investigador
Como todo poder, la iglesia ha generado odio y resentimientos por sus acciones e, incluso, por lo que se suponía que hacía. No es nada raro, y hay que admitir que la iglesia se ha comportado como un poder terrenal durante siglos, y todavía -en el margen que puede y le queda- se sigue comportando como tal.
Este poder provoca una reacción, muchas veces violenta y orientada a quitarle a la iglesia su papel preponderante en la sociedad. Esto es el anticlericalismo.
Podemos definir el anticlericalismo como el sentimiento contrario a la organización eclesiástica y las acciones llevadas a cabo por esta, viendo todo este conjunto como una forma de dominación sobre la mayoría de la población pobre para favorecer a los poderes establecidos, tanto políticos como económicos. El anticlericalismo suele explicitarse con una posición militante y violenta contra los representantes de la iglesia.
Las raíces de esta reacción anti-eclesiástica se hunden hasta el momento en el que, gracias al emperador Constantino, el cristianismo alcanza una posición social privilegiada. Pronto la religión monoteísta substituiría al credo politeísta como religión de estado.
Y, con dicha substitución, los representantes de Dios en la Tierra también se arrojarían poderes que, en opinión de muchos, no les concernían, como el poder político o económico.
El anticlericalismo no ataca necesariamente la religión (aunque también puede hacerlo), sino la estructura de la iglesia y sus miembros, acusándolos de vaciar de contenido el discurso religioso y de actuar solamente con interés propio.
Los anticlericalistas, si no son antirreligiosos, admiten que la religión puede ser practicada sin ningún tipo de problema, pero en el ámbito privado, evitando así que alguien pueda manipular las voluntades de los creyentes.
Históricamente ha habido diversos episodios de anticlericalismo relevantes, producidos durante la Revolución Francesa, la Revolución Rusa, y la Guerra Civil Española (en este último caso, en el bando republicano).
No han sido los únicos; ya en la edad media (en el momento de mayor poder de la iglesia), más de un inquisidor o religioso fue linchado por una turba tras propasarse en la represión por alguna parte de la doctrina.
En general, cualquier movimiento revolucionario o tendencia socio-política que haya abogado por una ruptura con el esquema político-social en un país en el cual la iglesia ha tenido una presencia y rol destacado, ha contado con elementos anticlericales.
Paulatinamente, la iglesia ha ido perdiendo peso en las sociedades democráticas.
La separación estado-iglesia es una consecuencia directa del anticlericalismo, en este caso -y si se obtiene mediante medios políticos- moderado.
Fotos: Fotolia – Pixelfreund / Sangoiri
Trabajo publicado en: Dic., 2018.
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