Significado de contrato Definición, abusos, valor, arrendamiento y firma electrónica

Definición formal
El contrato es el pacto manifiesto y declarado entre las figuras involucradas, actuando en representación propia y/o en el nombre de una institución, con la intención de establecer un registro transparente de una operación, para referirse al mismo como una prueba y garantía del compromiso de los firmantes, con importante peso legal en el Derecho Civil.
Etimológicamente, se ubica en el latín como contractus, determinado por el prefijo con-, que señala un encuentro, y el participio traído, que se lo encuentra en el latín tractus, asociado de este modo al verbo arrastrar, visible en el latín trahĕre.
Desde lo jurídico, un contrato tiene connotación patrimonial. Por ejemplo, si alguien firma un contrato de pago, ese dinero se considera que es una “deuda” y debe ser declarada como tal. Si el pago no se cumple, se puede obligar al firmante a entregar algunas de sus pertenencias (de su patrimonio) para resarcir el pago.
Todo contrato tiene efectos jurídicos. Se considera una prueba en caso de demanda. Además, para declarar nulo un contrato se debe pasar por un proceso complejo, que incluye que una de las partes no ha cumplido con su parte.
Abusos en la redacción de contratos

Uno de los temas en la escritura de los contratos es lo que se indica en los mismos. En primera instancia, nada expresado en un contrato puede ir contra la ley. Por ejemplo, una persona no puede renunciar a sus derechos y dejar su libertad en manos de otro. Tampoco, comprometerse a cumplir más horas de trabajo diarias que las establecidas por ley.
Es así como un contrato que impone cosas contrarias al estamento jurídico es considerado nulo. Y quien obliga a firmarlo, comete un delito. Por ello, hay que tener en cuenta que los contratos han de estar correctamente escritos desde la perspectiva jurídica.
Los grandes problemas vienen en los contratos de adhesión. Estos contratos implican la existencia de un predisponente que impone a un adherente las pautas. El asunto es que, muchas veces, el adherente firma el contrato con mucha indefensión, dando mucha ventaja al predisponente. Se trata de abusos que se manifiestan de diversa manera.
Ejemplos recurrentes de abusos en los contratos
• La letra pequeña: uno de los típicos problemas de los contratos es que tienen muchos anexos y cláusulas en letra pequeña. Muchas veces, el adherente no los lee y solo lee el texto en letra normal. Por ello, muchas veces el formato del contrato también debe cumplir con ciertas prerrogativas.
• Ambigüedad descriptiva: hay contratos extensos, que el adherente no suele leer por completo. Lo planteado se dice de manera ambigua, de manera que se presta a muchas interpretaciones, que por lo general son sesgadas a favor del predisponente.
• Alteración de condiciones: hay contratos donde se establece que las condiciones cambian bajo ciertas circunstancias. Por ejemplo: fechas, bajada o subida de tasas de cambio, requisitos del mercado, etc. Lo malo es que el predisponente pone estas circunstancias a su favor, de manera que se exonera de cumplir responsabilidades.
• Las llamadas cláusulas abusivas: son cláusulas donde hay demasiada ventaja para el predisponente. Ejemplo, las que obligan al adherente a no reclamar, las que solo dan derecho a rescindir contrato al predisponente, las que implican pago de intereses al adherente. Estas últimas son frecuentes en los préstamos bancarios.
Tal y como se puede apreciar, son muchas las razones por las cuales un contrato puede estar viciado a favor de una de las partes. Es por ello, que la ley se centra en ayudar al más débil, que en este caso es el adherente.
Responsabilidad y valor del contrato dentro del orden jerárquico jurídico

El contrato está en un escalón bajo, ya que suele tener previamente:
1) la Constitución de un país,
2) los actos legislativos y
3) los reglamentos de las instituciones legales. Por ende, ningún contrato es válido si su contenido contradice todo lo que está por encima en el orden jerárquico jurídico.
Por otra parte, el contrato tiene mucho peso. Si el contenido de un contrato es congruente con todo el ordenamiento jerárquico jurídico, entonces no hay manera de renegarlo. Implica que las partes firmantes se comprometen a cumplir lo estipulado en el contrato.
Principios del contrato de arrendamiento o alquiler
En estos contratos, el dueño de un inmueble acepta que otra persona, o entidad legal, lo utilice para habitar, como negocio o con cualquier otro fin. Estos contratos deben cumplir con ciertas prerrogativas:
– Nombres de arrendadores e inquilinos.
– Descripción puntillosa del inmueble alquilado.
– El monto de la renta.
– Las fechas de pago y secuelas de morosidad.
– Indicar inicio y fin del contrato.
– Causales del fin del arrendamiento.
– El depósito de garantía.
– Indicar si el arrendador o inquilino pagan los servicios públicos.
– Indicar quien se encarga de las reparaciones del inmueble.
En general, suele suceder que quien poner en alquiler funge de predisponente. En cambio, quien alquila es el adherente.
Firma electrónica: autenticidad y reconocimiento de los firmantes
En tiempos actuales, hay muchos contratos digitales. Esto significa que no se firman en persona, con tinta y papel, sino que se aceptan por medio de la web. Es el típico caso de los negocios del comercio electrónico, donde el comprador y vendedor todo lo hacen a distancia.
Para estos casos, se usa la llamada “firma electrónica”. Se trata de un concepto jurídico reciente, mismo que se adapta al tiempo en que la informática abarca incluso el mundo legal. Los métodos más recurrentes para esta firma son los siguientes:
– Reconocimiento biométrico (por ejemplo, huella dactilar).
– Forma con lápiz electrónico.
– Lo más común es hacer clic en una casilla, en la opción aceptar contrato.
– Se suele emplear un usuario o contraseña.
– Usando una tarjeta de coordenadas.
Para todo lo anterior, previamente hay que verificar la identidad. Muchas entidades bancarias ya usan la firma electrónica, ya que la mayor parte de las transacciones son por medio del comercio web. Asimismo, muchos contratos se celebran de esta manera: online y con recursos 100% digitales.
Hay que considerar que una firma electrónica tiene una validez legal absoluta. Por eso, es importante dejar en claro los mecanismos con la cual la misma se ejecuta. No hay que olvidar que una firma electrónica implica responsabilidad en cumplir los términos del contrato donde aparece.

