Definición de Convertibilidad

Algo tiene convertibilidad cuando es factible expresar su contenido numérico utilizando un sistema diferente. Dicho con otras palabras, será convertible todo aquello que se pueda trasladar o traducir a otro modelo explicativo a través de alguna equivalencia.

A continuación presentamos el concepto de convertibilidad en tres esferas distintas: los sistemas convencionales relativos a las distancias, la medición de temperatura y el sistema monetario.

Midiendo distancias

El metro es la medida de longitud convencional en la mayor parte del planeta. Sin embargo, todavía se emplean otras medidas: yarda, codo, legua, pulgada, pie, etc. Lo relevante de cualquier sistema de medición es la posibilidad de expresarlo mediante otro modelo. Para convetir unas unidades en otras hay que realizar una multiplicación o una división matemática. En la actualidad estas operaciones se realizan con mucha frecuencia a través de conversores (se indica la distancia que se pretende convertir, se concreta la unidad en la que se quiere convertir el dato concreto y de manera automática se realiza un cálculo definitivo y preciso). También existen las tablas de conversión de distancias, siendo la más habitual la de kilómetros y millas (vale la pena recordar que una milla terrestre equivale a 1609 metros).

Midiendo temperaturas

Si un mexicano va a vivir a Estado Unidos y escucha información sobre las temperaturas del día se puede llevar una sorpresa si no tiene en cuenta que en Estados Unidos se utiliza el sistema de grados Fahreinheit y no los grados centígrados.

La temperatura es un parámetro físico meramente descriptivo del calor y es convertible, lo cual se puede realizar mediante un conversor de temperaturas. Para pasar de grados centígrados o celsius a Fahreinheit hay que tener presente la siguiente fórmula: 1, 8 grados celsius + 32.

Estableciendo equivalencias monetarias

Cada moneda tiene un valor determinado y para establecerlo es necesario indicar su equivalencia en otro sistema monetario que sea lo suficientemente estable y que sirva como moneda patrón (antiguamente el patrón generalizado era el oro).

En algunos casos, la convertibilidad monetaria se plantea no como un simple mecanismo de equivalencia, sino que una moneda de un país adquiere su valor real a partir de otra moneda. Esto es lo que sucedió en Argentina a principios de los años 90: por cada peso argentino en circulación tenía que haber un dolar americano de reserva en el banco central. En teoría esta medida parecía positiva, pero en la práctica había un problema, ya que los depósitos de los bancos no tenían el suficiente respaldo monetario.

Con esta medida se podían adquirir productos de otros países a mejor precio, aunque al mismo tiempo se provocaba un aumento de la deuda nacional, lo cual produjo una crisis económica en todo el país. De esta manera, para algunos economistas la convertibilidad monetaria del peso argentino se convirtió en una trampa económica (la convertibilidad debía ir asociada a un superávit fiscal, una circunstancia que no se produjo en la realidad y esto desembocó en una inestabilidad económica durante un periodo).