Significado de cruzadas Definición, resumen, saladino, y final
Licenciado en Historia
Definición formal
Las Cruzadas fueron expediciones militares convocadas por el papado y los reinos cristianos de Europa occidental con el fin de ocupar territorios en el Cercano Oriente, principalmente Jerusalén y otros lugares sagrados, para frenar la expansión de los turcos selyúcidas que cercaban Constantinopla y amenazaban con una expansión hacia Europa del mundo musulmán.
Las cruzadas se llevaron a cabo entre el siglo XI y XIII, logrando el control de algunas ciudades de la costa de la llamada Tierra Santa (actual Palestina, Líbano y parte de Egipto y Siria) durante varias décadas, sin embargo, los musulmanes liderados por Saladino lograron conquistar estos territorios y expulsar a los cruzados definitivamente en 1291 con la caída de Acre.
Resumen del origen y desarrollo de las cruzadas
Cuando los turcos selyúcidas logran cercar exitosamente a Constantinopla con su victoria en la batalla de Mazinkert en el año 1071, el Imperio Romano de Oriente busca la ayuda de los reinos cristianos de occidente y del papado, en función de mantener la hegemonía cristiana en Asia Menor y evitar la expansión musulmana.
En el concilio de Clermont de 1095, el papa Urbano II convocó una primera cruzada para defender a los cristianos de oriente y los territorios de tierra santa, a donde frecuentaban los peregrinos que buscaban los lugares sagrados para el cristianismo. La primera cruzada arriba a Constantinopla y logra ocupar Antioquia y Jerusalén, formando nuevos reinos cristianos bajo el control de los príncipes y nobles que dirigían las cruzadas. Posteriormente, una segunda cruzada logra asentarse en el territorio costero, ocupando la ciudad de Tiro en 1124 y logrando expandir el reino de Jerusalén.
El fenómeno de la yihad y Saladino
La conquista cristiana de Tierra Santa también había sido producida como una expedición en busca del control de las rutas comerciales y en una disputa por la hegemonía del Cercano Oriente. A su vez, la conquista de Jerusalén había generado una matanza de la población árabe y judía –incluso de mujeres y niños- que había desatado entre los pueblos musulmanes la idea de responder con una guerra santa, que los uniría en función de recuperar los territorios ocupados por los europeos.
Tras la muerte de Nur Al-Din, califa de Egipto, Saladino llega al poder como un general devoto y dispuesto de llevar a cabo la guerra santa a través de la unificación de los pueblos musulmanes o sarracenos. En la batalla de los cuernos de Hattin en 1187, los cruzados son derrotados por Saladino, luego a final del mismo año, la ciudad santa es ocupada por los sarracenos. A diferencia de la conquista de la primera cruzada, cuando Saladino entra en Jerusalén no desata masacres o algún castigo militar a sus habitantes, más bien se muestra como un gobernante pacífico y tolerante.
Final: La tercera cruzada
La tercera cruzada dirigida por Ricardo Corazón de León ocupa Acre y se dirige a cercar Jerusalén, sin embargo, firman un acuerdo con Saladino en 1193 en donde se permite el tránsito a los peregrinos a cambio del retiro del ejército cruzado y el mantenimiento de la hegemonía sarracena de Jerusalén. Posteriormente se organizan varias cruzadas más hacia la costa de Tierra Santa con el fin de mantener enclaves costeros, relacionados con la expansión comercial de las ciudades italianas que empezaban a desarrollarse tras los flujos de intercambios hacia oriente que habían propiciado las cruzadas. La presencia cruzada en Tierra Santa finaliza en 1291 con la toma de la ciudad costera de Acre por parte de los sarracenos.
Las cruzadas tuvieron como consecuencia un debilitamiento de la nobleza feudal que había dirigido las expediciones militares, en la medida en que se fortalecía el control de los poderes centrales de los Estados europeos. Al mismo tiempo se desarrollaron las rutas comerciales que propiciarían el crecimiento de las ciudades-estado italiano en el Mediterráneo, que luego relacionarían con el extenso imperio mongol que unificaría Asia hacia 1227 bajo la jefatura de Gengis Kan. Constantinopla logró mantener su autonomía –aunque en decadencia- durante unos siglos más, hasta su definitiva caída por parte del imperio turco otomano en 1453, marcando el fin del orden que había prevalecido durante la edad media.
Bibliografía
De Ayala, Carlos (2018). Cruzada e iglesia en la edad media. Misceláneas comillas, vol. 76, núm. 148.
Garraty, John y Gay, Peter (1980). El mundo medieval. Editorial Bruguera.
Trabajo publicado en: Abr., 2021.
Ilustraciones: Morphart, Olena, Nataliia Bielous