Significado de desierto Definición, características, desierto frío y cálido

  • Por Graciela Ortega (Bióloga)
  • May./2019
  • Definición formal

    Desierto tiene referencia en el latín desertus, sobre la idea de algo olvidado, para describir océanos áridos que forman espacios desafiantes para la vida. Asimismo, se emplea el término para advertir la respuesta nula a una convocatoria o bien cuando no hubo un resultado satisfactorio, por ejemplo en el escenario de búsqueda por un profesional para un determinado cargo.
    Belleza del desierto del Sahara

    Bioma de clima extremo y hostil

    Es uno de los biomas más abundantes de nuestro planeta cuyas principales características son suelos áridos y arenosos, poca presencia de vegetación y fauna a razón de la escasez de precipitaciones, y un clima extremadamente cálido o frío.

    De todos los biomas es el más seco por excelencia y el que mayor hostilidad les presenta a los seres vivientes.

    Por dichas condiciones biogeográficas escasea la población humana, siendo ciertamente complejo el establecimiento y la adaptación de personas.

    Características generales

    Los desiertos, a efectos del estado de cosas mencionado, son los territorios en los que la naturaleza se exhibe en su estado más natural y primitivo, casi virgen podría decirse, por esa dificultad que le han presentado al ser humano a la hora de poblarlos.

    Si bien cuando se piensa en el desierto vienen a la mente la arena, las dunas que se forman a causa del viento, y escasa flora y fauna, vale destacar, que dependiendo de los niveles de erosión que produjeron en él, tanto el sol como el viento, podemos encontrarnos con suelos rocosos y con vegetación especialmente adaptada a dicho escenario, como los matorrales, aclimatados a la escasa humedad.

    Desierto frío

    Aunque con menor prensa que los desiertos cálidos, están los desiertos helados como el Ártico y la Antártida, donde a las temperaturas muy frías se le suma la típica característica de ausencia de lluvias.

    El desierto Antártico es el más extenso, con casi 14 millones de kilómetros cuadrados, en los que deambulan pingüinos, focas, leones marinos, y gaviotas, entre otras especies adaptadas.

    Por su parte, el Ártico, supera los 13 millones de kilómetros cuadrados.

    Solamente cae nieve que se congela de inmediato.

    De todos modos, y más allá de las dificultades mencionadas para adaptarse a clima y geografía, no es imposible hacerlo, y hay sobrados ejemplos en la historia de civilizaciones que superaron los obstáculos y pudieron, no solamente vivir, sino crecer, desarrollarse, y hacer de las tierras áridas suelos altamente productivos gracias a una especial intervención.

    Sahara como ejemplo de desierto cálido

    Existen gran cantidad de desiertos cálidos, sin embargo, uno de los más populares y emblemáticos es el del Sahara, el desierto caliente más grande del mundo y que no solamente ha despertado el interés turístico sino también el de infinidad de historias de ficción que se han sucedido allí, entre enormes dunas, intensos calores, y camellos.

    Dispone más de nueve millones de kilómetros, ocupando casi toda África del Norte, e implicando los siguientes países: Argelia, Chad, Marruecos, Egipto, Libia, Mali, Níger, Mauritania, Sudán, Túnez y la República Árabe Saharaui Democrática.

    Sus dunas alcanzan en muchos casos los 200 m. de alto, y entre la flora y fauna predominan las palmeras, los camellos, las cabras, y por supuesto los famosos oasis: zonas típicas en las que abunda el agua y la vegetación.

    Uno de los fenómenos más observables en este desierto son las tormentas de arena, que suelen presentar una magnitud fantástica y que por tanto complican la visión y el tránsito a través de olas enormes de arena que se mueven a miles de kilómetros con gran virulencia.

    Cuando este tipo de tormenta atraviesa el desierto suelen dejan muy complicadas las actividades agrícola ganaderas que se desarrollen.