Definición de Dios

Dios es, para las religiones monoteístas, el Ser creador de todo el universo. Cabe hacer la distinción entre los dioses adorados por las antiguas religiones politeístas, como la esbozada por la Grecia clásica, y la noción presentada por la tradición Judeocristiana y el Islam. Además de la diferencia en el número, las religiones monoteístas tienen en su cuerpo doctrinario una descripción más abstracta de lo divino y una fuerte impronta moral en su adoración.

Así, la idea de Dios presentada por las religiones monoteístas tiene una serie de rasgos de considerable relevancia: Dios es infinito, es decir, carece de límites; Dios es ubicuo, es decir, está presente en todos lados; Dios es perfecto, es decir, tiene todo aquello valioso, bueno y deseable en grado ilimitado; Dios es eterno, es decir, ajeno a las vicisitudes del tiempo, se encuentra fuera de este; Dios es omnipotente, es decir, con poder sobre todas las cosas; Dios es omnisciente, es decir, tiene conocimiento de todo lo que ha sido son y sucederán; y, para finalizar, Dios es inmutable, es decir, jamás cambia.

En el cristianismo, la noción de Dios se relaciona con la divinidad de Jesucristo. Así, la expresión “Hijo de Dios” tiene en su Persona función de indicar que es heredero de la perfección divina, o mejor dicho, que comparte la naturaleza divina además de la humana.

Los libros más relevantes que se centran en las referencias a Dios son la Biblia y el Corán. El primer libro contiene distintos géneros discursivos (históricos, poéticos, etc.) redactados en distintas épocas, en distintos idiomas y, obviamente, por distintos autores; en cuanto al segundo, fue redactado en árabe y los devotos del Islam dicen que sus palabras fueron entregadas por Alá al profeta Mahoma mediante el arcángel Gabriel.

Por supuesto, las interpretaciones religiosas en torno a la idea de lo divino varían incluso dentro de las grandes tendencias monoteístas (Islam, judaísmo y cristianismo), pero como hemos visto, también guardan grandes rasgos en común.