Importancia de las Articulaciones, en Biología
Título de Profesora de Biología
Las articulaciones son estructuras importantes presentes en el sistema esquelético del cuerpo humano y de los demás animales vertebrados, las cuales permiten el movimiento y la flexibilidad de las extremidades y con ello la agilidad y destreza del cuerpo en general. Actividades como bailar y realizar complejos movimientos de gimnasia son posibles gracias a que las articulaciones también nos brindan la oportunidad de ampliar aún más la flexibilidad corporal como consecuencia de la estimulación del incremento en la elasticidad de los tejidos blandos y conectivos de las articulaciones, por medio de ejercicios controlados y progresivos de estiramiento.
En este mismo sentido, estas estructuras corporales son la clave de la capacidad que el cuerpo tiene para moverse y realizar las actividades cotidianas, desde caminar y correr, hasta levantar objetos de gran peso, funciones que ejecutamos por medio de la motricidad gruesa, mientras que hechos como el escribir, dibujar y recoger y procesar objetos minúsculos se lo debemos a una motricidad fina que nuestra propia evolución tecnológica nos ha llevado a aprovechar cada vez más.
Del movimiento evidente al imperceptible
Existen dos tipos principales de articulaciones: 1) las articulaciones fijas, como las del cráneo, las cuales mantienen los huesos en su lugar y no permiten el movimiento; y 2) las articulaciones móviles, como las rodillas, los tobillos y los codos, que permiten un rango amplio de movimiento y brindan la movilidad y la flexibilidad al cuerpo.
Como si fuese poco, estas tan funcionales partes del esqueleto también desempeñan un papel esencial en el mantenimiento de la postura y el equilibrio. La columna vertebral, por ejemplo, está compuesta por articulaciones móviles las cuales permiten el movimiento y ayudan a mantener una postura anatómica que erige a todo el resto del cuerpo y le da movilidad al torso, mientras que las articulaciones de los hombros y las caderas tienen una relevante función para el equilibrio y la estabilidad durante el movimiento.
Más allá incluso de su fundamental papel motor y cinético, las articulaciones desempeñan un rol en la protección de los huesos y tejidos blandos como los cartílagos, ayudando a amortiguar los impactos y a proteger los huesos de lesiones, ya que si tuviésemos extremidades completamente rígidas, los huesos serían mucho más propensos a quebrarse por causa de algún exceso de tensión o de presión.
Flexibilidad impedida
Sin embargo, con el tiempo y con el uso excesivo, las articulaciones también pueden sufrir daños y desgastes. La artritis, por ejemplo, es una condición común que afecta a las articulaciones, siendo ésta y su homóloga más extendida, la osteoartritis, las principales causas de afecciones, dolencias y hasta discapacidad en los adultos mayores, producto del desgaste de los cartílagos, las articulaciones y las áreas apicales de los huesos.
Otras condiciones que pueden afectar las articulaciones incluyen las lesiones deportivas, las cuales llegan a producir desgastes por su uso excesivo y las malas posturas a la hora de realizar fuerzas, mientras que las enfermedades autoinmunitarias como la artritis reumatoide, pueden presentarse por múltiples factores y aunque sean más frecuentes en la edad adulta avanzada y la vejez, bien pudieran generarse en cualquier otro momento de la vida.
Cuidando nuestra movilidad
Para prevenir posibles daños en las articulaciones se observa: llevar un estilo de vida activo, hacer ejercicio con regularidad a modo de fortalecer los músculos e incluso los propios huesos, mantener un peso acorde a las dimensiones naturales del cuerpo y llevar un estilo de vida sano, evitando los excesos y las sustancias químicas que también tienden a degenerar los tejidos blandos que permiten el funcionamiento de las articulaciones.
Del mismo modo, es indispensable tomar medidas que permitan proteger las articulaciones durante actividades que puedan comprometer su funcionalidad, como levantar pesas o correr en superficies duras, en este sentido, utilizar los calzados adecuados y asumir las técnicas de levantamiento correctas son de gran utilidad a la hora de proteger las articulaciones.
Aunque si bien es cierto que algunas lesiones en las articulaciones pueden ser inevitables, debido a existir también predisposiciones genéticas que nos lleven a ello, el identificar a tiempo la presencia de alguna afección articular para adoptar el adecuado tratamiento temprano, es de gran ayuda para evitar daños mayores y prolongar lo más posible la movilidad y flexibilidad del cuerpo, manteniendo la calidad de vida de quien se vea afectado.
Referencias
Biblioteca Salvat (1973). La evolución de las especies. Barcelona, España. Salvat Editores.
Hickman, C. et all. (1998) Principios Integrales de Zoología. 11ma Ed. Madrid, España. McGraw-Hill Interamericana.
Marrero, R. C. M., Rull, I. M., & Cunillera, M. P. (2005). Biomecánica clínica de los tejidos y las articulaciones del aparato locomotor. Masson.
Mazza, B. (2019). Enfermedad degenerativa articular en el esqueleto apendicular de cazadores-recolectores del sur de la cuenca del Plata. Estudios atacameños, (63), 171-194.
Trabajo publicado en: Feb., 2023.
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