Importancia del porqué del Atentado al Club El Nogal
Fue uno de los atentados terroristas perpetrado por las FARC (Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia) más impactantes que sufrió la capital de Bogotá, en Colombia, en febrero de 2003, recordado muy especialmente por su virulencia y las víctimas que dejó como saldo: 36 muertos y más de 200 heridos.
Un blanco políticamente ideal y muy concurrido
También se convirtió en un caso emblemático por la decisión de la justicia colombiana de además de señalar como responsables del mismo a los líderes de la guerrilla de las FARC, comprometió en dicha responsabilidad a aquellos representantes del estado que miraron para otro lado y no le dieron la suficiente relevancia a un aviso de advertencia sobre el ataque que les había llegado.
El Nogal era un club social de prestigio que nucleaba a miembros selectos de la sociedad bogotana y en el cual se reunían políticos, empresarios y fuerzas paramilitares, y por esta particular razón es que fue escogido como objetivo de las FARC.
Cuando confirmaron que en él se reunían importantes funcionarios de estado, para delinear e implementar políticas contra la guerrilla, decidieron arrasarlo.
Por otra parte, su gran afluencia de socios contribuyó también en la elección ya que era una garantía la provocación de un gran daño material y humano.
Y así fue, ya que a las víctimas humanas se les sumó un tremendo perjuicio a la sólida estructura que resultó destruida y dejó un enorme cráter en ella, tras el estallido del coche bomba con explosivos que detonó en el estacionamiento del club.
Los impensado lo sentenció la justicia: FARC y estado colombiano asociados en uno de los peores ataques terroristas de la historia
Si bien la justicia halló como responsable del acto terrorista a las mencionadas FARC también hubo una condena para el estado representado por: los ministerios de defensa y de justicia, la fiscalía interviniente, y el viejo servicio de inteligencia, que no tomaron las precauciones debidas ante el conocimiento de un alerta existente por la amenaza de un atentado de gran envergadura como el que finalmente se concretó.
La investigación confirmó que el instructor de squash del club fue el contacto clave de las FARC para ingresar al club, que por lo expuesto disponía de una muy débil seguridad interna.
De acuerdo al Consejo de Estado de Colombia el atentado podría haberse evitado si las fuerzas de seguridad, los funcionarios de estado, y los servicios de inteligencia de aquel momento hubiesen actuado con profesionalismo y la correspondiente precaución que el contexto y la coyuntura demandaban.
En el marco del proceso de paz que se abrió hace algunos años en Colombia y de la decisión de las FARC de deponer las armas y aceptar las reglas de la democracia, sus miembros y referentes pidieron disculpas públicas a los familiares y sobrevivientes y confirmaron la sospecha que había sobre la motivación del ataque.
Una tragedia que no se olvida y que sigue impune
Más allá de estas decisiones judiciales tardías, los sobrevivientes y los familiares de las víctimas siguen hablando de impunidad porque no hay ningún responsable efectivamente preso y solo cuentan hoy con un perdón obligado por parte de las ex autoridades de las FARC, a las cuales, un estado también responsable del suceso, las ha legitimado para que intervengan en el juego democrático actual de Colombia como si nada hubiese pasado…
Hay un ofrecimiento de contar la verdad pero los afectados siguen esperando el cumplimiento de la promesa.
El club fue reconstruido con mucho esfuerzo y se ha convertido en un monumento que recuerda la página más trágica y oscura de la historia colombiana reciente.
Trabajo publicado en: Oct., 2018.
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