Importancia de la Educación Ambiental
Título de Profesora de Biología
La educación ambiental asume la responsabilidad de: 1) generar una conciencia ambiental que permita fomentar la comprensión de los problemas ambientales y la importancia del cuidado y preservación de los recursos naturales; 2) estimular la participación activa, involucrando a las personas en actividades prácticas y la ejecución de acciones que promuevan el cuidado del ambiente; 3) asumir una perspectiva interdisciplinaria que permita la integración de los conocimientos necesarios procedentes de diversas áreas por medio de los cuales abordar de manera integral los problemas ambientales; 4) establecer un enfoque global, reconociendo que los problemas ambientales trascienden por encima de cualquier frontera, requiriéndose de una auténtica cooperación entre todas las naciones y los pueblos para su abordaje; y 5) mantener como meta prioritaria el desarrollo sostenible a través de prácticas que satisfagan las necesidades presentes, sin que ello comprometa las necesidades de las generaciones futuras.
Todas las especies hemos evolucionado por medio de la capacidad de adaptarnos a las condiciones que impone el ambiente, sin embargo, el gran potencial alcanzado por el desarrollo humano hace mucho que ha transgredido la natural direccionalidad de este proceso, sometiendo al ambiente a transformaciones cada vez más abruptas con impactos a los que adaptarse implica ahora grandes pérdidas para todos, desde especies extintas hasta cambios físicos y químicos en la geología terrestre, que alteran por completo las condiciones que permitían el sostenimiento de los diversos ecosistemas.
Revertir la perturbación ambiental ocasionada por la actividad humana se tornó una prioridad en el nuevo milenio, como si fuese un asunto moderno, pero en realidad, la conciencia sobre la armonía que debía regirse entre nosotros y la naturaleza para sustentar el equilibrio de la vida, forma parte de los conocimientos ancestrales de los pueblos nativos, quienes aún en la actualidad siguen conviviendo bajo esos preceptos, por lo que haber perdido la noción sobre la importancia de la conservación de nuestra respetuosa relación con el ambiente, porque de ello depende la supervivencia de nuestra propia existencia, es más bien el verdadero derivado de la era moderna que no ha parado de incrementar las dimensiones de su impacto desde la primera revolución industrial.
Necesidad para la supervivencia
Orientarnos ahora hacia recuperar el respeto por la naturaleza y abocarnos a la reversión de los daños ambientales ocasionados, es una labor imperiosa que requiere mucho más que un llamado de atención, teniéndose que generar estrategias y la destinación de recursos de toda índole para el desarrollo de una formación que permita a las actuales y a las nuevas generaciones acoplar todas las dinámicas humanas a las ambientales, en modo tal de garantizar la sustentabilidad de ambas partes.
Uno de los pasos más determinantes para lograr alcanzar esta meta, es la incorporación curricular desde los primeros años de escolarización, con miras hacia la sensibilización temprana de los niños sobre los conceptos y fenómenos naturales que posibilitan la vida, así como de las consecuencias existentes ocasionadas con las diversas problemáticas ambientales generadas por la acción de un modelo de desarrollo indiscriminado.
Clasificación educativa para el ambiente
Alcanzar la transformación de la conciencia bajo estas premisas requiere a su vez de brindar una formación adecuada a las posibilidades particulares de cada individuo, disponiéndose de una amplia variedad de modelos que pueden ser implementados según las circunstancias y momentos, reduciendo así las limitaciones que pudieran servir de excusas para no integrarnos hacia la mejora de nuestra relación con el ambiente, por medio de contribuciones formativas y participativas que apunten en dirección de asumir la educación ambiental bajo una de las siguientes formas:
1) Educación para la sostenibilidad: centrada en la comprensión y toma de acciones sostenibles que equilibren los aspectos económicos, sociales y ambientales, como por ejemplo, los programas educativos que enseñan a los estudiantes sobre la interconexión entre estos factores y el desarrollo de hábitos viables para la satisfacción de sus necesidades personales, con la menor afectación ambiental posible, uno de los principales objetivos de la UNESCO en cuanto al tema.
2) Educación formal ambiental: es aquella que incorpora los temas ambientales en los planes de estudio de las instituciones educativas, lo cual se encuentra respaldado por las resoluciones y acuerdos internacionales nuevamente promovidos mundialmente por la UNESCO.
3) Educación no formal ambiental: por medio de actividades y programas externos a los académicos y escolares, bajo la forma de cursos, talleres, campamentos y proyectos comunitarios, como por ejemplo las actividades promovidas por las organizaciones independientes sobre la adopción de prácticas de reciclaje y conservación en las comunidades y demás espacios rurales y urbanos, tal y como la EEASA fomenta en el sur de África.
4) Educación para la conservación: enfocada especialmente en la protección y preservación de la biodiversidad y los ecosistemas, requiere de una formación académica y acompañamiento profesional más especializado, integrando áreas procedentes de las ciencias naturales, que permitan la ejecución de acciones directas y contundentes con su correspondiente promoción, como por ejemplo la actividad de estudio y preservación de los zoológicos y las enseñanzas que ofrecen a su público en cuanto a la importancia de la conservación de las especies amenazadas y en peligro de extinción, o el trabajo desarrollado por organizaciones como la WWF a escala mundial.
5) Educación para la ciudadanía ambiental: con la cual cada vez más gobiernos buscan empoderar a las personas en su compromiso con el ambiente, para la formación de ciudadanos responsables con participación activa en la solución de las problemáticas que puedan estar afectando a sus comunidades.
6) Educación experiencial: basada en la participación activa y el aprendizaje significativo generado por la experiencia directa en la naturaleza, una modalidad en creciente adopción incluso por parte de actividades aparentemente no vinculadas al ambiente, como por ejemplo las mentorías grupales por coaches empresariales, en las que se desarrolla la experiencia en un entorno natural, buscando generar el mayor estado de confort y bienestar en sus participantes, lo cual aún de manera no premeditada, influencia positivamente sobre la relación entre las personas y la naturaleza.
7) Educación para la justicia ambiental: permitiendo la propia sustentabilidad de todas las demás acciones implementadas, por medio de su legalización con el correcto abordaje y solución de las desigualdades ambientales y sociales, según lo pactado a partir de Declaración de Río sobre el Ambiente y el Desarrollo en 1992.
Referencias
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Cantú-Martínez, P. C. (2014). Educación ambiental y la escuela como espacio educativo para la promoción de la sustentabilidad. Revista electrónica EDUCARE, 18(3), 39-52.
de Janeiro, R. (1992). La declaración del Río sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo. Río de Janeiro República Federativa del Brasil., aprobada en Estocolmo el, 16.
González, R. C., Chávez, M. D. C. G., & López, J. A. (2003). Educación ambiental. Colegio de Postgraduados.
Novo Villaverde, M. (2009). La educación ambiental, una genuina educación para el desarrollo sostenible. Revista de educación.
Sauvé, L. (2010). Educación científica y educación ambiental: un cruce fecundo. Enseñanza de las ciencias: revista de investigación y experiencias didácticas, 28(1), 5-18.
Trabajo publicado en: Ago., 2023.
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