Importancia de la Historia
Título de Profesora de Biología
Estudiar los hechos históricos permite obtener una serie de conocimientos para poder establecer: 1) la máxima veracidad posible de los acontecimientos; 2) una sucesión narrativa coherente de los fenómenos que provocaron los procesos históricos de mayor impacto sociocultural; 3) la comprensión de los elementos contextuales concernientes; 4) los errores y aciertos en las decisiones de la acción humana; 5) los procesos de transformación cultural, ideológica y dogmática de la humanidad; 6) el vínculo entre los fenómenos naturales como procesos propios del planeta y el ser humano, así como las consecuencias de sus acciones; y 7) la continuidad de la línea de tiempo en el desarrollo de la humanidad para su orientación futura.
Vivimos en el presente, y parece que lo único que realmente nos preocupa es el futuro. Siendo así, ¿qué sentido tiene molestarnos en estudiar nuestro pasado? Entendemos por historia a aquella ciencia cuyo objeto de estudio es el pasado de las sociedades humanas. La historia es considerada como una de las ciencias humanísticas que más utilidad le ha dado al ser humano, no sólo para conocer el acervo cultural de las diferentes civilizaciones, sino también para permitirle construir su propia identidad, buscando y tomando datos de tiempos pasados que le faciliten más la elaboración de su propia idiosincrasia.
Para muchos, la historia tiene un rol fundamental como conjunto de conocimientos, legados, realidades históricas complejas del ser humano a lo largo del tiempo y a través de las regiones. Conocer no sólo la historia propia, sino la historia de otras civilizaciones, culturas y sociedades (por más lejanas que puedan ser) contribuye a nuestro crecimiento como personas capaces de conocer, de comprender, de racionalizar la información y de tomar esos datos para seguir construyendo día a día una nueva realidad.
Los historiadores no descubren la cura de enfermedades mortales, ni mejoran el diseño de las ciudades, o arrestan criminales. En nuestra sociedad la gente espera que la educación tenga un propósito útil como sucede con la medicina o la ingeniería, no así con la historia cuyas funciones son aparentemente más difíciles de definir, ya que los resultados que presenta son poco tangibles y a veces menos inmediatos que aquellos que se derivan de otras disciplinas.
Entonces, ¿por qué estudiar historia?
Para llevar a cabo cualquier estudio histórico es necesario realizar investigaciones o análisis de diferentes tipos de material: documentos escritos, trabajos ya publicados sobre diversos temas, fotos o imágenes, obras de arte, canciones o cuentos populares, etc. Todos estos elementos nos permiten construir diversos aspectos históricos de una sociedad como por ejemplo la vida cotidiana, el tipo de vestimenta, la alimentación, las tradiciones, las actividades económicas, el legado cultural de esa sociedad, los eventos históricos que sucedieron en una época determinada y el resultado que los mismos tuvieron en la conformación de esa sociedad, etc.
La historia debe ser estudiada por ser esencial para los individuos y para la sociedad. Hay muchos caminos para discutir las funciones de este campo de estudio, pues puede ser interpretada en diversas maneras, la utilidad de la historia, sin embargo, se basa en dos hechos fundamentales:
1. Ayuda a entender a las personas y a la sociedad
Todos los seres humanos somos historias vivas. Por mencionar algunos ejemplos que pueden parecer obvios: utilizamos tecnologías que no inventamos nosotros mismos y hablamos lenguas que son heredadas del pasado; vivimos en sociedades con culturas complejas, tradiciones y religiones que no han sido creadas en el momento.
El estudio del pasado es esencial para ubicar a las personas en el tiempo; necesitamos saber de dónde venimos, para saber a dónde vamos. Conocer la historia es esencial para comprender la condición del ser humano, esto le permite construir, avanzar y si es necesario cambiar. Ninguna de estas opciones se puede emprender sin entender el contexto y puntos de partida. Vivimos en el aquí y en el ahora pero hay una larga historia detrás que se desarrolló para ser lo que somos HOY.
2. La historia nos ayuda a entender el mundo en el que vivimos
Una mirada a lo que ocurrió en el pasado, nos da un panorama completo de por qué el mundo es como es, no solo nuestra en realidad, sino el contexto global, incluyendo otras culturas y desde luego, la naturaleza. Aprender sobre las causas y efectos de los eventos en la historia de la humanidad, nos brinda mejores herramientas para tratar los conflictos entre las naciones y los individuos. Estudiar la historia de los cambios ambientales nos da la oportunidad de mejorar nuestro estilo de vida y prevenir la extinción de plantas y animales que pueden alterar nuestros ecosistemas.
Ser capaces de analizar y comprender la historia, nos facilita poder asumir la naturaleza de las circunstancias que nos hacen ser lo que somos como sociedad, esto ha permitido a través del tiempo la reivindicación de las luchas para la obtención de los derechos y el reconocimiento de algunas acciones cuestionables en el pasado, tal como es el caso por ejemplo de la conquista violenta por parte de los españoles en el continente americano, de lo cual se disculpara 500 años después el Rey Juan Carlos I en 1992, mismo hecho por el cual pidiera perdón el Papa Francisco en 2015, rememorando las disculpas de su antecesor Juan Pablo II, quien en reiteradas ocasiones reconociera la injusticia de esa etapa histórica y del proceso de la Santa Inquisición, en contra de los pueblos originarios del nuevo continente y de otras naciones subyugadas por el poder de los reinados y de la Iglesia Católica.
Si bien es cierto que dichos actos de clemencia en nada pueden modificar el pasado, sí que pueden convertirse en acciones claves para la transformación del futuro, en cuanto a la visión y mentalidad con la cual los distintos credos y lineamientos políticos pueden converger, para el logro de una mayor armonía entre todos los humanos. Analizar entonces los errores en el pensamiento que se sostenía hasta hace apenas un par de siglos, ha permitido en la actualidad un accionar más tolerante hacia los cambios de la sociedad y las diferencias existentes entre las personas, por medio de luchas cada vez menos prolongadas y violentas para su aceptación, tal y como se ha estado evidenciando en los últimos años con el reconocimiento de la diversidad de género y la atribución de los derechos particulares que merecen, gracias a que la historia ha brindado los elementos necesarios para comprender hasta donde es capaz de llegar la crueldad tras la intolerancia y lo poco que se gana con ello.
Recordar para autoreconocerse
El acervo histórico de una nación no es sólo la conservación de los bienes museografiables con fines turísticos, sino todo el conjunto de elementos materiales e inmateriales que narran los acontecimientos que han ido moldeando con el tiempo la personalidad de sus habitantes, mediante la herencia de conductas y valores cuya razón de ser está más que justificada según la historia que cada nación atestigua, y más aún, a través de las marcas por las cuales terminan siendo reconocidos de una u otra manera como víctimas o victimarios de sus propios pasados, tal como las heridas existentes entre la Alemania Nazi y el pueblo judío perseguido por esta durante la Segunda Guerra Mundial.
Sin embargo, el modo en el cual se emplea la historia para reconstruir las bases morales de la propia nación puede lograr transformaciones profundas como las alcanzadas por la Alemania actual y el Estado de Israel, entre quienes se sostienen relaciones tan productivas como saludables en aras del progreso de ambas naciones, consecuencia esta del aprendizaje de los errores del Holocausto compartido y la superación de los traumas generados en sus ciudadanos por medio de su autoreconocimiento histórico.
Sobre la propia historia
Ya en un modo más personal, estar al conocimiento sobre la propia historia de vida. Saber quiénes son nuestros ancestros directos, cuáles son los aspectos culturales que han modelado el comportamiento familiar, y de dónde vienen las costumbres y los valores impartidos en casa, nos hace conscientes de los patrones positivos y negativos que han dejado huella en nuestras vidas, permitiéndonos del mismo modo, como ocurre a gran escala con la historia universal, asumir los errores ajenos como buen ejemplo de lo que no debemos repetir si deseamos obtener distintos y mejores resultados en pro de un futuro que contextualmente también se hace cada vez más diferente por el cambio generado a través de los progresos y avances del resto de la humanidad y la tecnología.
Por otra parte, el fenómeno de transformaciones de la nueva era digital y tecnológica acaba de hacer imposible que una generación pasada pueda seguir presenciando los acontecimientos del mismo modo que las generaciones futuras, con una aceleración exacerbada en la línea de tiempo de la historia de la humanidad que no tenía precedentes, y de la que no sabremos cuándo aminorará su velocidad, ni cómo afectará esto en el manejo de la historia, en especial, por la aparente deformación de la propia concepción del tiempo, siendo que ahora un hecho de apenas poco más de tres años ya se considera como antiguo, tornándose frágil también su relevancia para el recuerdo entre todos los acontecimientos importantes que se suscitan a diario, saber entonces cuáles serán de auténtica trascendencia, es algo que solo la historia nos lo podrá aclarar.
Va más allá de “cuándo” y “dónde”
Además de ubicar los hechos en un momento y en un lugar específico, esta disciplina nos enseña a pensar. Contemplar las experiencias que sucedieron antes de nosotros nos invita a reflexionar POR QUÉ ocurrieron, permite a la humanidad mirar su propio reflejo, bueno o malo, y aprender de él. Esta perspectiva nos da la posibilidad de sobrevivir a lo largo del tiempo. Entender las causa y efecto de ciertas acciones nos ayuda a aprender de los errores de nuestros ancestros y de nosotros mismos con la finalidad de transformar el mundo en un mejor lugar para vivir.
Hay diferentes formas de crear o de analizar la historia y eso dependerá obviamente de la ideología, la postura o el conocimiento que el historiador en cuestión tenga de manera previa. De cualquier manera, sea cual sea esa postura, toda forma de historia contribuirá para seguir construyendo el pasado y nuestra visión sobre el mismo de mil maneras diferentes pero igual de útiles e interesantes.
El comportamiento humano puede ser impredecible en ocasiones, pero una mejor comprensión, a través del estudio de la historia puede proporcionar información de gran valor para las futuras generaciones. El análisis de nuestro pasado nos deja lecciones muy valiosas que sirven para predecir de algún modo, las consecuencias de nuestras acciones en el futuro, sin tener que pagar un precio muy alto por ello.
Referencias
Carr, E. H., Maura, J. R., & Rial, H. V. (2010). ¿Qué es la historia? (p. 11). Barcelona: Ariel.
Hobsbawm, E. J., & Garrayo, M. F. (1991). De la historia social a la historia de la sociedad. Historia social, 5-25.
Koselleck, R., & Gadamer, H. G. (1997). Historia y hermenéutica. Paidós.
Le Goff, J., & Vasallo, M. (1995). Pensar la historia. Altaya.
Levinas, E. (2006). Los imprevistos de la historia. Salamanca: Sígueme.
Vainfas, R., & Rodríguez, P. (1996). De la historia de las mentalidades a la historia cultural. Anuario colombiano de historia social y de la cultura, (23), 219-233.
Fotos: iStock – selimaksan / Pamela Moore
Trabajo publicado en: Jul., 2011.
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