Importancia de la Inversión
Acto mediante el cual un individuo, una empresa o incluso un gobierno decide colocar parte de sus ganancias o dividendos en una actividad que le permita obtener ganancias a largo plazo y que evite que ese capital se pierda o derroche. Paralelamente, aborda el gasto que un Estado debe llevar a cabo en diferentes áreas como por ejemplo salud o educación y, por lo tanto, no es un derroche, sino algo importante y necesario para una población.
Aplicado a nivel personal, y en el Estado
La inversión es uno de los actos más simples que pueden darse en la economía y de allí justamente su importancia: cualquiera que cuenta con una mínima cantidad de capital puede invertirlo y buscar con esa inversión obtener ganancias mayores a largo plazo. La inversión es una decisión seria que debe tomarse con tiempo, sensatez y pensándose correctamente en los diferentes elementos a evaluar ya que puede significar ganancias así como también pérdidas o riesgos que pueden a la persona hacer volver a cero o inclusive desencadenar deudas. No obstante, cuando es bien llevada y planeada, la inversión es siempre recomendada, ya que representa una decisión inteligente de colocar el capital en algo que pueda ser productivo a futuro antes que derrocharlo de manera completa. Un ejemplo de inversión cotidiana de un individuo puede ser la obtención de una casa o apartamento que, a pesar de ser un gasto importante, es decididamente una inversión, a futuro ya que ese bien puede valorizarse y, además, impide que la persona gaste los recursos de manera desordenada y sin control.
Así mismo, la inversión engloba sistemas diseñados por los mercados financieros para incrementar el patrimonio de las personas y las empresas, no en vano, uno de los objetivos principales de esta estrategia económica se basa en obtener beneficios en el menor espacio de tiempo posible. Bajo estas premisas se han creado una serie de productos que cumplen con esta finalidad, y que están recogidos por los órganos de regulación en los mercados de valores de cada país.
Por otro lado, el término inversión hace referencia a las decisiones que un Estado debe llevar a cabo respecto de la manera que maneja los ingresos públicos de una población. En este caso, la inversión es una decisión política ya que al colocarse el dinero en algunas de las áreas de gobierno se limita la cantidad de dinero colocada en otras. Un ejemplo muy claro de esto es cuando un Estado que es potencia mundial decide invertir gran parte de su capital monetario en la industria militar para sostener ese lugar de potencia dejando de invertir en otras áreas como las de protección social, salud, educación que deben quedar en manos privadas y que hacen que gran parte de la población deba solventar por sí misma esos gastos. Otro ejemplo bien distinto es el conocido como Estado de Bienestar, en el cual se decide invertir y dirigir el capital a las áreas sociales tales como educación, salud, trabajo, viviendas, etc. con tal de asegurar a la población una alta calidad de vida.
Productos para la inversión
La inversión puede llevarse a cabo en los mercados de renta fija, variable, modelos alternativos y hasta en bienes materiales, como por ejemplo inmuebles. Entre estos productos destacan por su contratación la compra y venta de acciones en los mercados de valores, fondos de inversión o ETF,S (fondos cotizados), entre algunos de los más demandados por parte de los inversores. Otro de los formatos está representado por los denominados productos híbridos. Se trata de aquellos que tienen una difícil clasificación debido a que reúnen las características de la renta variable y fija bajo sus propias condiciones. Algunos de sus modelos son los siguientes: bonos convertibles o participaciones preferentes.
Mientras que en otra escala se sitúan los productos derivados y que representa un tipo de inversión con más riesgo. Esto se debe a que tiene una estructura un poco compleja que lleva a que su rentabilidad pueda ser más alta que en los otros formatos de inversión. Pero de la misma manera, son muy propicios para que los inversores menos expertos en este tipo de operaciones puedan perder una parte muy importante de su capital invertido. Futuros, opciones, warrants, o CFD son algunos de los formatos más conocidos.
Particularidades de la inversión
En cualquier caso, una de las claves para llevar a cabo una inversión es el hecho de que el precio del dinero va perdiendo valor todos los años. Debido a los efectos de la inflación, que en la Unión Europea ha alcanzado niveles históricos del 9,8 % durante el verano de 2022. Y como consecuencia de esta tendencia monetaria, la única solución para mantener (o incrementar) el capital se materializa a través de la inversión. Otro de los factores que invitan a este sistema de distribución del dinero es que permite a los usuarios a aumentar su capital personal a sus intereses particulares. Al mismo tiempo que habrá más recursos monetarios para comprar bienes materiales. O en el caso de las empresas para expandirse en sus respectivos sectores.
Mientras que por otra parte, la inversión bien llevada genera un efecto multiplicador sobre los deseos iniciales de los usuarios. Es decir, la plusvalía de la operación se puede reinvertir para que de esta forma los beneficios sean mayores que antes. De la misma manera que hará que el patrimonio vaya aumentando en función de la rentabilidad de los movimientos.
En la práctica la inversión va a propiciar que el patrimonio se vaya agrandando en dependencia de los beneficios acumulados. Si se invierten 1.000 euros todos los meses, con una rentabilidad del 5 %, al cabo de un solo año se dispondrá de 600 euros adicionales. Este importe se elevaría hasta 6.000 euros en un plazo de diez años. Seis veces más que el capital invertido desde el principio. Poniéndose de manifiesto que en la inversión se prima las mayores cantidades invertidas sobre las pequeñas bolsas de ahorro. Aunque asumiendo que se corre el riesgo de perder capital con la valoración de los activos financieros adquiridos en su vencimiento.
Para determinar cuál es la rentabilidad que puede generar basta con aplicar una sencilla operación: capital aportado x tipo de interés anual que se aplica en la operación (o en su vencimiento) – importe de las comisiones y otros gastos que conlleva. El interés no será uniforme, sino que dependerá de las condiciones del producto suscrito o de la evolución de los mercados financieros.
También cobra una especial trascendencia el papel que desempeña el hecho de que poner a trabajar nuestro es una estrategia muy eficaz para que no se devalúe nuestro ahorro o patrimonio personal o empresarial. Además será muy relevante definir nuestro perfil como inversor para optimizar la operación: agresivo, intermedio o defensivo. Para que así sea mucho más fácil cumplir los objetivos, sobre todo en el medio y largo plazo. Tampoco puede olvidarse que es imprescindible llevar a cabo estos movimientos cuando no se va a necesitar el dinero durante un tiempo.
Igualmente, es una operación completamente necesaria para cuando se va a poner en marcha un negocio. Donde la inversión inicial debe sustentarse en fondos propios o como consecuencia de la demanda de algún tipo de financiación, al igual que para reflotar una empresa que tiene deudas o su línea de negocios no es la esperada por los emprendedores. Desde este punto de vista se constituirá en un rescate para replantearse la viabilidad de la empresa.
Trabajo publicado en: Dic., 2014.
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