Importancia del Karma
El karma indica el grado de proximidad o lejanía en el que se encuentra un ser respecto a su estado de autoliberación o nirvana, y su ley pauta la creencia en una fuerza cósmica que se encarga de premiar o castigar las buenas o malas acciones de las personas. Esta idea no tiene que ver con la filosofía budista ni con su cosmovisión. En realidad, la “ley del karma” no es otra cosa que la evolución de la ley que Newton denominó como “causa y efecto” y que las corrientes pseudoespirituales de los últimos dos siglos han mezclado con las filosofías y las religiones orientales. De esta forma se ha llegado a una concepción errónea, pero muy extendida, de lo que en realidad es el karma en su contexto original.
El buen karma y el mal karma
El karma, cuya etimología en sánscrito significa “acción”, vendría determinado por las acciones y las intenciones de un ser. Por lo tanto, el karma se puede establecer desde la voluntad de cada uno. Existen acciones que crean buen karma y otras provocarían un mal karma. En países de tradición budista podemos descubrir ciertos gestos que realizan la gente y que, a primera vista, nos podrían parecer curiosos, pero que en realidad tienen que ver con la búsqueda de conseguir un buen karma. Algunos ejemplos que nos podemos encontrar:
– Dar de comer a los peces en estanques o en ciertos lugares, especialmente en los templos, es una de las formas de conseguir buen karma.
– Hay lugares donde se venden cientos de pájaros enjaulados para que la gente los compren y después los liberen.
– Los donativos, ya sean en metálico o en especie, siempre son una buena vía para acumular buen karma. Si dichos donativos se realizan para un templo, se supone que el valor del karma aumenta considerablemente.
Un buen karma asegura mejores futuras reencarnaciones, hasta que se logre romper con la rueda de la vida-muerte-reencarnación y el ser se libere para alcanzar esa unión con el todo, o lo que es lo mismo, ese estado de nirvana donde es liberado de todo sufrimiento. Por el contrario, el mal karma no solo puede provocar una peor existencia, sino que las próximas reencarnaciones serán peores hasta el momento en el que el ser tome conciencia de su error y comience a acumular buen karma.
Podemos concluir que, la existencia actual y las futuras vienen determinada por las acciones que el ser realice por sí mismo. Por lo tanto, cada uno construye su propio futuro y vive de las decisiones y acciones que ha ido tomando a lo largo de sus múltiples existencias. Esto desmonta la idea de esa especie de “juez cósmico” que premia o castiga según los actos que se realicen pues no es necesaria dicha mediación.
Ofrecer karma
En ciertos países de tradición budista, especialmente aquellos que siguen la corriente therevada, existe la creencia de que es posible realizar ciertas acciones para que el karma que puedan generar dichas acciones llegue a otra persona. Por tal motivo, es común ver como niños y jóvenes se hacen monjes budistas por un tiempo, al menos una vez en su vida, como forma de obtener buen karma para sus padres o aquellos que han cuidado de ellos.
Otro momento en el que realizan este gesto de agradecimiento es cuando fallecen sus progenitores o tutores y pasan un tiempo en el templo, pueden ser días o incluso horas, como monjes para ofrecer el karma que obtengan por aquellos seres queridos fallecidos. La vida monacal ofrece un espacio óptimo para obtener buen karma pues está centrada en una vida de meditación constante y de servicio y buenas acciones.
En dichos países se vive el nacimiento de un hijo varón, especialmente las madres, como una doble bendición. Por un lado, por la vida de ese hijo; pero por otro, por tener garantizado el que haya alguien que ofrezca buen karma por ella, ya sea durante su vida o el día que muera.
Trabajo publicado en: Ene., 2022.
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