Importancia de la Literatura Infantil
La infancia es una etapa donde la fantasía y la realidad se funden. Los niños están abiertos al mundo y lo maravilloso se puede vivir en el simple movimiento de un globo de colores que se acerca a las nubes. Lo más sencillo puede estar impregnado de magia. Algo así sucede con las historias fantásticas, los cuentos antes de irse a la cama, las fábulas con animales; en pocas palabras, con la literatura infantil. Algunos eruditos han considerado la literatura para niños como un género menor, una especie de segunda división de las letras. Esta etiqueta es un error clásico entre los adultos que se han olvidado de la energía pura del mundo infantil.
En nuestro afán de ordenar el mundo, a los humanos nos gusta clasificarlo todo. Así, la literatura incorpora calificaciones casi infinitas: literatura de misterio, de amor, de aventuras, de ciencia ficción; una lista útil para ordenar las estanterías de las librerías pero, si hablamos de niños, lo único importante es tocar la fibra de su imaginación a través del misterio de las palabras. Si ese milagro se produce, cuando el niño se convierta en adulto los cuentos y las historias seguirán latiendo en alguna neurona indestructible. Así ha sucedido y sucede desde que el mundo es mundo. Somos capaces de ir a otros planetas o inventar máquinas inauditas. Sin embargo, todavía no hemos inventado un eficaz sustituto de una buena historia para niños.
Hay un aspecto invisible en la literatura infantil: el escritor cuenta una historia y a partir de ese instante la historia emprende un nuevo sendero, un auténtico viaje con destino desconocido. Los esquemas mentales de los más pequeños tienen otra lógica, un sentido diferente y las buenas historias son las vitaminas necesarias para cualquier niño. De hecho, una infancia sin cuentos sería como una vida amputada, una dolencia irreparable.
La literatura infantil es un juego y es importante conocer sus reglas básicas. Regla número uno: se siembran las palabras y se crea un decorado. Regla numero dos: la historia crece en el interior y en algunos casos permanece eternamente. Regla número tres: el hombre que ha cumplido con la regla número uno y número dos siempre caminará con alma de niño.
Trabajo publicado en: May., 2014.
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