Definición de Nomenclatura Binomial

David Alercia
Licenciado en Biología

Con el sistema de Lineo, llamado nomenclatura binomial, independientemente del idioma y de la región, cada especie recibe un nombre único y válido en todo el mundo. Así, se logró identificar sin ambigüedades a los millones de especies de seres vivos. Actualmente, cambiar el sistema de nomenclatura es imposible. Ya hay aproximadamente 2 millones de especies con nombres binomiales, y el número crece año tras año.

Tener la capacidad de nombrar algo parece una nimiedad, pero no lo es. No podríamos hablar de aquellas cosas que no tienen nombre, y de acuerdo a algunas corrientes de la filosofía, el pensamiento se construye con palabras y nombres. Para poder conocer la amplísima biodiversidad de la Tierra, el primer paso es asignarle un nombre a cada especie, para poder referirnos a ella. Esta necesidad del conocer la biodiversidad no solo atañe a los científicos. A lo largo de la historia, desde los albores de la humanidad, los distintos grupos humanos siempre han desarrollado un sistema para clasificar y nombrar a los objetos de su entorno cotidiano. Y desde luego, los animales y las plantas con los que convivieron.

El conocimiento de la biodiversidad local es parte del patrimonio cultural de un grupo humano. Piensa en los nombres de las plantas utilizadas en la medicina tradicional de cualquier pueblo. Si estas plantas no tuvieran nombre, enseñar esos usos requeriría ver a la planta, y frente a la planta en cuestión, el maestro comentaría sus usos.

Con un nombre no es necesario ver a la planta, ni siquiera tenerla cerca. Basta decir el nombre para que todos los habitantes de esa región piensen en la planta a la que se refiere el hablante. Con los nombres podemos hacer referencia a cosas, objetos y sucesos que están lejos de nosotros, o que quizá, nunca hayamos visto ni vivido: esta es la función simbólica del lenguaje.

Sin embargo, nombrar correctamente a cada especie no siempre ha sido una tarea sencilla. Antes del sistema actual, cada cual tenía sus propias formas de identificar especies, con sus idiomas locales, lo que generaba mucha confusión.

Un mismo organismo recibía nombres diferentes según el lugar y el idioma y es frecuente que existan muchos nombres coloquiales para la misma especie. Un sistema así es útil para un pueblo, pero no es útil para la ciencia, que debe buscar la rigurosidad y la precisión siempre, y esto incluye darle un nombre único a cada especie.

Fue el botánico sueco Carlos Linneo quien, allá por el siglo XVIII, ideó un método universal de nomenclatura que sigue vigente hasta nuestros días. Su idea fue asignar a cada ser vivo un nombre con dos palabras en latín (por ese entonces, el latín era una lengua franca, como lo es ahora el inglés).

Los nombres regionales o vulgares

Son los nombres asignados por las personas que conviven con la especie, por ejemplo, llamar “cabecita negra” a un ave, haciendo referencia a que las plumas de la cabeza son negras.

Este tipo de nombres tiene la ventaja de comunicar características distintivas de cada especie de una manera más sencilla de entender. En el ejemplo, ante la pregunta ¿cuál es el ave cabecita negra? La respuesta es obvia: la que tiene las plumas de la cabeza negras.

Los nombres binomiales son difíciles de pronunciar, pero más difíciles aun de memorizar. Por eso, los dos sistemas de nombres coexisten, pero el único nombre valido para la ciencia es el nombre binomial.

Los nombres binomiales

El nombre binomial a veces se conoce como el nombre científico, porque es el nombre que la ciencia asigna a la especie.

El nombre binomial de nuestra especie es Homo sapiens. Ambas palabras se escriben en cursiva para diferenciarlas de los nombres vulgares. La primera es un sustantivo, se escribe siempre con mayúscula inicial (independientemente de su posición en la oración) y corresponde al nombre del género.

El género es un grupo de especies afines, puede tener solo una especie, como el genero Homo, o miles, como el genero Salvia.

Por ejemplo, el género de los perros es Canis. Dentro del género Canis hay varias especies como el lobo (Canis lupus), el coyote (Canis latrans) y el perro doméstico (Canis familiaris).

La segunda palabra se escribe en minúscula y es el epíteto específico y es el nombre de la especie.

Así, el género de la especie humana es Homo, un género de primates que en el pasado geológico reciente tuvo varias especies. Hoy, solo sobrevive la especie H. sapiens.

El epíteto específico nunca puede escribirse solo, siempre acompañado del género, que puede abreviarse con su inicial. Varias especies pueden tener el mismo epíteto específico, pero la combinación de nombres es única para cada especie.

Códigos internacionales de nomenclatura

A este punto, parece que los científicos que se dedican a describir especies, llamados taxónomos, son expertos en latín.

Lo cierto es que las reglas están recogidas en manuales llamados “códigos”, que tienen validez internacional. Todos los científicos del mundo que deseen nombrar una especie deben seguir las reglas del código, de lo contrario, el nombre no será válido.

Existe el código internacional de nomenclatura zoológica, el de botánica y el de microbiología. Cada uno tiene ligeras variantes del sistema.

Los epítetos específicos pueden ser palabras inventadas, y de hecho casi siempre las especies reciben el nombre del lugar donde fueron descubiertas (por ejemplo, costaricencis, por Costa Rica), en honor a alguien o algo (darwinii, en honor a Charles Darwin) o en referencia a alguna característica de la especie (por ejemplo, foetida, que significa hedionda, multiflora o medicinalis). Los epítetos específicos también pueden ser el nombre coloquial traducido al latín (por ejemplo, el león, Pantera leo, conserva su nombre en latín como epíteto específico), o una palabra completamente inventada por el descubridor de la especie.

Los códigos no establecen qué tipo de palabras se pueden utilizar, solo dicen cómo deben estar formadas y las reglas gramaticales que se deben cumplir.

El nombre del género sigue las mismas reglas, con la salvedad de que el primero que describe ese género le pone el nombre. Quienes describen luego especies de ese género, deben utilizar el mismo nombre del género, y no pueden cambiarlo.
Aunque esta terminología a veces puede dar lugar a palabras y nombres impronunciables, su mayor ventaja es que proporciona un nombre único e inequívoco para cada especie que es reconocido y entendido en todo el mundo. Esto permite la comunicación efectiva entre científicos de diversas nacionalidades.

Para ser válidos, los nombres binomiales deben cumplir con todos los requisitos establecidos por los códigos internacionales de nomenclatura. Además, estos códigos exigen que cada nombre debe ser único, cada combinación utilizada queda vedada, y no puede volver a ser usada en ninguna especie. Los códigos también prohíben que los nombres sean cambiados una vez aceptados.

 
 
 
Por: David Alercia. Licenciado en Biología por la Universidad Nacional de Córdoba, especializado en gestión ambiental, y trabaja en turismo científico.

Trabajo publicado en: Abr., 2024.
Datos para citar en modelo APA: Alercia, D. (abril, 2024). Definición de Nomenclatura Binomial. Significado.com. Desde https://significado.com/nomenclatura-binomial/
 

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