Definición de Personificación

Una personificación puede ser una figura retórica o, por otra parte, la representación de algo como si fuera una perona. En ambas acepciones, la finalidad es comunicar una idea partiendo de las características propias del ser humano.

La personificación como recurso literario

La personificación es una de las figuras literarias más utilizadas. Es considerada como una figura del pensamiento (como la antítesis, la paradoja o el oxímoron, entre otras). El mecanismo que presenta es sencillo: atribuir a algo un atributo o condición humana. De esta manera se produce una comparación que resulta de gran expresividad literaria. Por ejemplo, si digo que la ciudad duerme estoy dando al espacio urbano una característica propia de los humanos. Son muchos los ejemplos que pueden ilustrar la idea de una personificación: una fuente de aguas tranquilas, el Sol alegre de la mañana, el espejo dijo la verdad o la casa tenía los achaques propios de la edad.

Por otra parte, la personificación es utilizada como una estrategia literaria destinada a contar una historia en las que los personajes no son humanos pero son descritos como si lo fueran. Esto es lo que sucede con las fábulas o con algunas novelas (por ejemplo, en la novela «Rebelión en la granja» de George Orwell, el autor reflexiona sobre el poder y los personajes protagonistas son unos animales de granja).

La personificación como elemento simbólico

Algunos conceptos abstractos se entienden mejor si son personificados. Así, la idea de muerte ha sido entendida mediante algún personaje (por ejemplo, el dios Thanatos para los griegos). En ocasiones, cuando se quiere describir a una persona se dice que es la personificación de algo (por ejemplo, del mal, de la bondad o de cualquier virtud o defecto).

En el ámbito del marketing se utiliza la personificación de una marca como estrategia publicitaria. En este sentido, cuando una marca es descrita como divertida, extrovertida y dinámica se está haciendo un «juego lingüístico» con un claro sentido simbólico de la comunicación.

La mitología es un claro ejemplo del mecanismo de la personificación, puesto que unas fuerzas de la naturaleza (la lluvia, la luz solar o los terremotos) son explicadas con una dimensión humana, de tal forma que las pasiones humanas son atribuidas a los fenómenos naturales. Algo muy similar es lo que ha sucedido con la representación de la idea de Dios en algunas religiones, en las que las divinidades presentan rasgos humanos.

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