Significado de Revolución Industrial Definición, resumen de causas, y etapas
Prof. en Geografía e Historia
Definición formal
La Revolución Industrial está expresada en los trabajos del historiador inglés Arnold Toynbee (1889-1975), precisamente para describir la transformación que evidenció Gran Bretaña entre 1750 y 1850 a partir de avances técnicos y cambios de pensamiento estratégicos y socioculturales.
La tecnificación fue un elemento clave para que este hecho tuviera tal trascendencia. Así pues, sería la máquina de vapor, dirigida primero a la minería, luego a la industria textil y progresivamente a otros sectores, la que permitiría pasar de una fabricación manual y lenta, a una mecanizada y con altos rendimientos.
Además de esto, la existencia de una monarquía liberal, a diferencia de los modelos absolutistas de otros reinos europeos, fue otro punto a favor. Además, el dinámico comercio de ultramar, sobre todo con países que proveían de materias primas y potenciales compradores, hizo que Gran Bretaña tuviera la supremacía en los mercados mundiales. De allí pues, que Francia, Estados Unidos, Alemania y otros países más se sumaran a este modelo de producción.
Resumen de las causas que favorecieron la Revolución Industrial
Se puede decir que la Revolución Industrial es el resultado de una serie de elementos que hicieron posible su éxito. Por un lado, la máquina de vapor de James Watt fue clave al permitir que la producción de mercancía se elevara a niveles astronómicos, en comparación con la industria manufacturera que hasta antes de eso existía.
Así pues, la minería, la metalurgia y la producción textil fueron las primeras beneficiadas de esta tecnificación, gracias en gran parte a la existencia de yacimientos de carbón.
Por otra parte, los empresarios ingleses poseían el capital suficiente para invertir en maquinarias, muchos de ellos enriquecidos gracias a las posesiones coloniales que hasta ese momento tenían. Además de esto, sus comercios de ultramar le permitían conseguir materia prima a bajo costo, como el algodón, sobre todo de América, y de la misma manera vender su mercancía ya elaborada a precios elevados.
Cabe añadir, además, la burguesía como clase social emergente, quien ya había demostrado su supremacía al ser determínate en la Revolución Francesa de 1789. En este caso, gracias a una monarquía liberal y sus incursiones en el parlamento, generaron las condiciones para producir con un gran margen de libertad, aun cuando esto se tradujera en bajos salarios para los obreros o precarias condiciones de trabajo.
¿Cuáles fueron los efectos más notables?
Uno de los aspectos en los que más incidió la Revolución Industrial fue en la dinámica poblacional, puesto que hubo un importante éxodo campesino hacia las ciudades en busca de mejores condiciones de vida, por lo que muchos de ellos se empleaban en las fábricas. Así pues, surge el proletariado como clase social trabajadora, en contraposición a la burguesía como clase dominante, poseedora del capital y los medios de producción.
Por otra parte, la economía fue quizás una de las que experimentó los mayores cambios, pues antes de esto predominaba la agricultura como base económica, con matices feudales. Mientras la Revolución Industrial trajo consigo al capitalismo como modelo económico emergente, pues permitió la acumulación de capitales y la posibilidad de ponerle un valor al trabajo a través de los sueldos.
Sin embargo, así como nacen grandes fábricas ampliamente modernizadas con producciones en serie, surgen también los movimientos sindicales en busca de reivindicaciones laborales, en vista de los bajos salarios que se devengaban, largas jornadas de trabajo y condiciones inseguras.
¿Cómo se desarrolla la Revolución Industrial en otros países?
Si bien al estudiar las condiciones que tuvo Gran Bretaña para el surgimiento de la Revolución Industrial, era inminente que otras regiones tomaran también este rumbo. Un elemento que favorecía este fenómeno era la presencia del carbón como fuente de energía. Es así como Bélgica, por ejemplo, a pesar de ser joven, aprovechó esta circunstancia, hasta llegar al punto de convertirse en una potencia en el continente europeo.
En el caso de Estados Unidos, el hecho de ser colonia británica le abrió las puertas a la industrialización, hasta llegar al punto de convertirse en toda una referencia económica. De hecho, la segunda revolución industrial estuvo básicamente asociada a ese país, con la invención del automóvil y de las redes eléctricas.
Por otra parte, España llega de forma tardía a este proceso, gracias a los coletazos del mercantilismo promovido por el Estado.
Etapas regidas por la innovación
Dependiendo de la etapa que se esté estudiando, la Revolución Industrial demostró que los elementos técnicos pueden ser determinantes en el curso de la historia. Se habla de etapas, porque en un principio (mediados del siglo XVIII- inicios del siglo XIX) estuvo más enfocado en la tecnificación, mientras en la segunda etapa (finales del siglo XIX- mitad del siglo XX), se dirigía más hacia la generación de nuevas formas de energía, así como en nuevas formas de transportarse.
En la primera etapa indudablemente la máquina de vapor fue pionera, pero fue desde la esencia de su funcionamiento que nace la locomotora y el barco a vapor, lo que agiliza el transporte, y más aún, el intercambio comercial. La incursión, del telar, por ejemplo, permitió que la producción textil aumentara de manera significativa, al punto que cubría todo el mercado interno y podía exportarse.
Posteriormente vendría otra camada de innovaciones que permitían fortalecer esta revolución. Entre estas se encuentran el telégrafo, el teléfono, el automóvil y el avión. Cabe destacar que estas últimas fueron posibles gracias a la creación del motor de combustión interna, así como del petróleo como incipiente combustible que lo haría funcionar.
A esto se añaden los trabajos realizados por Edison y Tesla en la generación de electricidad, que dan un giro importante en el funcionamiento de las máquinas, trascendiendo hasta los hogares, a donde llegarían a través de la bombilla, la radio, televisión y otros artefactos eléctricos.
Una revolución marcada por cambios, que nunca termina
Es un proceso trasformador que, si bien su núcleo está dado entre 1750 y 1850, jamás se detiene como tal para perfeccionar y optimizar los canales de producción de productos y servicios, como también los mecanismos mediante los cuales uno participa y se desarrolla dentro de la sociedad. Como es un proceso que no se detiene, se lo clasifica en etapas determinadas por la implementación de un conjunto de cambios, y en ese panorama se advierte que estamos próximos a un nuevo episodio revolucionario.
En sus orígenes se lo aprecia como un motor para la construcción de la sociedad, donde la maquinaria era un aliado del trabajador y del bienestar general, sin embargo hoy el nivel de avances implica la exclusión de la fuerza obrera humana porque la tecnología está reemplazando tareas completas, lo cual trae un beneficio absoluto para unos pocos en detrimento de una creciente demanda laboral.
Trabajo publicado en: Feb., 2021.