Definición de Sujeto
Profesora en Filosofía
En las Ciencias Sociales y Humanas, la noción de sujeto hace referencia a la entidad respecto de la cual se predica algo, a saber, el agente que lleva a cabo una acción o sobre el cual recaen determinadas cualidades. El término sujeto proviene del latín subiectus, que remite a “puesto debajo” o “dominado”.
A nivel gramatical, el sujeto es un elemento clave en la articulación de las oraciones, en cuanto identificación del actor/es asociado/s a cierta descripción, la cual se torna el predicado. Por ejemplo, en la oración ‘Agustín se encuentra con sus amigos para jugar al fútbol todas las tardes’, ‘Agustín’ es el sujeto, y el resto de palabras representan el predicado (consultar: Núcleo del Sujeto y del Predicado).
Orígenes de la noción de sujeto
En la Antigüedad clásica, bajo la tradición iniciada por Aristóteles (384 a. C. – 322 a. C.), la noción de sujeto consistía, desde un punto de vista lógico, en aquello de lo que se predica o enuncia algo, y, desde un punto de vista ontológico —es decir, desde el punto de vista de lo que existe—, aquello que padece una transformación, o en lo cual inhiere una cualidad. Dicha noción deriva de la distinción que realiza el filósofo entre la sustancia y sus accidentes.
Los accidentes son cambios que se producen en una sustancia que permanece idéntica a través de ellos, y éstos no pueden existir independientemente de un sustrato. Por ejemplo, los colores no pueden existir separadamente, pero sí las cosas coloreadas.
Las cosas, en sí mismas, están compuestas por dos principios: por un lado, la materia, y, por el otro, la forma; a su vez, éstas se dividen entre aquellas que tienen movimiento propio y las que carecen de automovimiento. Para Aristóteles, la forma de los seres que tienen capacidad de moverse por sí mismos es lo que se denomina alma.
El sujeto moderno
En sentido estricto, el concepto de sujeto tal como lo conocemos en la actualidad, se considera una herencia de la filosofía fundada por René Descartes (1596-1650). El problema del cual parte Descartes es la búsqueda de un punto de partida indubitable que permitiera fundamentar el edificio de todo el conocimiento sobre bases firmes.
En sus Meditaciones Metafísicas (1641), encuentra dicho punto de partida en el yo, puesto que, mientras pienso, no puedo dudar de que estoy pensando y, por lo tanto, puedo afirmar sin duda que yo soy una cosa que piensa. Esta primera verdad indubitable es lo que Descartes enuncia bajo la fórmula cogito ergo sum, es decir, “pienso, luego, existo”. En la filosofía cartesiana, de esta manera, la idea del alma aristotélica pasa a pensarse bajo la noción de la mente y, en adelante, la concepción del sujeto se comprende en términos de una conciencia o de un “yo” que piensa.
Ya avanzada la modernidad filosófica, Immanuel Kant (1724-1804) establece otro de los grandes hitos en la teoría de la subjetividad, con el desarrollo del concepto del sujeto trascendental. Kant concibe al sujeto de acuerdo con un principio fundamental que lo determina, a saber, la unidad sintética de la autoconciencia o apercepción trascendental. Esta noción refiere a la idea de un pensar puro, independiente de la experiencia, al cual son remitidas todas nuestras percepciones y que es condición de posibilidad de ellas mismas, ya que, sin aquella síntesis de la conciencia, nos enfrentaríamos a un caos de datos de los sentidos inconexos entre sí.
La unidad del yo, o unidad de la conciencia, permite que las representaciones sobre el mundo sean unificadas en la mente de cada sujeto. Para Kant, tal estructura de la subjetividad es universal, lo cual implica que, independientemente de sus condiciones históricas, a lo largo de las diferentes épocas y en los distintos lugares del mundo, los sujetos humanos presentan una constitución equivalente de su “yo” o de su conciencia.
Críticas a la concepción moderna del sujeto
Uno de los principales críticos de la concepción moderna de la subjetividad ha sido Friedrich Nietzsche (1844-1900), quien opone a la caracterización cartesiana del sujeto, bajo el predominio de la razón anclada en la conciencia, la reafirmación de una “razón de cuerpo”. Para Nietzsche, toda conceptualización es una ficción, ahora bien, existen ficciones que atentan contra la vida y otras que favorecen su expansión. En este sentido, la conceptualización clásica del sujeto, al caracterizarlo como una conciencia separada de lo material, niega el devenir, rasgo distintivo de lo vivo; por lo tanto, se trata de una ficción que atenta contra la vida y que debe ser por ello descartada.
Art. actualizado: Oct. 2022; sobre el original de febrero, 2009.
Referencias
García de Diego, V. (1982), Diccionario ilustrado “Vox”, latino-español, español-latino, Bibliograf, Barcelona.Castro, E. (2005). La formación de la noción filosófica de Sujeto y Subjetividad. Psicoanálisis APdeBA, 27(3), 513-536.
Düsing, K. (2002). La subjetividad en la filosofía clásica alemana de Kant a Hegel. Una panorámica a modo de programa. Azafea. Rev. filos. 4, pp. 97-121.
Laiseca, L. (1996). La crítica al sujeto de la filosofía moderna en Nietzsche: el Selbst o la razón del cuerpo. Escritos de filosofía, n° 29-30.
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