Definición de Heliocentrismo (Teoría Heliocéntrica)
Licenciado en Física
El heliocentrismo, también conocido como Teoría Heliocéntrica, cuya idea central expresa que el Sol es el centro del Universo, se contrapuso al geocentrismo al momento de explicar el movimiento de los astros en la bóveda celeste. Si bien la teoría heliocéntrica es correcta debido a que la Tierra y el resto de los planetas giran alrededor del Sol, hoy sabemos que el Sol no es precisamente el centro del Universo.
Durante siglos se aceptó casi sin ninguna oposición que la Tierra era el centro del Universo y que todos los cuerpos celestes se movían entorno a ella. El geocentrismo fue un modelo construido bajo la experiencia cotidiana humana, que parece indicar que nuestro planeta permanece inmóvil y que son los cuerpos celestes los que se mueven en torno a nosotros. Tuvieron que pasar varios siglos para darnos cuenta de que la realidad no era lo que parecía.
El primer modelo heliocéntrico
Se le suele atribuir a Nicolás Copérnico la invención del modelo heliocéntrico, esto debido a la revolución que supuso en aquella época su trabajo. Sin embargo, antes de Copérnico existieron algunas propuestas que apuntaban hacia una teoría heliocéntrica.
El primer modelo heliocéntrico del que se tiene registro se le atribuye a Aristarco de Samos. Aristarco fue un matemático y astrónomo griego que propuso que era el Sol, y no la Tierra, el centro del Universo. Además de ello, Aristarco también realizó estimaciones de los tamaños del Sol y la Luna, así como la distancia a la que se encontraban de nosotros. Si bien sus cálculos sobre la Luna fueron aceptables, los que realizó sobre el Sol fueron totalmente erróneos.
Se cree que estos cálculos que realizó Aristarco lo llevaron a proponer que el Sol se encontraba en el centro del Universo, que las estrellas permanecían estáticas y que la Tierra junto con los otros planetas giraban alrededor del Sol. Las ideas propuestas por Aristarco fueron mencionadas en el libro de “El contador de arena” de Arquímedes y lograron influir al astrónomo Seleuco de Seleucia.
Pese a ello, el desarrollo de Aristarco fue prácticamente ignorado y con la llegada del geocentrismo de Ptolomeo terminaron por sepultarse sus ideas. No obstante, tras varios siglos se reconsideraron las palabras de Aristarco.
Hacia la revolución copernicana
El modelo geocéntrico de Ptolomeo permaneció vigente durante más de mil años y fue el paradigma central del quehacer astronómico durante este periodo, incluso la iglesia adoptó con gusto sus ideas como parte de sus dogmas. Fueron pocos los que se atrevieron a cuestionar la teoría geocéntrica debido a las consecuencias que ello podría tener.
Cuando los musulmanes recuperar la obra de Ptolomeo también la adoptaron como parte de sus trabajos astronómicos. Pese a ello, esto no evitó que algunos pusieron en duda al modelo geocéntrico. El matemático Alhacén cuestionó la validez de los enunciados de Ptolomeo sobre el movimiento de los cuerpos celestes. Aunque no llegó a contradecirlo del todo, si señaló que había un par de discrepancias en el modelo geocéntrico de Ptolomeo.
El golpe final contra el geocentrismo se dio en el siglo XVI gracias a la obra del astrónomo y matemático polaco Nicolás Copérnico, quien se dedicó a realizar mediciones precisas de la posición de los planetas en la esfera celeste. Tras esto, se dio cuenta de que las mediciones encajaban con un modelo en el que el Sol reposaba en el centro del Universo, además, era un modelo mucho más sencillo al reciente modelo de Ptolomeo que sufrió varias modificaciones para ajustarse a las observaciones y se volvió un modelo complicado con el que trabajar.
El modelo copernicano consistía en colocar al Sol en el centro del Universo, en dónde permanecía inmóvil. Las estrellas y las constelaciones también permanecían inmóviles en el fondo del firmamento. La Tierra y el resto de los planetas se movían alrededor del Sol en órbitas perfectamente esféricas ya que Copérnico consideraba que era la trayectoria más simple posible.
En ese mismo siglo, el astrónomo alemán Johannes Kepler utilizó los datos astronómicos recopilados por Tycho Brahe para hacer mediciones más precisas del movimiento de los planetas. Al hacerlo se percató que las observaciones se ajustaban mejor si en el modelo de Copérnico se cambiaban las órbitas circulares por órbitas elípticas.
El modelo heliocéntrico construido por todos estos astrónomos y matemáticos marcó un antes y un después en la historia de la ciencia y supuso una gran revolución para el intelecto humano. Al día de hoy no cabe ninguna duda de que la Tierra y el resto de los planetas de nuestro sistema solar se mueven en órbitas elípticas alrededor del Sol, sin embargo, estamos también conscientes de que el Sol no es precisamente el centro del Universo.
Art. actualizado: Feb. 2024; sobre el original de septiembre, 2017.
Referencias
Mitton J., Hughes D., Dinwiddie R., Johnson P. & Jackson T. (2017). El Libro de la Astronomía. DK: Gran Bretaña.Fotos: Fotolia - Marek Klimek / Adwo
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