Significado de tsunami Definición, clasificación y características
Definición formal
Un tsunami es un suceso provocado a partir del movimiento desmedido de las aguas del océano, como producto principalmente de terremotos que afectan la superficie.
Uno de los principales focos está en el océano Pacífico, a partir del denominado Cinturón de Fuego, dada su inestabilidad a nivel sísmico y volcánico. Es responsable de algunas de las mayores catástrofes naturales de la historia.
El primer registro de un tsunami nos traslada a Siria, 2000 a.C., y una segunda referencia en el océano Atlántico esta documentada entre 218 a.C. y 210 a.C. según los trabajos de la Universidad de Huelva, España. El mayor tsunami, por su parte, fue registrado en Alaska en marzo de 1964, acompañando un terremoto de una escala de 9.2, generando olas de hasta 67 metros de altura; 139 personas fallecieron. Tiene su origen etimológico en el japonés, combinando los vocablos tsu, en referencia al puerto, y nami, que se traduce como la ola propia de este fenómeno.
Clasificación, señales de alerta y formas de medición
Los tsunamis pueden ser de dos tipos: locales y lejanos.
– Los locales son aquellos que se producen cerca de las costas por la acción de un terremoto (por ejemplo, la costa occidental mexicana es un territorio proclive a este fenómeno).
– Los lejanos son los que tienen su origen a muchos kilómetros de las costas (el tsunami que se inició en Japón en marzo de 2011 tardó 10 horas en llegar al territorio mexicano).
Otra forma de clasificación se basa en dos variables: la intensidad y la distancia que recorren.
En cuanto a su intensidad, hay seis grados (los de grado 1 y 2 son muy suaves y a partir del grado 3 ya son perceptibles y provocan daños en la costa). Con respecto a su medición, se usan dos instrumentos: las boyas submarinas y los sismógrafos (ambas tecnologías permiten avisar a la población con unos minutos de antelación).
Antes de la llegada de la gran ola el suelo comienza a temblar con una cierta intensidad (el terremoto es la primera señal de alerta). En segundo lugar, cuando el tsunami se va aproximando a la costa el mar suele alejarse de la playa.
¿Qué se debe hacer frente a un Tsunami?
Cuando la tierra deja de temblar hay que alejarse lo máximo posible de la costa y sin esperar ningún tipo de aviso de las autoridades. Por otra parte, hay que dirigirse a un lugar alejado de la playa y lo más alto posible (si se conocen las rutas de evacuación, es conveniente seguirlas).
Hay que indicar que tras los temblores de tierra transcurren unos minutos hasta que aparece la primera gran ola y, por lo tanto, es necesario actuar con rapidez. Asimismo, no se debe regresar a la costa hasta que se produzca un aviso oficial comunicando el fin del peligro.
Si alguien se encuentra en una pequeña embarcación cerca de la costa y percibe un intenso temblor, es conveniente superar el miedo y dirigirse mar adentro.
En el caso de encontrarse navegando en altamar en un crucero turístico u otra gran embarcación, los riesgos son menores, pero si la embarcación está cerca de la costa el peligro aumenta significativamente.
Características que impresionan
– Las olas pueden alcanzar los 30 metros de altura, lo que equivale a un edificio de siete pisos.
– Si bien el origen de este fenómeno suele estar precedido por un terremoto, en algunos casos su origen tiene relación con una erupción volcánica, con un deslizamiento de las placas tectónicas o incluso con la acción de un meteorito.
– La velocidad de las olas en altamar puede llegar los 1000 kilómetros por hora (su velocidad depende de la profundidad del agua y el proceso de aceleración o desaceleración de las olas). Cuando las olas llegan a la costa su velocidad de desplazamiento es de 15 km/h aproximadamente.
– Los términos maremoto y tsunami se emplean normalmente como sinónimos, pero en sentido estricto no lo son (un maremoto es un terremoto cuyo epicentro se encuentra en el fondo del mar, mientras que un tsunami es una ola gigantesca provocada normalmente por la acción del maremoto).
– Los tsunamis de grado 5 y 6 provocan efectos catastróficos: destruyen las estructuras levantadas por el hombre, provocan inundaciones en la costa, destruyen zonas cultivadas y habitualmente se produce un elevado número de víctimas.
– El agua salada que llega tierra adentro afecta a ríos, pozos, acuíferos y subsuelo. Tal circunstancia afecta muy negativamente a la calidad del suelo y al medio ambiente en general.
Trabajo publicado en: Abr., 2019.
Ilustraciones: Kevin Carden, Zacarias da Mata
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