Definición de Almácigo
Las semillas de los cultivos se pueden depositar en recipientes como paso previo a su cultivo en jardines o huertos. Estos recipientes son conocidos como almácigos. Este vocablo proviene del árabe, concretamente de la palabra almástaka que significa campo sembrado.
La mayoría de estos recipientes que sirven como semilleros presentan una forma de cuadrícula y están hechos de materiales muy diversos, como madera, plástico o cartón. En ellos hay que hacer un pequeño orificio por debajo para que el exceso de agua pueda escurrirse.
Preparativos necesarios
En cada una de las cuadrículas del almácigo se deposita algún tipo de sustrato, que tiene que ser suave para permitir una correcta ventilación y el adecuado drenaje del agua. A continuación, se rellenan las cuadrículas con tierra. Seguidamente, se siembran las semillas y es aconsejable que sean semillas con una certificación. Luego, se humedece el recipiente con un poco de agua para facilitar la germinación. Con este proceso resulta más fácil el posterior crecimiento de las plantas. En ocasiones se cubren las semillas sembradas con pequeñas capas de tierra.
Una vez preparado el almácigo, se coloca un plástico sobre él para generar calor y que las plantas reciban los rayos solares y crezcan adecuadamente. Algunos de estos recipientes pueden permanecer al aire libre.
En cuanto al agua que reciben las plantas, es conveniente utilizar un sistema de riego por aspersión. Después de estos preparativos se espera durante unas semanas dependiendo del tipo de cultivo. Cuando las plantas han crecido ya se pueden trasplantar al huerto o al jardín.
El trasplante del almácigo
Cuando las plantas ya tienen hojas embrionarias es el momento adecuado para que la planta deje de estar protegida por un plástico y se coloque al aire libre durante unos días. A partir de entonces ya es posible romper la estructura del almácigo y colocar la planta en tierra firme. Realizado este proceso hay que compactar la tierra y luego regar la planta en abundancia para que las raíces estén bien hidratadas.
Generalmente se recurre a un almácigo como sistema de plantación cuando se pretende garantizar la germinación de las semillas. Hay que tener en cuenta que la siembra directa en el suelo no siempre es fructífera porque la tierra no ha sido abonada correctamente.
El uso de estos semilleros es aconsejable para quienes empiezan a familiarizarse con el cultivo de plantas y todavía no tienen mucha experiencia. En los últimos años este sistema de siembra se ha popularizado entre los aficionados a los huertos orgánicos caseros.
Fotos: Fotolia – dusk / shmele
Trabajo publicado en: Jul., 2017.
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