Definición de Buscador
Periodista esp. e investigador
1. (Sust.) Sistema basado en algoritmos capaz de realizar criteriosos análisis comparativos para entregar los resultados de una consulta.
2. (Adj.) Que tiene la capacidad de buscar.
Etimología: De buscar, por el celta *boudi-, del indoeuropeo *bhudh-skō, por vencer, ganar, + el sufijo -or.
Cat. gramatical: Sustantivo masc. / Adjetivo.
En sílabas: bus-ca-dor.
Buscador
En informática, un buscador es un sistema que opera indexando archivos y datos en la web para facilitar la búsqueda de los mismos respecto de términos y conceptos relevantes al usuario con sólo ingresar una palabra clave. Al entrar el término, la aplicación devuelve un listado de direcciones Web en las cuales dicha palabra está incluida o mencionada. La utilización de buscadores web se ha convertido en uno de los principales motivos de uso de Internet, facilitando la obtención de información y el trabajo de índole investigativa pero también con fines sociales, recreativos y personales.
Existen distintos tipos de aplicaciones consideradas motores de búsqueda. Existen los buscadores jerárquicos, también llamados arañas o spiders, los directorios, los mixtos de buscador y directorio, los metabuscadores, los buscadores verticales y muchos otros.
El volumen de información que se encuentra en Internet es tan disparatadamente exagerado que, en caso de imprimirlo, no solamente no cabría en la biblioteca más grande del mundo, sino que necesitaríamos tantos edificios para alojar los volúmenes como superficie ocupan varias megalópolis humanas.
Una gran parte de esta información se encuentra accesible abiertamente al público, pero hay que saber adonde ir a buscarla. Para poder encontrarla, disponemos de una herramienta: los buscadores.
Un buscador es un servicio de Internet que indexa, de forma automática, las páginas que componen miles y miles de sitios web de Internet, y nos ofrece su consulta a través de búsquedas por palabras clave.
De hecho, un buscador consta, a grosso modo de tres partes: por un lado, la base de datos que contiene las referencias a las páginas web y documentos de los que tiene constancia el buscador, y que pueden incluso llegar a ser copias enteras de las páginas con sus respectivos elementos, como las imágenes (como en el caso de la caché de Google).
Por otro lado, tenemos un motor encargado de buscar las páginas a clasificar, que es conocido habitualmente como “araña”, ya que su modelo de búsqueda se basa en extender “patas” que siguen los enlaces que salen de las páginas.
Este es el motivo que hace que, cuando creamos una página web, rápidamente la podamos ver clasificada y en los resultados de buscadores como Google, Yahoo! o Bing.
Finalmente, la tercera pata de un buscador consiste en la interfaz de usuario que nos permite realizar las búsquedas. Esta, como elementos esenciales, consta de una caja de texto para introducir la palabra clave o expresión de búsqueda, y un botón para poner en marcha la búsqueda en sí.
Lo que obtenemos una vez introducida la palabra clave o las múltiples palabras clave que nos interesan, es un listado de las páginas en las que constan dichas palabras.
Así pues, y por ejemplo, si estamos interesados en buscar artículos sobre pesca, podemos introducir esta palabra (pesa) tal cual en Google o en Bing entre otros, y pulsar sobre el botón de búsqueda para que nos muestre las páginas de resultados que incluyan dicha palabra.
Todos los buscadores proporcionan la posibilidad de buscar por diversas palabras que pueden constar en la página en desorden respecto a cómo las hemos introducido, o bien buscar por la frase literal, que son las mismas palabras pero en el mismo orden que las hemos introducido. Para ello, deberemos encerrar la frase entre dobles comillas.
Por ejemplo, si queremos encontrar al autor de la frase en latín audaces fortuna iuvat, introduciremos en el buscador:
“audaces fortuna iuvat”
y luego pulsaremos la tecla de retorno o haremos click sobre el botón de búsqueda.
Con el tiempo, algunos buscadores han desarrollado una serie de “trucos” para afinar más las búsquedas.
Este es el caso de Google que nos permite, entre otras cosas, buscar en un sitio web concreto en vez de toda Internet, o bien realizar cálculos o conversiones de unidades (de medición, divisas).
El orden en que se presentan los resultados es decidido por una serie de factores que otorgan una “puntuación” a cada página clasificada.
Cada buscador otorga esta puntuación de una forma distinta según criterios diferentes y, de hecho, el algoritmo que otorga los puntos acostumbra a ser uno de los secretos más bien guardados de las empresas que se encuentran detrás de los buscadores; ¿has oído hablar alguna vez del SEO?
Los algoritmos de búsqueda también han incorporado la inteligencia artificial para afinar los resultados de una búsqueda.
Lo que buscamos, muchas veces depende del contexto lingüístico o cultural en el cual escribimos, o pueden ser palabras con dobles o triples significados dependiendo de varios factores. Conocer las búsquedas que hemos realizado hasta la fecha y comprender estos significados en su contexto ayuda a ofrecer unos resultados más útiles a los internautas, y esto es lo que están intentando los buscadores.
Históricamente, el primer buscador moderno fue Webcrawler, aparecido en 1994.
Hasta ese momento, todos los buscadores consistían en un índice ordenado y estructurado de enlaces a sitios web y páginas, que debíamos recorrer manualmente, descendiendo progresivamente a través de un árbol de categorías y subcategorías.
Lo que el presente ya nos está proporcionando y nos aguarda en el futuro son las búsquedas por voz (es decir, dictarle los términos de búsqueda a la máquina y que esta los “entienda”) y las búsquedas a partir de fotografías en las que el buscador también “comprenda” qué es lo que sale en las imágenes y lo interprete.
Dichas tecnologías ya existen y se pueden aplicar, pero todavía están en una fase en la que necesitan madurar para pasar a un nuevo estadio.
Trabajo publicado en: Ene., 2009.
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