Definición de Depredación

David Alercia
Licenciado en Biología

En todos los ecosistemas del planeta, ya sea terrestre o acuático, la depredación es una de las relaciones intraespecífica fundamentales que asegura la estabilidad y el equilibrio en el ecosistema. Se trata de la interacción más elemental de todas, ya que es la manera en la que los seres vivos heterótrofos (es decir, aquellos que no pueden realizar la fotosíntesis) obtienen su alimento.

Las relaciones de depredación pueden clasificarse también por la modalidad de caza o por el “esfuerzo” que hace el predador para conseguir su alimento. En la depredación activa el depredador persigue, captura y mata a su presa de forma directa, poniendo energía en la búsqueda y en la persecución. Ejemplos típicos y conocidos por todos son los felinos (pumas y yaguaretés en América del Sur, pero incluso los gatos domésticos son depredadores activos, y pueden capturar pequeñas presas como pájaros y roedores).

Otro tipo es la depredación por emboscada, donde el depredador suele camuflarse y esperar a que su presa pase cerca para capturarla de forma sorpresiva. También se da este tipo de depredación si el depredador le tiende una trampa a su presa, para capturarla y matarla sin casi esfuerzo, como son las telarañas.

Existen especies que se alimentan de presas ya muertas, heridas o enfermas. Los buitres africanos y los cóndores de Sudamérica son un buen ejemplo de carroñeros (animales que comen cadáveres). Otros, denominados detritívoros aprovechan los desechos como las heces. En este caso, no hay una relación de depredación, porque el consumo de un cadáver o de materia fecal no afecta directamente a la población fuente del recurso.

Depredación y dinámica de los ecosistemas

La depredación es una de las relaciones que “estructuran” los ecosistemas (las otras son la competencia y el mutualismo). La depredación hace que la energía y los materiales se “muevan” y circulen a lo largo de las cadenas alimentarias y redes tróficas. Sin depredación, no existirían niveles tróficos superiores al de productores, y los animales nunca hubieran podido existir.

También, se establecen controles poblacionales recíprocos en las poblaciones de depredadores con sus presas. Cuando las presas son abundantes, los depredadores se reproducen más y su número aumenta, al haber más depredadores, van a morir más presas, haciendo que su número poblacional disminuya. Esto a su vez reduce el alimento para los depredadores, que entran en declive poblacional.

En ecología, esta dinámica se conoce como ciclos predador-presa y muestra que ambas poblaciones están acopladas y sus números poblacionales oscilan en un ciclo de equilibrio dinámico (en este contexto, equilibrio no significa estable, por eso se dice que es dinámico: las poblaciones oscilan constantemente, pero siempre en una relación de equilibrio, donde la intensidad de la depredación no afecta la supervivencia a largo plazo de la población presa).

Estos controles se debilitan si alguna de las dos especies desaparece, y esto es evidente en las invasiones biológicas, donde un animal es llevado a un área donde no tienen depredadores naturales, como es el caso de los conejos en Australia, donde los conejos se liberaron de su predador natural (el lince europeo). Lo mismo ocurre en la Patagonia, con los castores canadienses, que no tienen depredadores (los osos). Ambas poblaciones proliferaron sin control y están causando graves problemas en los ecosistemas nativos de esos lugares.

Otro ejemplo de la ruptura del equilibrio predador-presa es la situación de los grandes felinos en América del Sur. El puma (Puma concolor) ha disminuido su número poblacional, en algunos lugares hasta casi desaparecer.

Más allá de que estos felinos han sido intensamente cazados por ganaderos para proteger a sus rebaños, se suma el problema de que la presa principal del puma (los camélidos americanos: llamas, alpacas y vicuñas) ha desaparecido en muchas áreas, haciendo que se reduzca también la población de sus depredadores y obligándolos a buscar otro tipo de presas para poder sobrevivir.

La depredación, aunque suene paradójico, fomenta la biodiversidad al mantener equilibrados los ecosistemas.

Situaciones de ecosistemas dañados por la ruptura de los equilibrios predador-presa se cuentan de a cientos, y se dan casi siempre que un ecosistema sufre una alteración muy grande. Este es otro ejemplo del impacto de la humanidad en la biodiversidad.

Depredación y evolución

Como todo en la naturaleza, la relación depredador-presa no es estática y los “términos” de la relación evolucionan a lo largo del tiempo.

En las poblaciones presa, la depredación genera una presión de selección muy fuerte, ya que los individuos de la población presa que escapen de la depredación serán los que se reproduzcan. Esta presión moldea la aparición, por selección natural, de estrategias de huida u ocultamiento del predador, como la velocidad, el camuflaje o el mimetismo.

Evolucionan mejores habilidades de detección del predador (vista, olfato u oído más agudo, por ejemplo, muchos animales que viven en grupos tienen “centinelas” que vigilan mientras los demás se alimentan. Cuando detectan peligro, los centinelas dan la alarma y todo el grupo busca refugio. El rol de centinela o vigilante es por turnos, así todos los del grupo pueden alimentarse seguros). También aparecen estrategias defensivas en las poblaciones de presas (cuerpos grandes, cuernos, corazas, formar grupos numerosos). En general, cualquier rasgo que ayude a la presa a evitar ser cazada, será reforzado por selección natural.

La población de depredadores también está sometida a una presión de selección. En este caso, serán seleccionados aquellos rasgos que ayuden al predador a ser más eficiente en la captura de presas.

Se desarrollan entonces características tales como más velocidad, más fuerza, mejores armas (como dientes o garras más afiladas y grandes), mejores habilidades de detección de presas, venenos o estrategias químicas que debilitan o matan a la presa entre muchas otras cosas.

Las dos poblaciones establecen una dinámica evolutiva conjunta, o coevolución llamada carrera armamentística, descripta formalmente en la hipótesis de la Reina Roja en la que en la población de depredadores evolucionan rasgos para neutralizar las defensas de las presas, lo que induce a la evolución, en la población presa, de rasgos destinados a mejorar las estrategias de huida y defensa.

 
 
 
Por: David Alercia. Licenciado en Biología por la Universidad Nacional de Córdoba, especializado en gestión ambiental, y trabaja en turismo científico.

Trabajo publicado en: Ene., 2024.
Datos para citar en modelo APA: Alercia, D. (enero, 2024). Definición de Depredación. Significado.com. Desde https://significado.com/depredacion/
 

Referencias

Ricklefts, Robert E. (2001). Invitación a la Ecología: La economía de la Naturaleza (4ta ed.). Médica Panamericana, Buenos Aires. Cap. 20 “Predación”.

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