Definición de Educación

Lilén Gomez
Profesora en Filosofía

Educación

Educación y reproducción

Desde el punto de vista de las denominadas teorías de la reproducción cultural —entre cuyos representantes más destacados se encuentran los sociólogos Basil Bernstein (1924-2000) y Pierre Bourdieu (1930-2002)—, el sistema educativo bajo los estados modernos tiene por objetivo poner en marcha una serie de procesos, o bien, una estructura, orientados hacia la transmisión de la cultura, con el fin de su reproducción.

Desde la perspectiva de Bourdieu, en el espacio social existen estructuras objetivas, independientes de las acciones y representaciones subjetivas, que orientan dichas acciones, prácticas e imaginarios de los individuos en la medida en que son internalizadas. Tales estructuras no determinan los pensamientos y elecciones de los miembros de esa sociedad, sino que los constriñen dentro de ciertos límites, independientemente de la voluntad de aquellos. La educación, en este sentido, opera como una estructura —en primera instancia, en el seno de la familia, y, en segundo lugar, en las instituciones educativas— cuyo objetivo es la interiorización de cierto capital cultural y social por parte del individuo en “formación”.

Para ambos autores, el papel de la educación es, entonces, reproducir la cultura, la estructura social y la estructura económica, a través de diferentes estrategias para cada clase social. Por su parte, Bernstein señala que el elemento del lenguaje es decisivo para comprender el modo en que se produce la transmisión cultural, ya que es por medio de éste que los individuos interiorizan el orden social.

Educación popular y pedagogías críticas

Tomando como punto de partida la caracterización de la educación como una institución social orientada a la reproducción, ciertas corrientes pedagógicas críticas se han planteado una inversión de dicho carácter reproductor, comprendiendo a la educación como una herramienta para el cambio y la transformación de las sociedades, signadas por el modo de producción capitalista. Uno de los autores de referencia de este movimiento ha sido el pedagogo brasileño Paulo Freire, fundador de la llamada pedagogía del oprimido. Desde esa perspectiva, el autor ha desarrollado las bases de una pedagogía popular, cuya función no es la de reproducir el orden dado, sino la de criticarlo para reconstruir una sociedad justa.

Si la escuela, hasta entonces, había sido pensada en términos de una estructura cuya finalidad era la reproducción de la ideología dominante, Freire propone una actividad educativa cuyo objetivo es la concienciación respecto de tal situación de opresión. Es decir, la finalidad de la escuela no debe ser la transmisión de valores previamente definidos, en función del interés del capital, sino que el trabajo en el contexto de los procesos educativos debe ser pensado en términos de una construcción de conciencia común, con la participación activa del educando. De esta manera, la educación deja de ser pensada como un proceso de enseñanza lineal y unilateral, en el que existe una asimetría de poder, justificada en la asimetría de saberes, y pasa a comprenderse como una construcción dialógica entre ambas partes, de cuyas diferencias se nutre tanto una como la otra.

Modelos educativos actuales

Actualmente, existen diferentes modelos educativos, dentro de los cuales se encuadran diversas prácticas pedagógicas, que pueden ser clasificados a grandes rasgos de acuerdo con dos tendencias generales.

Por un lado, el modelo tradicionalista pone el foco en la escuela como una institución orientada a la reproducción de un ideal de sociedad, en función del sistema social dado, el cual no se pone en cuestión. La idea predominante, bajo este modelo, es la de una “transmisión” del conocimiento, a través de prácticas pedagógicas en las cuales el rol principal es ocupado por el educador (por ejemplo, clases magistrales, ejercicios de dictado, lecciones donde se evalúa la capacidad memorística del estudiante). Por el otro lado, existen distintos modelos de tradición constructivista, que comprenden el conocimiento no ya como transmisión, sino como una producción que tiene lugar en el proceso de aprendizaje. En este caso, el foco se ubica sobre el rol del estudiante —teniendo en cuenta sus propios intereses y su contexto—, frente a quien el educador actúa como guía y orientador.

Por: Lilén Gomez. Profesora en Filosofía, Universidad de Buenos Aires, Argentina. Desempeño en el ámbito de la docencia y la investigación, en áreas de la Filosofía Contemporánea.

Art. actualizado: Mayo 2022; sobre el original de octubre, 2008.

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