Significado de estimulación temprana Definición, importancia, y ejemplos
Licenciada en Psicología
Definición formal
La estimulación temprana comprende prácticas realizadas durante la primera etapa de vida de todo ser humano que tienen la misión de trabajar las capacidades físicas y cognitivas, así como el lenguaje y lo afectivo.
La estimulación temprana Trabaja en un espectro especial de la formación, en el que el cerebro está a la espera de actividades que le permitan ejercitarse, identificando dos grupos: aquellos niños que evidencian algún problema, de modo que requiere hacerse foco en un área en particular que puede incluso necesitar un mayor tiempo de acompañamiento, y aquellos que están en crecimiento general.
Por su parte, como un ejemplo contraindicado, se observa y destaca la tentación por la exposición a la televisión, como un supuesto entretenimiento, sin embargo, transforma al pequeño en un agente pasivo, sin exigirle ningún tipo de interacción y quitándole la atención del entorno, cuyo uso y abuso resulta enemigo de los especialistas.
Importancia de la estimulación temprana
El desarrollo de las potencialidades del bebé puede verse favorecido por el ambiente y las experiencias que les son provistas en sus primeros años de vida, que le permitirán desplegar su autonomía, una autoestima fuerte, habilidades interpersonales, capacidad de disfrute, eficacia en la comunicación, destrezas cognitivas y motoras.
La información, oportuna y profesional, abre el camino a las acciones pertinentes a la edad del pequeño, para acompañar su crecimiento y estimularlo, siempre a modo de juego, con entusiasmo, respetando sus tiempos, preferencias y particularidades.
En la evolución de cada bebé/niño es única y en ella pequeño influyen factores genéticos, hereditarios, del ambiente físico y social, así como la singularidad, en relación a capacidades, dificultades y deseos.
Áreas de trabajo
Si bien lo más común es que al hablar de estimulación temprana se ponga el foco en las aptitudes motrices (motricidad fina y gruesa), son igualmente importantes otras dimensiones: afectiva, cognoscitiva, social y del lenguaje. Todas ellas son parte del desarrollo integral del ser humano.
Sentarse, gatear, caminar (motricidad gruesa); agarrar la comida con las manos en forma de pinza (motricidad fina); sonreír ante el espejo (dimensión social); calmarse con la voz de una persona que represente seguridad (afectividad); jugar a esconderse a sí mismo o a sus juguetes (área cognoscitiva); balbucear, hacer gestos, señalar, hablar (lenguaje), son ejemplos de algunas señales que los profesionales observan para evaluar un desarrollo sano, considerando la edad del infante, sus condiciones de vida, características psico-físicas, etcétera.
Principios de la estimulación temprana
La estimulación temprana plantea una disposición del ambiente que ayude al desarrollo infantil, con situaciones, ejercicios o juegos de aprendizaje. Por ejemplo, se le presentan al niño objetos con distinta textura, para que los discrimine, manipule, explore de distintas formas, elija el que más le guste, pueda expresar sus emociones al respecto, utilizarlo para un fin, compartirlo, etcétera.
Mientras que el movimiento libre pone el acento en la autonomía del niño, la estimulación temprana se basa en la guía del adulto para fortalecer las potencialidades del bebé/niño.
Pero dichas posturas no son incompatibles, pues cada niño es un mundo y puede que en cierto momento se vea beneficiado del movimiento libre y en otro necesite o se vea favorecido por cierta cuota de estimulación. Son sus cuidadores y los profesionales que los guían los que decidirán la orientación de crianza, apoyos, etcétera.
Niños con necesidades especiales
Algunos bebés o niños adquieren, desarrollan, sufren o nacen con lesiones motoras y sensoriales, otros poseen un alto o bajo riesgo en su desarrollo, que puede ser biológico, social y ambiental o una combinación de ambos.
Cuando los especialistas en salud infantil evalúan alteraciones o retrasos considerables, por ejemplo, a causa de una parálisis cerebral, la estimulación temprana, constante, llevada a cabo por un profesional y con un seguimiento oportuno, se hace fundamental.
Ejemplos de ejercicios de estimulación
Hay tres elementos a tener en cuenta siempre que se quiera promover el progreso de la capacidad del infante, se debe saber cómo es el niño a esa edad, qué observar y cómo estimular.
Para estimular la dimensión afectiva de un bebé de un mes, el amamantamiento o la toma de biberón debe constituirse en una situación placentera, en la que la madre o figura de cuidado se sienta cómoda, sostenga con seguridad y ternura, envuelva a la cría con caricias, miradas de atención, palabras o canciones, expresadas en voz suave.
Con el fin de enriquecer la dimensión social de un bebé de entre cinco y seis meses se puede llevarlo de paseo en su cochecito, en posición sentado, para que de esta manera pueda observar al mundo que lo rodea, personas y animales.
La dimensión cognoscitiva a los nueve o diez meses se puede estimular ofreciendo recipientes y mostrando cómo se pueden poner y sacar objetos más pequeños de su interior.
Un ejercicio divertido para realizar con un niño de once o doce meses es jugar con un globo, pues así se incentiva que camine, se desplace, agache, estire, logra alcanzarlo o moverlo, etcétera, lo que integra su dimensión motora. En cuanto al lenguaje, se pueden señalar y nombrar las partes del cuerpo frente al espejo, para que luego las pueda marcar el pequeño.
Trabajo publicado en: Abr., 2021.