Importancia de la Estética (percepción e influencia de la belleza)
Título de Profesora de Biología
En el mundo del arte muchos son los factores que entran en consideración al hablar de una obra, del mismo modo para la arquitectura, la ingeniería y todas las demás áreas cuando se considera la ejecución de un proyecto, sin embargo, existe una vertiente en común que rinde a la creación humana capaz de atraer todas las miradas, el valor estético con el cual se materializan las ideas, y es que la noción sobre el atractivo de la belleza es un fenómeno generado como rasgo evolutivo, compartido con muchas otras especies, como por ejemplo las aves, los insectos y hasta las propias plantas, demostrando en cada hecho de la naturaleza la importancia que la estética juega a la hora de juzgar a los semejantes, detectar potenciales enemigos y hasta de encontrar pareja.
Propiamente, la estética forma parte de los sentidos de percepción y al encontrarse estrechamente vinculada a las emociones placenteras como parte de sus activadores, no es de extrañar que prevaleciera entre el que hacer humano desde que pueda existir registro de ello, por ende, todas las personas somos influenciables por la estética de las cosas y esto condiciona el modo en el cual se crean todos los productos existentes.
De la belleza a la funcionalidad
Así como el desorden, la suciedad y las cosas poco claras nos causan aversión, el orden, la pulcritud y las formas orgánicamente definidas nos son atractivas y nuestro cerebro no se resiste a su contemplación, imprimiéndonos inconscientemente la necesidad de dedicar más tiempo al placer de disfrutar la belleza.
Sumando este natural acto al resto de las acciones humanas, podemos ver claramente cómo cuanto hacemos está regido por el sentido de la estética, desde el tipo de silla que compramos hasta el hecho de dónde ubicarla en nuestra casa, absolutamente todo obedece al resultado de cómo de bien se puedan ver las cosas, algo que no siempre puede que vaya de la mano con su funcionalidad, de allí que muchas veces terminemos acumulando cosas que en realidad sean completamente inútiles, por el simple hecho de verse bonitas, una condición que está siendo tomada cada vez más en cuenta a la hora de elaborar productos por parte de sus diseñadores y fabricantes, quienes se esmeran cada vez más en brindar la mejor apariencia posible a todos los aspectos clave que permitan posicionar sus productos dentro de un mercado estéticamente cada vez más competitivo.
Jugando a la moda
La manera en la que nos vestimos también está condicionada por la estética. Desde muy pequeños se nos enseña que existe un determinado tipo de prendas según el género biológico y la mayoría sigue esta norma sin cuestionarla, adoptando además un estilo particular, basado en ciertas características estéticamente distintivas de otras y en función de las propias creencias y patrones morales compartidos con la familia, la sociedad o la comunidad de personas a las que se desea pertenecer, lo que torna a la estética en un mecanismo de lenguaje por sí misma.
En este sentido, la estética permitió que la moda se convirtiese en uno de los rubros económicos más relevantes de la humanidad, a la cual termina indicándole qué es lo correcto usar según cada ocasión y temporada, lo que terminó fomentando el consumo constante de productos cada vez más atractivos y en una manera tan masificada que sugiere en muchos casos el sacrificio de la calidad por la inmediatez tanto en la producción como en su descarte.
Entre gustos y colores
Aunque sobren elementos que pretenden educar el sentido de la estética bajo los estándares de una u otra tendencia, siempre el gusto personal termina saliendo a relucir y es la propia persona quien en función de sus propias preferencias, creencias y necesidades la que toma la decisión final del qué y el cómo desea las cosas, esta autenticidad sobre la concepción estética de la gente es lo que permite la existencia de la variedad, de allí que el mercado esté repleto de decenas de versiones de un mismo producto y cada una de ellas pueda ser igualmente exitosa, ya que dependiendo de su forma, color y textura encontrará sin duda a quien complacer, según su afinidad estética.
Otra área creciente que está tomando cada día más ventaja es el de la creación de productos bajo una demanda específica que permite su casi completa personalización, el ejemplo más próspero de ello se encuentra en la confección de souvenirs y en los materiales POP corporativos, los cuales están brindando la oportunidad de dejar a la vista de todos cuáles son los gustos y preferencias que definen una parte importante de la personalidad de quien ha diseñado el producto, con la posibilidad de recibir en contraparte tanto la aceptación como el rechazo de las demás personas sobre su obra y estilo, sirviéndole potencialmente como recurso para el desarrollo de afinidades con otras personas estéticamente compatibles a sus preferencias.
Referencias
Bayer, R. (2014). Historia de la estética. Fondo de cultura económica.
Huisman, D. (2002). La estética (Vol. 75). Editorial Montesinos.
Laddaga, R. (2006). Estética de la emergencia. Buenos Aires: Adriana Hidalgo.
Schaeffer, J. M. (2018). Adiós a la estética (Vol. 153). Antonio Machado Libros.
Trabajo publicado en: Jun., 2023.
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