Importancia de Fundamentar una Respuesta
Si alguien nos pregunta el motivo por el cual pensamos de una determinada manera, es conveniente que nuestra respuesta tenga un fundamento sólido. De lo contrario nuestra opinión tendrá un escaso valor.
La fundamentación de nuestras opiniones o ideas no debería basarse en valoraciones subjetivas, emociones personales o respuestas simples del tipo «las cosas son como son».
Si todo fenómeno tiene una explicación, es lógico que nuestras ideas o valoraciones tengan igualmente una explicación.
Se podría afirmar que una respuesta sin fundamento implica aceptar que la verdad y la mentira tienen el mismo valor. En otras palabras, si alguien busca la verdad sobre un asunto, es necesario que no se conforme con cualquier respuesta que le pueda parecer atractiva en algún sentido.
La justificación desde uno se posiciona
Imaginemos a un árbitro de fútbol que no conoce bien el reglamento de este deporte. Las decisiones que adopte durante un partido muy probablemente van a ser equivocadas. Lo mismo sucedería con un juez que ignora las leyes o un médico que desconoce algún aspecto fundamental de una enfermedad.
Estos simples ejemplos hipotéticos nos recuerdan que cualquier decisión o respuesta debe basarse en un marco teórico determinado (un reglamento, un código, un tratado científico o cualquier otro modelo teórico de referencia).
El porqué de las cosas
Un niño de tres años todavía no ha desarrollado su intelecto y, en consecuencia, su interpretación de la realidad tiene un componente emocional y mágico. Algo similar ocurría hace miles de años, cuando los seres humanos desconocían las leyes de la naturaleza y explicaban los fenómenos atmosféricos afirmando que los dioses eran los creadores de los truenos, las sequías o las inundaciones.
Este tipo de respuestas eran claramente insuficientes y fue necesario crear otro tipo de argumentos basados en la observación empírica de los hechos y la racionalidad.
A partir de estos dos ingredientes, los humanos fuimos creando un pensamiento científico con el que ya era posible explicar parcialmente el porqué de las cosas.
Nuestras respuestas estarán fundamentadas si somos capaces de responder a una serie de interrogantes. Supongamos que un alumno hace la siguiente pregunta: ¿qué es este edificio? El profesor que ofrezca una explicación tiene que dar una respuesta a partir de unos interrogantes. Así, tendrá que afirmar quién construyó el edificio, cómo lo hizo, cuándo y con qué finalidad. Las respuestas que aporte a cada uno de estos interrogantes conforman una fundamentación explicativa válida.
Uno de los primeros criterios de fundamentación racional fue el modelo de las cuatro causas de Aristóteles. Este modelo consiste en saber el porqué de las cosas conociendo cuáles fueron sus causas: de qué está hecho algo, qué forma tiene, quién lo hizo y para qué lo hizo.
Imágenes. Fotolia. Lisaalisa_ill – NataliyaF
Trabajo publicado en: Sep., 2017.
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