Definición de Imperio Persa

El Imperio Persa ha sido uno de los más grandes de la historia, logrando ocupar un extenso territorio que incluía a los actuales territorios de Iran, Irak, parte de Egipto, Turquía, Pakistán, Afganistán, Armenia, Turkmenistán, Yemen, Omán, Siria, Jordán, el Líbano y otros. Además, su poderío se mantuvo por siglos gracias a ser una de las potencias militares y políticas de la Antigüedad.

Los persas son originalmente indoeuropeos y se estima que su asentamiento en la actual zona de Medio Oriente comenzó alrededor del 2000 antes de Cristo, momento en el cual se sucedieron numerosas invasiones y desplazamientos indoeuropeos por la región. Los persas se instalaron en el territorio que hoy pertenece a Irán y que sería conocido en ese entonces como Persia (de ahí que los iraníes se consideren a sí mismos persas). El asentamiento persa crecería con el tiempo y lo que hoy conocemos como gran Imperio Persa sería una impresionante obra militar que comenzaría con la dinastía persa aqueménida (que reinaría entre el 705 y el 675 a.C.) y que alcanzaría su máxima expresión y relevancia con el emperador Ciro el Grande (entre los años 559 y 530 a.C.). Otros emperadores de gran importancia serían Darío y su hijo Xerxes.

El Imperio Persa se caracterizó por estar altamente centralizado y por recaer casi de manera exclusiva sobre la persona del emperador, quien concentraba la totalidad del poder. El territorio del imperio se organizaba en satrapías que eran especie de provincias con un mínimo grado de autonomía ya que siempre debían responder al poder central. Obviamente, el poder militar era uno de los fuertes del Imperio Persa y a través del uso de ese poder la civilización persa pudo conquistar a numerosas sociedades de la región y asimilarlas a su imperio de manera inmediata. Una de las capitales más importantes del imperio fue la hermosa ciudad de Persépolis.

Independientemente de sus logros y de su relevancia político-militar, el Imperio Persa también supon imponerse culturalmente en la región de Medio Oriente. Su religión (en adoración al dios Zoroastro) suponía el respeto por valores tales como la verdad y la justicia, al mismo tiempo que la honestidad y la integridad de sus gobernantes eran los que le permitían seguir manteniéndose en el poder. Los persas llevaban a cabo numerosas y abundantes festividades en honor a los dioses persas y entre sus costumbres más importantes encontramos aquella de la poligamia, que permitía a un hombre estar casado con muchas mujeres al mismo tiempo. Finalmente, en el arte, los persas se caracterizaron por la realización de construcciones monumentales que eran decoradas por impresionantes y vivas esculturas de animales mitológicos con cabeza de seres humanos y alados.