Definición de Músculo
Licenciado en Biología
Un músculo es un órgano compuesto por tejido contráctil que permite el movimiento de los seres vivos, constituido por células especializadas que pueden contraerse en respuesta a estímulos, y está rodeado por una membrana de tejido conectivo que organiza sus fibras. Trabaja junto al sistema óseo para mover el cuerpo y llevar a cabo acciones físicas de diversa índole.
Todos los animales son capaces de moverse en respuesta a estímulos externos o internos. Los movimientos están a cargo de un sistema complejo formado por el sistema óseo y el sistema muscular, que trabajan juntos y forman el denominado sistema osteoartromuscular. Este sistema permite que nuestro cuerpo se mueva, se mantenga erguido y realice todas las acciones físicas cotidianas. Los músculos se encuentran en todos los animales.
Aunque el sistema muscular que describimos aquí es el de los vertebrados, todos los animales tienen capacidad muscular, con células contráctiles que funcionan de una forma muy parecida a las de los vertebrados. El sistema muscular está formado por órganos capaces de contraerse denominados músculos. El principal tejido dentro de los músculos es el tejido muscular, el tejido contráctil propiamente dicho. Los paquetes de tejido muscular están rodeados por una membrana de tejido conectivo.
El tejido muscular
Las células musculares son células alargadas, y que se unen por sus extremos con las células contiguas. Así, las células forman una “fibra”. Miles de fibras están empaquetadas dentro de cada músculo, rodeadas y protegidas por una membrana de tejido conectivo.
La forma lineal de las fibras les permite ejercer una fuerza dirigida; las fibras no se contraen en cualquier sentido, sino que se acortan cuando se contraen y se alargan cuando se relajan. El acortamiento de la fibra tira de la fibra contigua, que también se contrae y se acorta. En un músculo, miles de fibras ejerciendo fuerza en el mismo sentido logran generar movimientos.
A nivel microscópico, dentro de las células musculares, hay hebras de dos proteínas contráctiles, llamadas actina y miosina, que interactúan entre sí para permitir la contracción muscular.
Los músculos, a su vez, están conectados a los huesos mediante tendones. Los tendones son como cuerdas fuertes que se fijan a los extremos de los músculos y se unen al hueso, permitiendo que la fuerza generada por la contracción muscular se transmita a los huesos, lo que permite el movimiento de las articulaciones.
Funciones de los músculos
La función principal de los músculos es permitir el movimiento de nuestro cuerpo. Cuando queremos caminar, hablar, correr o realizar cualquier actividad física, nuestros músculos trabajan en conjunto para generar el movimiento necesario. Existen músculos que no mueven huesos, sino que generan los movimientos necesarios de los órganos internos, por ejemplo, los movimientos del sistema digestivo que son necesarios para la digestión de los alimentos.
El corazón es un músculo, cuya función es generar un movimiento rítmico de bombeo para mantener la sangre fluyendo por el sistema circulatorio.
Además de su papel en el movimiento, los músculos también desempeñan otras funciones importantes:
Los músculos posturales trabajan en conjunto para mantener la postura adecuada, realizando los ajustes necesarios para mantener el cuerpo erguido en todo momento. Además, los músculos posturales evitar que la columna realice giros y movimientos bruscos que podrían dañarla.
Los músculos estabilizan las articulaciones y el esqueleto y evitan que las articulaciones se muevan más allá de sus límites naturales, o que los huesos se salgan de lugar, lo que ayuda a prevenir lesiones.
La contracción muscular produce calor, lo que es esencial para mantener la temperatura corporal adecuada. Los músculos tienen una importante función en el control de la temperatura corporal. De hecho, cuando hace frío, una reacción involuntaria para generar calor es tiritar. Al tiritar, los músculos se contraen rápidamente, lo que genera calor.
Los músculos almacenan glucógeno, un carbohidrato que sirve como reserva de glucosa que el cuerpo utiliza para obtener energía cuando el aporte de glucosa de la dieta es insuficiente o cuando se realiza un esfuerzo intenso y prolongado.
Tipos de músculos
Existen tres tipos principales de músculos, cada uno con características y funciones únicas.
El músculo esquelético o estriado es el tipo de músculo que se encuentra unido a los huesos y es responsable de los movimientos voluntarios, es decir, aquellos que podemos controlar conscientemente. Por ejemplo, cuando levantamos el brazo para saludar, estamos utilizando los músculos esqueléticos.
Estos músculos tienen una apariencia estriada cuando se observan bajo un microscopio debido a la disposición de las proteínas actina y miosina. El control de estos músculos está a cargo del sistema nervioso central, que envía señales desde el cerebro o la médula espinal para activar y coordinar su contracción. Las órdenes del sistema nervioso central viajan a los músculos esqueléticos por el sistema nervioso periférico somático.
Los músculos lisos se encuentran en las paredes de los órganos internos, como el estómago, los intestinos, los vasos sanguíneos y el útero.
A diferencia de los músculos esqueléticos, estos músculos no están bajo control consciente y, por lo tanto, realizan movimientos involuntarios. El control de los músculos lisos está regulado por el sistema nervioso central a través del sistema nervioso periférico autónomo, que opera de manera automática e involuntaria.
El músculo cardíaco es el que se encuentra en el corazón. Al igual que los músculos lisos, el músculo cardíaco es involuntario y está controlado por el sistema nervioso autónomo. Sin embargo, a diferencia de los músculos lisos, que necesitan una “orden” del sistema nervioso para contraerse, el músculo cardíaco es autónomo y tiene su propia red que genera estímulos eléctricos y puede autoactivarse. En otras palabras, el corazón puede latir sin la intervención inicial del sistema nervioso.
Sin embargo, aunque el corazón puede latir por sí mismo, el sistema nervioso puede cambiar la velocidad y la fuerza del latido en ciertas circunstancias, como durante la respuesta de estrés o en el ejercicio físico intenso.
Art. actualizado: Sep. 2024; sobre el original de abril, 2009.
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