Definición de Neurotransmisor
Título de Profesora de Biología
1. Compuesto secretado por las neuronas que se une a receptores específicos en las células diana en un proceso que asegura la transmisión de información entre las dos células a través de señales químicas que, al llegar al destino (neuronas o músculos) desencadenan una acción. Después ejecutar su misión, el cuerpo descompone o recicla el neurotransmisor.
Etimología: Constituido a partir del griego νευρο- (neuro-), de νεῦρον (neûron), por ‘nervio’;+ transmisor, por las formas del latín transmissor, transmissōris, respecto del verbo transmittĕre, de transmitir, configurado por el prefijo trans-, en cuanto idea de ‘llevar hacia’, ‘para’, ‘sobre’, y el verbo mittĕre, por ‘meter’, ‘enviar’, ‘poner’.
Cat. gramatical: Sustantivo masc.
En sílabas: neu-ro-trans-mi-sor.
Neurotransmisor
El neurotransmisor, también conocido como neuromediador, es una sustancia química cuya principal función es la transmisión de información de una neurona a otra atravesando aquel espacio denominado como sináptico que separa dos neuronas consecutivas. De todas maneras, la información que transmite el neurotransmisor también puede llevarse a otras células como ser las musculares o glandulares; se trata de una pieza clave a la hora de la transmisión de los estímulos nerviosos. El neurotransmisor comienza a actuar liberándose en la extremidad de una neurona, mientras se desarrolla la propagación del influjo nervioso, fijándose en los puntos precisos de la membrana de la neurona siguiente.
Al neurotransmisor, además, se lo puede considerar como una biomolécula, sintetizada en la mayoría de los casos por las neuronas y que como dijimos más arriba, a partir de vesículas existentes en la neurona pre sináptica se liberarán a través del espacio sináptico, determinando finalmente un cambio sustancial en el potencial de acción de la neurona post sináptica. Como consecuencia de esta situación, los neurotransmisores resultan ser las sustancias más importantes de la sinapsis. El efecto del neurotransmisor puede ser de excitación, si despolariza la membrana, o en su defecto inhibitorio, si la repolariza. Los mismos se clasifican de acuerdo al tamaño, neurotransmisores de pequeño tamaño (aminoácidos) y neuropéptidos, compuestos por más de 3 aminoácidos (vasopresina).
En los neurotransmisores es preciso señalar la existencia de estos propiamente dichos y, por otro lado, de los neuromoduladores. La aclaración bien vale porque estos últimos actúan de manera muy similar a los neurotransmisores, aunque se diferenciarán de estos porque su acción no se encuentra limitada al espacio sináptico sino que se difunden a través del fluido extraneuronal, interviniendo de manera directa en las consecuencias post-sinápticas del proceso de neurotransmisión. Entre estos se destacan: radicales libres, luteinizante, amicocidérgicos, peptidérgicos, adrenérgicos y colinérgicos.
Reguladores del cuerpo
El funcionamiento cerebral está basado en una química compleja de sustancias que van y vienen de neurona en neurona, activando y desactivando funciones permanentemente; aún cuando estamos durmiendo y pese a que pensemos que no estamos pensando en nada, nuestro cerebro se mantiene en su frenética actividad de neurotransmisión, gracias posiblemente cientos de sustancias que cumplen cada una con una serie de propósitos específicos.
La cifra de neurotransmisores se mantiene en crecimiento a medida que los estudios neurocientíficos avanzan, teniéndose en claro el comportamiento de apenas una veintena de ellos y descubriéndose con sorpresa cómo las sustancias químicas externas a las que podemos estar expuestos, tienen en algunos casos la capacidad de intervenir sobre sus acciones, tal y como ocurre con los opiáceos, los opioides y los canabinoides, obtenidos tanto de manera farmacéuticamente controlada, como adictivamente desinhibida.
Todas las funciones metabólicas y, por ende, reguladoras del cuerpo son estrictamente dependientes de las acciones de los neurotransmisores, como por ejemplo la acetilcolina y la noradrenalina, que influyen sobre el sistema nervioso autónomo, controlando el funcionamiento de:
1) el ritmo cardíaco, manteniendo de forma independiente a los procesos conscientes la constancia en latido y frecuencia, regulando también las variaciones necesarias según la demanda de consumo de oxígeno, dependiendo de la actividad física;
2) la presión arterial, controlando los niveles de tensión requeridos para la optimización del flujo sanguíneo hacia todas partes del cuerpo;
3) la digestión, permitiendo la disponibilidad de los recursos necesarios para la máxima obtención de nutrientes posible a través de los alimentos;
4) la respiración, garantizando la constancia en el intercambio de gases por la acción pulmonar y con ello la obtención del oxígeno indispensable para la producción de la energía metabólica que sustenta la vida.
Control del humor, el amor y otras emociones
Como es de suponer, todas las acciones que rigen el pensamiento y el comportamiento también dependen de la operatividad de los neurotransmisores, siendo las emociones las principales afectadas por la alteración de la normal disponibilidad de una neuroquímica principalmente conducida por:
1) la serotonina, que además de influir sobre las funciones del sueño, el apetito, la cognición, la memoria y el control del dolor, también se la conoce por ayudarnos a experimentar la vida con felicidad mediante el bienestar emocional que nos produce, mientras que su deficiencia está vinculada a los estados depresivos y la ansiedad;
2) la dopamina, controladora del placer y la motivación, a partir de los mecanismos de recompensa y satisfacción que nos seducen, participando de diversas maneras en las sensaciones de felicidad y tristeza que podamos sentir en todas sus distintas escalas;
3) la noradrenalina, también conocida como norepinefrina, conducente del control sobre las situaciones de estrés ayudándonos a mantenernos alertas en las situaciones de riesgo y a recuperar la calma en cuanto ya no es necesario, sin embargo, su déficit también está vinculado a la apatía y la fatiga.
Ejemplos del funcionamiento y los efectos cognitivos
Por supuesto que semejantes responsabilidades psicoemocionales también se encuentran directamente relacionadas con la regulación de todas las demás actividades corporales y funciones de la mente, de manera que, la alteración del funcionamiento de un neurotransmisor puede derivar en la alteración de diversos patrones funcionales en todo el organismo, del mismo modo, distintos neurotransmisores se conjugan entre sí para la coordinación armoniosa de las funciones orgánicas.
Ejemplos básicos de esta multiplicidad funcional son fácilmente evidenciables a través del comportamiento de neurotransmisores como:
4) el GABA, abreviación de ácido gamma-aminobutírico, que al igual que los anteriores, también interviene en la regulación de los niveles de ansiedad y estrés, mediando con la tensión emocional y física de los momentos difíciles, y que a su vez esta responsabilidad le delega funciones en el control de los patrones de sueño y la excitabilidad neuronal, lo que influye de manera directa sobre las capacidades cognitivas de la mente;
5) el glutamato, como mayor responsable de la plasticidad sináptica y los procesos de aprendizaje y memoria, pero que también asume su buena cuota de culpas cuando estamos deprimidos o ansiosos;
6) las endorfinas, quienes además de fungir como neurotransmisores, tienen la dual disposición hormonal de enamorarnos, normalmente de la persona equivocada, ya que ayudan a modular la percepción del dolor, es decir, hacen que nos guste algo a pesar de que nos duela, por ende, nos guían a lo largo de todo nuestro desenvolvimiento social.
Además de estas funciones básicas, también se encuentran neurotransmisores destinados al control de las demás acciones físicas del cuerpo, como la acetilcolina que activa la contracción muscular y la glicina que, por el contrario, la inhibe, demostrando la fundamental sinergia existente entre todas estas sustancias que se encargan de la comunicación neuronal, la existencia y orientación de los estados de ánimo y el humor, el control motor de cada parte del cuerpo, el desarrollo y aprovechamiento de nuestras capacidades cognitivas y la regulación de los patrones de sueño y vigilia que nos permiten hacernos adaptables a casi cualquier evento y circunstancia externa.
Art. actualizado: Abril 2024; sobre el original de julio, 2010.
Referencias
Bekinschtein, P. A. (2017). Neuronas, circuitos neuronales, neurotransmisores y otros neuros. El Gato y La Caja.Goleman, D. (2015). El cerebro y la inteligencia emocional: nuevos descubrimientos. B de Books.
Huertas, R. (2021). Críticas y alternativas en psiquiatría. Los libros de la Catarata.
Ibarrola, B. (2014). Aprendizaje emocionante: neurociencia para el aula (Vol. 5). Ediciones SM España.
Needham, J. (2016). La química de la vida. Fondo de Cultura Económica.
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