Definición de Petulancia
Las cualidades y defectos de los humanos existen de manera proporcional. Y a cada virtud le corresponde lo contrario. Una de las actitudes negativas es la petulancia. Por ella se entiende el comportamiento arrogante y vanidoso. El que practica la petulancia es un petulante, y este adjetivo se utiliza como un término despectivo.
La petulancia es una conducta exagerada, pues quien la realiza se muestra a los demás con una imagen de superioridad. El petulante es un individuo que no genera simpatía, ya que su manera de desenvolverse es altiva y poco cercana.
La petulancia expresa una conducta desproporcionada porque un exceso de autoestima y vanidad provoca rechazo en las otras personas.
El comportamiento del petulante indica que la propia autoestima es demasiado elevada, como si quisiera reafirmarse ante los demás con una aparente seguridad en sus propias capacidades. El mensaje que el petulante trasmite a su interlocutor es contrario a la empatía y provoca desagrado.
En la petulancia hay un mecanismo de descontrol de la valía individual. Es deseable querernos y valorarnos, pero si este sentimiento no se controla adecuadamente, aparece la petulancia.
Cuando imaginamos a una persona con esta peculiaridad pensamos en alguien muy refinado, que utiliza el lenguaje de manera pedante, que tiene gestos altivos e intenta mantener una situación de dominio y poder sobre los otros. Al petulante le gusta demostrar su erudición y sus costumbres sibaritas. Es un elitista que desprecia la supuesta vulgaridad de los otros. Es alguien que busca el aplauso y el reconocimiento ajeno. Esta imagen aparece en el cine y la literatura en personajes antipáticos, normalmente de una clase social elevada, con algún tipo de privilegios que le hacen pensar que está justificada su actitud.
Los psicólogos y profesionales del comportamiento atribuyen al petulante una baja autoestima, ya que necesitan compensar su escaso aprecio hacia ellos mismos a través de gestos y palabras de un notable autorreconocimiento.
La realización personal se estudia en el marco de la motivación. Hay una teoría ( denominada la pirámide de Maslow ) que afirma que los individuos satisfacen sus necesidades de manera piramidal. Inicialmente tendemos a cubrír las necesidades básicas y paulatinamente vamos logrando satisfacer necesidades secundarias hasta alcanzar la cúspide: la autorrealización. Es un mecanismo aplicable a cualquier ser humano. Si el objetivo final es el bienestar interior porque ya existe un nivel razonable de necesidades materiales y físicas, en el caso de la petulancia se evidencia una incorrecta valoración de la autoestima.
Trabajo publicado en: Jun., 2014.
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