Definición de Pleonasmos
Cuando nos comunicamos cometemos errores diversos, los cuales son conocidos como vicios del lenguaje. Uno de ellos es el pleonasmo, que consiste en emplear palabras de manera innecesaria para comunicar una idea. Este fenómeno también es conocido como redundancia.
Algunos ejemplos ilustrativos son los siguientes: «subir arriba», «hemorragia de sangre», «bajar abajo», «lo vi con mis propios ojos» o «entrar adentro», «dámelo a mí» o «persona humana».
En todos estos casos hay una palabra que sobra y que no aporta nada al mensaje. Los pleonasmos son muy habituales en el lenguaje cotidiano, pero esto no quiere decir que sean correctos.
Una forma de expresar algo con mayor intensidad
A pesar de que el pleonasmo es una incorrección lingüística evidente, tiene una cierta utilidad, pues con él logramos trasmitir una idea de una manera más expresiva, más adornada o incluso más bella. Así, si digo «¿cómo estáis vosotros?» el pronombre vosotros es innecesario, pero tiene sentido utilizarlo porque de esta manera se resalta la fuerza del mensaje.
No hay que confundir los pleonasmos con las muletillas
Las muletillas, también conocidas como latiguillos o coletillas, son palabras o sonidos que decimos de manera totalmente involuntaria y que no aportan nada relevante en la comunicación. El uso de muletillas en pequeñas dosis no es problemático, pero cuando se abusa de ellas el mensaje que se trasmite se acaba empobreciendo.
Por otra parte, las muletillas transmiten inseguridad en el hablante, falta de preparación o conocimientos escasos sobre una materia. Entre las muletillas más habituales podemos mencionar las siguientes: acabar las afirmaciones con un eh interrogativo, empezar a decir algo diciendo «lo que te quiero decir» o repetir injustificadamente palabras como bueno, pues, verdad o vale.
Tanto las muletillas como los pleonasmos tienen algo en común, ya que en ambos casos hay un componente repetitivo que distorsiona la comunicación.
Otros vicios del lenguaje
Los pleonasmos y las muletillas no son los únicos vicios del lenguaje. Los barbarismos son errores gramaticales que consisten en pronunciar o escribir incorrectamente las palabras (la palabra fuertísimo es un barbarismo porque debería escribirse fortísimo). El dequeísmo se basa en usar indebidamente la preposición de (la oración «creo de que tienes razón» es incorrecta, pues debería decirse «creo que tienes razón»).
Las anfibologías tienen lugar cuando se expresan ideas que podrían interpretarse en un sentido muy diferente (si afirmo éste es el cerdo de mi amigo«, no se sabe si mi amigo tiene un cerdo o si estoy insultando a mi amigo).
Foto: Fotolia – Dariusz Kopestynski
Trabajo publicado en: Mar., 2018.
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