Definición de Punto de Equilibrio

Este concepto se aplica normalmente en la esfera empresarial y se emplea para indicar que un negocio no avanza ni retrocede. Como su mismo nombre indica, se trata de aquel punto en el que las ventas obtenidas permiten asumir todos sus costes, tanto los fijos como los variables.

Un dato clave para conocer la situación económica de una empresa

El punto de equilibrio en una empresa se basa en la correcta proporción entre las ventas y los costes totales. Si ambos conceptos se igualan hay equilibrio porque la utilidad es igual a cero. En otros términos, no se producen pérdidas ni ganancias. Como es lógico, este tipo de análisis forma parte del estado de resultados en el que se contabilizan una serie de cuestiones, como los costes variables, los costes fijos y el margen de contribución.

El punto de equilibrio es una situación empresarial no deseable, pues en él no hay pérdidas pero tampoco ganancias. De esta manera, se podría decir que dicho punto es la situación mínima a la que debe aspirar una empresa, ya que por debajo de él se producen más pérdidas que beneficios.

El punto de equilibrio permite conocer cuál es el nivel de ventas necesario para hacer frente a los gastos asociados a una empresa. Por este motivo, se entiende que este indicador es una herramienta básica para conocer la solvencia de un negocio y su nivel de rentabilidad.

En el ámbito empresarial, el punto de equilibrio recibe otras posibles denominaciones, como punto muerto o umbral de rentabilidad. Si un vehículo se encuentra en punto muerto, no avanza ni retrocede y esta situación es extrapolable al mundo empresarial.

Una herramienta importante para tomar decisiones

Conocer el punto de equilibrio en relación a una actividad económica es una herramienta con un alto valor estratégico. En este sentido, a partir del dato objetivo en el que se indica el punto muerto de una actividad ya es posible diseñar una estrategia empresarial para buscar la rentabilidad.

El concepto de equilibrio en relación con las personas

En la vida cotidiana empleamos el término equilibrio en muchos sentidos. Así, decimos que un equipo de fútbol está equilibrado cuando su ataque y su defensa presentan una adecuada proporción.

En el ámbito personal, la situación de una persona es equilibrada cuando no presenta un desajuste llamativo (por ejemplo, alguien con mucho dinero pero con mala salud presenta un claro desequilibrio en su vida). De alguna manera, todas las situaciones humanas, tanto individuales como colectivas, se pueden expresar a partir de la idea de equilibrio o desequilibrio.

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